Sexualidad en adolescentes. Riesgo para VIH/SIDA. Problema etico o moral
Autor: Dra. Yadira Salazar Vásquez | Publicado:  11/10/2007 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria , Enfermedades Infecciosas , Sexualidad – Sexología | |
Sexualidad en adolescentes. Riesgo para VIH/SIDA. Problema etico o moral.


Sexualidad en adolescentes, riesgo para VIH/SIDA: ¿Problema ético o moral?

Dra. Yadira Salazar Vásquez. Q.F.B. Juan Constantino Torres.

 

RESUMEN: A nivel mundial la epidemia del SIDA se ha convertido en un problema de salud pública, y cada día se torna más difícil hacer entender a la población en riesgo la gravedad del problema. Si consideramos la epidemia del SIDA no solo como un problema de salud sino como un problema ético, y hacemos énfasis en la práctica de los valores morales que dan formación al individuo como persona, es probable que se pueda incidir en la prevalencia de la enfermedad. Una sexualidad mal entendida, e irresponsable en el desarrollo de la adolescencia, es una causa de riesgo para contagio de VIH/SIDA entre los adolescentes y jóvenes.  

 

 

 “También me atemorizo, confundo y equivoco

- ser humano fallido-

 tratando cada día de escudriñar mi alma

 sostenerme como viendo al Invisible

 conseguir ser más de lo que soy

 y con la cara al viento para alcanzar los sueños anhelados

 escritos entre líneas     diseños tan complejos

 inmersos en la nada del todo y explicar sin decir lo que soy 

 -sabiendo de quién soy  y quien me creó-

para llegar a ser el responsable hombre de mis sueños…”

 

                                       Juan Constantino Torres

                                       

                                                                         

INTRODUCCION

 

La epidemia del VIH/SIDA ha marcado a los jóvenes como la generación del SIDA, pues nunca han conocido un mundo sin SIDA. Las estadísticas confirman que millones de ellos ya han muerto. Pero tanto para los adultos como para los jóvenes, y principalmente para estos últimos, la epidemia parece ser invisible. Ante tal situación debemos comprender que se necesitan estrategias a nivel global que se centren en la juventud.

 

La sexualidad, aunque es parte natural de los procesos de desarrollo en los adolescentes, es a la vez factor importante que hace aumentar el riesgo de contagio de infecciones de transmisión sexual (ITS) y VIH/SIDA. Aunado a esto, la promiscuidad, y la poca utilización de métodos preventivos, así como la falta de una correcta educación sexual, son los puntos clave que hay que atender para fomentar una cultura libre de riesgos para estas infecciones.

 

Notablemente se puede constatar el auge de prácticas irresponsables en la sexualidad de los grupos de adolescentes y adultos jóvenes. Prácticas que quedan al margen de la ética que rige los principios morales de una sociedad en decadencia, a pesar de los grandes avances científicos y tecnológicos que distinguen la era postmoderna.

 

¿Cómo considerar la situación cuando las conductas de riesgo para las infecciones de transmisión sexual y VIH/SIDA en adolescentes dan pauta a la permanencia de la epidemia? ¿Podremos encontrar mejor solución para evitar la incidencia de contagio si se confronta desde la perspectiva de un problema ético y/o moral? ¿En qué ha fallado la ética? ¿Qué nos dicta la moral cuando una sociedad hedonista se ha desviado del fin final que implica una sexualidad responsable?

 

EL RIESGO DE LA SEXUALIDAD                             

 

Significado de la sexualidad

De las principales conductas de riesgo para el contagio de las ITS y el VIH/SIDA son la vida sexual coital, y el uso de drogas intravenosas en adolescentes y jóvenes - y en los no jóvenes también. Una y otra vez, de manera constante, los medios difunden las diferentes campañas de prevención manteniendo la alerta entre la población, a nivel mundial.

 

 De manera enfática, el análisis correspondiente se enfoca desde la perspectiva de una sexualidad irresponsable, como la causante en la incidencia de las ITS y el VIH/SIDA entre adolescentes y jóvenes. Por ello, es importante enseñar a los adolescentes y jóvenes, el correcto significado de la sexualidad. Que los padres tomen la responsabilidad de explicarles a los adolescentes los cambios que conlleva su desarrollo biológico; específicamente, los cambios que comienzan a surgir con respecto a su sexualidad. Hacerles ver que hacerse adulto es, entre otras cosas, un proceso mediante el cual los individuos dicen sí o no a la sexualidad y al amor, de acuerdo a sus convicciones íntimas.

 

Una de las finalidades de la educación en cuanto al desarrollo de las relaciones personales es ayudar a crear una ética personal. Al tener un fundamento ético en su formación los adolescentes pueden entender que la sexualidad no es solamente el ejercicio de los actos sexuales, pero estos también, en sus aspectos positivos, pueden entrañar amor, diversión, identidad o deseo de reproducirse, pero no tienen porque ser todo a la vez. Si esta es  la cuestión, entonces cabe sentido preguntarse: ¿cuál es entonces el valor de las prácticas sexuales?

 

La respuesta a esta pregunta implica algunas consideraciones pertinentes. A saber, el impulso sexual se desarrolló durante el proceso evolutivo como medio de asegurar la reproducción. Por lo tanto el deseo de reproducirse puede dar un significado especial a la sexualidad. Este punto de vista se acomoda más a la forma de ver la reproducción en las sociedades occidentales del pasado inmediato. Pero, actualmente la sexualidad ha alcanzado su propio significado, independientemente del deseo de reproducirse1.

           

La actual perspectiva de la sexualidad (vida sexual coital y no coital) es más bien egoísta y carente de valor (en cuanto a lo que vale y en cuanto a lo moral), no un fin en sí misma -desde el punto de vista constructivista en una relación de pareja- sino un medio para obtener el personal beneficio del placer (hedonismo) reflejado en la propia experiencia (egoísmo) de una satisfacción sexual pasajera.

 

El verdadero significado de la sexualidad se fundamenta, por tanto, en una educación sexual que se basa en argumentos científicos, que expliquen el desarrollo y cambios  biológicos  de la naturaleza humana en adolescentes y jóvenes. Así como, el desarrollo de la propia personalidad que se fundamenta en una moral bien encauzada. Sobre todo esto último, como lo explica Leandro Romero en su documento < Sexualidad y Educación sexual irresponsable >:

 

“ Desde la perspectiva de la promoción del bienestar sexual será mucho más importante educar  aprender a amar, para aprender actitudes, valores y habilidades para la maternidad responsable y eficaz, para ser padre y madre como consecuencia de una opción consciente, para ser padres y madres de mayor calidad, para aprender a ser mejores hombres y mujeres, para aprender a ser mejores parejas, para ser seres felices y realizados a partir de la sexualidad, el afecto, el amor y el erotismo” 2.

 

 

La educación sexual

Primeramente consideremos una definición, entre otras, acerca de Educación Sexual:

 

La Educación Sexual es la parte de la educación general que incorpora los conocimientos bio-psico-sociales de la sexualidad, como parte de la formación integral del educando. Su objetivo básico es lograr la identificación e integración sexual del individuo y capacitarlo para que se cree sus propios valores y actitudes que le permitan realizarse y vivir su sexualidad de una manera sana y positiva, consciente y responsable dentro de su cultura, su época y su sociedad3.

 

Tomando como base la anterior definición, es lamentable darnos cuenta que el significado de la sexualidad se ha tergiversado, en mayor parte, por una ‘educación’ sexual basada en experimentos científicos y fraudulentos, como dicen Chaviano-Llaguno-Castañeda en su documento < El Fraude de Kinsey y sus consecuencias para la sociedad >:

 

“… lo que ha servido como base para los programas de “educación” sexual en las escuelas públicas, tuvo sus raíces en experimentos científicos fraudulentos y depravados, y en actividades inmorales y hasta crueles por parte de los investigadores.

Les sorprenderá saber que el primero de estos "investigadores" fue Alfred C. Kinsey, seguido por sus colaboradores y colegas, Wardell B. Pomeroy, Clyde E. Martin y Paul Gebhard. Sin lugar a dudas, sus investigaciones y estudios moldearon las actitudes y creencias en lo que concierne a la sexualidad humana, y pasaron a formar parte de los actuales programas de "educación" sexual, no sólo en los países "desarrollados", sino también en los del tercer mundo4.”


 

Ante tal realidad no nos queda más que asumir, cada uno de nosotros (individuos, familia, instituciones, estado, sociedad), la tarea que nos corresponde en nuestra responsabilidad en la educación sexual.

 

La responsabilidad primaria en la educación –en los aspectos básicos- para la formación de los individuos que han de llegar a ser los adultos del mañana, es la familia. Es necesario abiertamente conversar sobre temas, que quizás todavía sean tabú. Así como, obtener información actualizada, con fundamento y que pueda ilustrar con realidad la problemática cuando se vive una sexualidad irresponsable5.

 

Las escuelas e instituciones de salud, en base a los lineamientos gubernamentales (estado), deben dar seguimiento en la formación de de valores familiares, de conducta e identidad individual entre los adolescentes y jóvenes. Por último  y de igual importancia, también la sociedad en general debe fomentar una cultura centrada en la promoción de valores y actitudes para una sexualidad responsable, realizante y constructiva6.

 


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