Los adolescentes son considerados de alto riesgo para adquirir enfermedades de transmisión sexual (ETS) por los motivos siguientes: desarrollan diversas infecciones a temprana edad; tienen relaciones sexuales sin ningún medio de protección; son biológicamente más susceptibles a la infección; tienen mayor posibilidad de contraer infecciones con curso clínico asintomático; son más reticentes a solicitar consulta médica y finalmente no son sujetos de vigilancia epidemiológica en pareja.