Actualmente contamos con mejores posibilidades de frenar y castigar judicialmente la violencia extrema, pero debemos enriquecer las alternativas de ayuda y transmitir esta idea a las políticas públicas. Es por ello que se hace absolutamente necesaria tanto la sensibilización y formación del personal sanitario para la detección del maltrato infantil como la creación de unidades especializadas para el tratamiento y el seguimiento de éste, así como la colaboración de la ciudadanía en general para perseguir y dar fin a esta gran lacra social que desgraciadamente sigue tan activa hoy día.