La Medicina Intensiva en la Era de la Bioetica
Autor: Dra. Odila L. Quirós Viqueira | Publicado:  8/11/2007 | Etica, Bioetica. Etica medica. Etica en Enfermeria , Cuidados Intensivos y Cuidados Criticos | |
La Medicina Intensiva en la Era de la Bioetica.4

Valores del personal de la Salud que labora en las UCI: este personal está sometido a una presión física y psíquica elevada. Tiene que tomar decisiones clínicas rápidas y trascendentes, y en ocasiones establecer juicios sobre los valores de los enfermos que no conoce (calidad de vida, deseos de los enfermos a través de la familia). Por más que el personal considere que se ha inmunizado frente al sufrimiento de los enfermos, esto está lejos de la realidad.

 

Valores de la Sociedad implicados en las UCI: este servicio tiene recursos humanos y técnicos limitados con relación al número de enfermos que podrían beneficiarse más o menos de ellos, lo que obliga a criterios de Justicia a la hora de seleccionarlos. este papel de administrador de recursos ajenos no ha sido fácilmente asumido por el médico que  de acuerdo a los modelos tradicionales de la relación médico - enfermo, ha venido actuando movido solo por su deber de Beneficencia, considerando que esto es un problema ajeno y de competencia de los administrativos.

 

 

Dilemas Éticos en torno al Enfermo Crítico.

 

Ingreso: para que un enfermo sea admitido en las UCI, es porque su estado admite su posible recuperación, el ingreso de un enfermo no indicado posiblemente viole el principio de la No Maleficencia.

 

A este enfermo con una gran minusvalía física y psíquica es el que requiere un trato personal más humano e individualizado, en estas áreas el trato cordial y cálido, tolerante incluso, constituye una característica que debe formar parte del perfil de cualquier profesional que trate con enfermos, en el caso de las UCI, es una obligación de primer nivel.

 

Los enfermos durante su estancia en las UCI, coinciden en señalar la inseguridad derivada de la escasa información recibida sobre su enfermedad, su estado o los procederes que le están siendo aplicados. Que el enfermo parezca desconectado, sedado o con un tubo endotraqueal que no le permita comunicarse, no impide que no esté demandando alguna explicación sobre su proceso y que se le haga participe en el manejo de la misma.

 

Decidir a no reanimar o no instauración de las medidas de soporte vital: en principio todo enfermo ingresado en las UCI es recuperable y con derecho a recibir todos los tratamientos que brinda la medicina actual. Sin embargo en ocasiones la evolución se torna desfavorable y llega un momento en que las posibilidades de alcanzar una recuperación con aceptable calidad de vida se presentan como remotas e improbables. En esta situación las medidas de soporte vital (ventilación, vasodilatadores, métodos depurativos, etc.) se convierten en una forma de retrasar la muerte, en lugar de prolongar la vida.

 

Existen dos posturas entre los profesionales, con frecuencia encontradas: unos defienden que mientras hay vida hay esperanza y se debe retrasar la muerte utilizando todos los recursos a su alcance, otros por el contrario, consideran que aun siendo el bien más preciado, con que contamos, la vida no tiene un valor absoluto y que cuando las expectativas de recuperación son remotas y poco probables, es razonable limitar el esfuerzo terapéutico y decidir no reanimar o no instaurar medidas extraordinarias de soporte vital que en estas ocasiones se comportan como medidas de retrasar la muerte y no de prolongar la vida. Aunque existen argumentos en ambos sentidos, cada día el numero de los alineados en la segunda posición es mayor esgrimiendo argumentos éticos y jurídicos. De todas formas para decidir no reanimar debemos de hacerlo como decisión del colectivo médico y no unipersonal, los familiares más allegados pueden participar con la información detallada y las razones, sin decisiones individuales y en caso de que el enfermo aun conserve su conciencia en situaciones de este tipo “creo que sería cruel más que ético informarlo de esta decisión” (Caballero).

 

La prolongación estéril del sufrimiento sin esperanzas, en una situación de dependencia de medidas artificiales, puede resultar cruel y atentar contra la dignidad de la persona, violando el principio de No Maleficencia. Aunque la mayoría de las veces el enfermo no tiene capacidad suficiente para expresar sus preferencias, se supone que una persona razonable difícilmente desearía que le retrasen su muerte manteniéndola con funciones vitales artificiales, lo cual violaría el Principio de Autonomía.

 

El respeto a la Autonomía: el enfermo en las UCI conserva el derecho a decidir entre diferentes opciones terapéuticas. 

 

Cuando el enfermo no es competente para decidir, el respeto a su autonomía puede ser basado en lo que a términos bioéticos se conoce como decisiones sustitutas. Aunque todas presentan dudas éticas y jurídicas, las más adecuadas en directivas previas del enfermo, o en poderes otorgados a terceros. Ambas son infrecuentes en nuestra cultura por lo que nos tenemos que basar en la opinión de la familia o allegados conocedores de los valores del enfermo.

 

 

La Bioética como parte del perfil del Intensivista

 

El intensivista no puede limitarse a ser un buen fisiopatólogo o un experto en las situaciones críticas y en el hábil manejo de los medios de soporte vital, la bioética clínica ha de formar parte obligada del perfil profesional del intensivista, con tanta o mayor importancia como sus habilidades en el manejo del soporte vital, esto contribuirá, sin dudas a la mejoría de la calidad en la asistencia.

 

 

Derechos de los Pacientes

 

Existen documentos que respaldan a los enfermos en relación con sus derechos. En el año 1973, la Asamblea de Representantes de la Asociación Americana de Hospitales aprobó la declaración de derechos del paciente en la que hace referencia, a los derechos de los enfermos a conocer todo lo relativo a su enfermedad, tratamiento y riesgos potenciales, con el fin de poseer óptima información para tomar decisiones. Trata además, sobre el derecho del paciente a conocer el nombre del médico tratante y al respeto de la confidencialidad sobre toda la información referente a su persona y enfermedad. En el año 1981 se adoptó por la 34 Asamblea Médica Mundial, la Declaración de Lisboa, sobre los derechos del paciente. En esta declaración se enfatiza la libertad del enfermo a escoger su médico, ser adecuadamente informado sobre su tratamiento y poder decidir si lo rechaza o acepta. Se plantean además, los derechos referidos a vivir con dignidad y a recibir o rechazar asistencia espiritual o moral.

 

 

Bibliografía:

 

- "ANALES DE PEDIATRIA”, la dirección es:

   http://db.doyma.es/cgi-bin/wdbcgi.exe/doyma/mrevista.pdf?pident=13040807

- Arch. Argent. Pediatr. 1999,97(6).la dirección es;

   http://www.sap.org.ar/archivos/1999/arch99_6/99_411_415.pdf

- Manejo del Donante de Órganos, J. Álvarez Rodríguez, F. Martín Santos en: Avances de Medicina Intensiva, Edit. Panamericana, S. A. Madrid. España.1999, pp 239-259.

- Cuestiones Éticas en Medicina Crítica, J. Pacin en: Avances de Medicina Intensiva, Edit.   Panamericanas SA. Madrid. España.1999, pp 261-272.

- La Medicina Critica en la Era de la Bioética .J. A. Gómez Rubi. en: Avances de  Medicina Intensiva, Edit Panamericanaza, Madrid España1999, pp 273-281.

- González Pérez Ubicación de la ética, bioética y la ética médica en el campo del conocimiento. Rev. Cubana Salud Pública. V28 n 3 Ciudad de la Habana. sep-dic.2003

- Landa Petralanda V., García García j.4/8/2004- Guías Clinicas2004;4(40). Fisterra

- Hernández Sánchez A. Algunas reflexiones en torno al concepto de valor ético moral. Humanidades Medicas, vol 1, Enero-Abril del 2001.

 


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