El antimicrobiano más utilizado fue la ceftriaxona seguido de la cefotaxima, la amikacina y el metronidazol. Los resultados confirman una inadecuación de las prescripciones relacionados con el uso de dosis y frecuencias inadecuadas para las diferentes patologías; y errores en la política de elección del medicamento, además de no ajustarse a los regímenes de dosificación.