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Suicidio infantil y adolescente

Suicidio infantil y adolescente

Objetivos: Dar a conocer que es el suicidio infantil y su etiología, transmitir al personal sanitario el cómo abordar una valoración de adolescente/ niño con intentos suicida así como clasificar que características o patologías van a hacer que un niño/adolescente sea considerado de ingreso hospitalario psiquiátrico.

Suicidio infantil y adolescente

Autores:

Arantza Mojica Blanco – Diplomada Enfermería

Noelia Múrez Mojica – Diplomada Enfermería

María del Pilar Tierra Burguillo – Diplomada Enfermería.

Introducción.

Se entiende como suicidio al acto de matarse uno mismo de forma voluntaria. Al igual que en los adultos, el comportamiento suicida es fruto de la confluencia de multitud de factores, que interrelacionados hacen que evolucione la intención suicida del sujeto. Hay que destacar que en los niños se dan una serie de aspectos peculiares, como pudieran ser creencias mágicas sobre la muerte, creencias que en un adulto serían típicas de una ideación psicótica, y en el niño pueden ser completamente normales.

El suicidio está entre la 10º y la 20º causa de muerte, pero en la época adolescente es la 2º causa de fallecimiento tras los accidentes. El número de suicidios en menores de 15 años es bajo, pero ha sufrido un aumento más o menos constante en los últimos 40 años. Hay unos 4,7/100000 casos de suicidios consumados en adolescentes, y se calculan que las tentativas son 20 veces superiores a los fallecimientos por suicidio.

Atendiendo a la ideación suicida y a las tentativas de suicidio, en líneas generales los estudios arrojan una prevalencia de la ideación suicida que oscila entre el 3,5 y el 53% de los adolescentes.

Etiología.

Los factores que están implicados se pueden agrupar de la siguiente forma:

A) Factores biológicos: Se aprecia una variabilidad de las cifras en función de factores como la edad o el sexo. Al igual que en los adultos los varones son más propensos a consumar el suicidio, y las chicas cometen entre 2 y 3 veces más tentativas.

Tanto las cifras de suicidios consumados como las de tentativas, van en aumento con la edad, siendo el grupo de mayor riesgo los adolescentes.

B) Factores psíquicos: La personalidad del niño es influyente en la posibilidad de cometer un acto suicida. Los niños con sentimientos de culpa y de autodesprecio suelen realizar la tentativa o la amenaza de suicidio a modo de llamada de auxilio dirigida fuera de la familia. Los rasgos de agresividad de la personalidad también son influyentes. Es frecuente que un niño que haya cometido un acto violento, tal vez intente de forma impulsiva autolesionarse por miedo a las

Es destacable que en algunos adolescentes que intentan suicidarse y casi el 50% de los que lo consiguen, tienen ideas de venganza o de hostilidad, dirigidas hacia el exterior o hacia uno mismo. Es común la influencia de las ideas y estados depresivos de niños y adultos en la dinámica del suicidio.

C) Factores sociales: En el ámbito familiar pueden surgir tensiones que favorecen el acto suicida. La disolución del núcleo familiar aumenta el riesgo. La influencia de las personalidades de los padres es indiscutible. La influencia de los malos tratos familiares también es bastante evidente.

Consideraciones acerca de la dinámica del suicidio.

La suicidalidad: es la suma de todas las energías y funciones psíquicas que tienden al acto suicida. El proceso suicida se va gestando poco a poco en el interior del sujeto, desarrollándose en tres fases:

Ideación: El sujeto se plantea el suicidio como una forma de solución de sus problemas.

Periodo de ambivalencia: En este periodo las tendencias de morir luchan contra los deseos de vivir. Esta fase es muy importante para la prevención del suicidio, puesto que en este momento es cuando empieza a comunicárselo a la gente que lo rodea. Hay que tener en cuenta que en las personas muy impulsivas este periodo es muy reducido.

Fase de decisión: En esta fase el sujeto se muestra más tranquilo.

Métodos y lugares: la elección del método y el lugar de realización del acto suicida son de gran importancia, convirtiéndose en dos parámetros a valorar ya que evidencian las intenciones del niño o del adolescente por morir, y estas intenciones varían según el problema que lo ha empujado a esta situación.

Tras valorar, se puede clasificar al suicida en uno de estos tres grupos:

– Los que desean realmente morir.

– Los que dejan la muerte al azar.

– Los que desean ser salvados.

La técnica de suicidio que los jóvenes utilizan con más frecuencia es la ingestión de medicamentos.

El ahorcamiento, las armas de fuego, cortarse las venas, u otros métodos violentos son utilizados con mayor frecuencia por los varones y por los que consuman el suicidio.

La elección del lugar también es significativa, según en dónde y en qué momento sea el intento de suicidio depende la posibilidad (a veces calculada) de ser rescatado.

Valoración del acto suicida en el servicio de urgencias.

  1. A) Anamnesis:

Ha de incluir los datos biográficos, (es importante no olvidar la muerte de familiares cercanos), antecedentes personales y familiares, información sobre los trastornos somáticos o psiquiátricos concomitantes, situación social, acontecimientos vitales estresantes y hábitos tóxicos.

  1. B) Entrevista:

Se ha de disponer del tiempo suficiente, el espacio físico ha de ser mínimamente agradable, confortable amplio y silencioso y ha de asegurar la privacidad. Todo esto ha de tenerse en cuenta para tener una adecuada comunicación con el enfermo.

Los objetivos de la entrevista con un paciente suicida son:

– Establecer una comunicación suficiente.

– Evaluar la ideación, planes o intentos de suicidio.

– Determinar los factores de riesgo de suicidio.

– Establecer el grado de intencionalidad.

– Valorar los recursos internos y externos.

– Elaborar una lista de problemas.

– Hacer una historia clínica lo más completa posible.

– Elaborar un plan de ayuda y control acordado con el paciente.

– Además es conveniente la evaluación diagnóstica psiquiátrica.

Algunas técnicas para la entrevista son:

La interacción con un paciente que ha realizado una tentativa suicida, o que tiene un elevado riesgo de realizarlo, suele estar cargada de tópicos y miedos. Si estas preconcepciones de cómo hablar con el suicida no se eliminan, el paso por la unidad de urgencias puede ser una experiencia totalmente desastrosa para el paciente.

Antes de hablar con el niño, hay que explicarle el propósito de la interacción con el profesional. Cuando se actúa con él hay que evitar ser agresivo o moralizador, y procura mostrarse claro, firme cuando sea necesario y receptivo a las necesidades del paciente.