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La importancia del descanso en el anciano

La importancia del descanso en el anciano

La vida de cualquier persona se desarrolla entre períodos de actividad y períodos de descanso y sueño; con éstos últimos, el cuerpo recupera las energías necesarias para una buena marcha de la salud y de su vida en general.

La importancia del descanso en el anciano

Autores: María del Pilar Tierra Burguillo; María Garrido Piosa; Ossama Nasser Laaoula; Zahira Villa Campos.

El sentido del descanso depende de cada individuo, aunque en los ancianos, supone algo básico para su salud, sobre todo en aquellos que padecen una o varias enfermedades. (Cobo Domingo, 2000).

El diagnóstico y tratamiento del insomnio en el adulto mayor se ha convertido en todo un reto, ya que suele pasar desapercibido o no tratarse. Esto puede ocasionar un empeoramiento de las condiciones médicas y psíquicas del individuo. Los conocimientos sobre los trastornos del sueño son más amplios cada día, sobre todo en el impacto que tienen sobre la calidad y esperanza de vida, la salud mental, la asociación con la enfermedad cardiovascular, neurológica y psiquiátrica. Esta alta prevalencia hace indispensable que el personal sanitario tenga conocimientos sobre la presentación del problema y las consecuencias que tiene sobre los ancianos. (Medina Chávez, et al., 2014).

El insomnio puede presentarse en cualquier grupo de edad, aunque se hace más común a medida que se van aumentando los años. Las estimaciones que se han hecho de su prevalencia varían según los criterios diagnósticos usados, es decir, según las diferentes definiciones de insomnio. (Reyes López, Lemus Carmona, Manterola Cornejo, & Ramírez Bermúdez, 2009).

OBJETIVO

Describir las principales causas del insomnio en el anciano y revisar las distintas medidas preventivas y terapéuticas contra el insomnio en el anciano.

METODOLOGÍA

Desde el punto de vista metodológico, en este trabajo se ha desarrollado  una Búsqueda y Recopilación de la documentación y análisis documental.

Las bases de datos utilizadas han sido: Dialnet, Scielo y Pudmed- Medline. Se han utilizado un total de 4 descriptores: Anciano, Trastornos del Inicio y del Mantenimiento del Sueño, Insomnio y Enfermería Geriátrica.

DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN DEL INSOMNIO

El insomnio se define como la presencia de una o más de las siguientes manifestaciones: dificultad para el inicio del sueño y su mantenimiento, despertar precoz y sueño no reparador o de baja calidad. Una de las principales consecuencias de esta alteración es la sensación de cansancio que siente la persona cuando se levanta.  Por otra parte, la definición empleada requiere que todas estas manifestaciones clínicas  produzcan un impacto importante sobre el desempeño diurno. (Navarro Cabrera, Domínguez Moreno, Morales Esponda, & Guzmán Santos, 2006).

Existen diversas maneras de clasificar el insomnio, aunque las más usadas son en función de su etiología, por el momento de la noche en que se producen y por su duración. (Artiach Geiser, et al., 2010).

  1. En función de su etiología:
  2. Insomnio primario: no tiene un claro factor etiológico que lo identifique o no está asociado a ningún otro cuadro clínico. Puede estar relacionado con algunos rasgos de la personalidad o estilos de afrontamiento.
  3. Insomnio secundario o comórbido: aparece como consecuencia de otro cuadro clínico o de una situación adaptativa.
  4. En función del momento de la noche en que se produce:
  5. Insomnio de conciliación: se produce cuando hay dificultades para iniciar el sueño. Suele ser frecuente en personas jóvenes, ya que puede asociarse al abuso de drogas o algunos trastornos psiquiátricos como la ansiedad.
  6. Insomnio de mantenimiento: se da cuando hay problemas para mantener el sueño, apareciendo numerosas interrupciones y/o períodos de vigilia. Es más común cuando existen problemas psíquicos y médicos ligados al envejecimiento.
  7. Despertar precoz: cuando un individuo se despierta como mínimo dos horas antes de lo habitual.
  • En función de su duración:
  1. Insomnio de tipo transitorio: cuando su duración es inferior a una semana. Es el más frecuente y suele estar asociado a factores estresantes desencadenantes como el estrés o las crisis emocionales. Cuando estos factores desaparecen, el sueño suele volver a la normalidad.
  2. Insomnio de corta duración o agudo: dura de una a cuatro semanas. Se asocia también con factores estresantes, pero más duraderos que en el insomnio de tipo transitorio.
  3. Insomnio crónico: dura cuatro semanas o más y puede estar ocasionado por causas intrínsecas al organismo, como una enfermedad de larga duración, o no tener causa subyacente evidente.

CAUSAS DEL INSOMNIO

El origen de este trastorno puede deberse a numerosas causas como son (Cobo Domingo, 2000):

  1. Causas circadianas y externas: la anormalidad en el ciclo vigilia – sueño puede ocasionar a la larga insomnio. El no llevar unos horarios fijos en el sueño, puede causar una inestabilidad del mismo. También puede ser por una escasa actividad física, ruidos o temperaturas desapacibles, u otras condiciones influyentes.
  2. Causas psicológicas:
  3. Depresión.
  4. La sobreestimulación mental por la ansiedad.
  5. Trastornos esquizofrénicos.
  6. Pensamientos de miedo a no dormir y miedo al cansancio.
  • Consumo de medicamentos y sustancias distorsionadoras:
  1. Algunos productos farmacológicos como: antihipertensivos, diuréticos, algunos anticonvulsionantes, ciertos antiparkinsonianos, antidepresivos tricíclicos y remedios farmacológicos contra el asma.
  2. Sustancias estimulantes como el café, el té o el cacao.
  3. Drogas usuales en los ancianos como el alcohol y el tabaco.
  4. Enfermedades: numerosas patologías pueden provocar trastornos del sueño y provocar episodios de insomnio más o menos frecuentes:
  5. Dolores debido a diferentes enfermedades (artrosis, cáncer, poliartritis, etc.).
  6. Asma: un ataque de asma puede provocar un despertar nocturno.
  7. Las alergias (rinitis, estornudos) pueden despertar y provocar insomnio.
  8. Reflujo gastroesofágico.
  9. Nicturia: incontinencia urinaria en la noche.
  10. Migrañas y cefaleas nerviosas: ronquidos y dolores de cabeza.
  • Insomnio primario: sin causa conocida.

TRATAMIENTO DEL INSOMNIO

El objetivo principal del tratamiento es identificar y corregir la causa que lo provoca y evitar su continuación. Se pueden hacer dos tipos de clasificación para tratarlo: tratamiento farmacológico y tratamiento conductual (Díaz & Pareja, 2008).

  1. Tratamiento conductual: las terapias centradas en la conducta que se recomiendan son:
  2. Tratamientos cognitivos:

– Adiestramiento de la imaginación para que el individuo pueda librarse de pensamientos inquietantes.

– Técnicas para parar pensamientos reiterativos que imposibilitan dormir.

– Utilizar métodos de intención inversa. El paciente debe proponerse no dormir para conseguir el efecto contrario.

– Enseñar al anciano posturas que favorezcan la relajación de los músculos y articulaciones.

  1. Tratamientos dirigidos a las causas psicofisiológicas:

– Acabar con el miedo al insomnio mediante una desensibilización sistemática.

– Prácticas para que el anciano se sugestione, rebajando el ritmo de sus latidos, y así, predisponer al sueño.

– Realizar una relajación pasiva antes de acostarse.

– Relajación progresiva.

– Aprender a regular la respiración (respiración diafragmática).

  1. Tratamiento farmacológico: los ancianos consumen hipnóticos en una proporción superior al resto de la población. Los usuarios de estos productos deben aprender las contraindicaciones y uso de los mismos. Será primordial el papel de Enfermería en tan ardua tarea, ya que desarrollan una rápida tolerancia, necesitando el individuo mayores cantidades del fármaco para los mismos resultados (Cobo Domingo, 2000). Como norma general se recomienda no alargar más de 8 semanas el tratamiento con hipnóticos (Díaz & Pareja, 2008). Las sustancias hipnóticas para tratar el insomnio son las siguientes:
  2. Hipnóticos de primera aparición: a este grupo pertenecen los barbitúricos. Con los años ha disminuido su consumo por su alto riesgo de adicción y sus efectos secundarios sobre el comportamiento y la capacidad de respuesta de las personas (enlentecimiento y estado de profundo sopor).
  3. Hipnóticos de segunda aparición: sustancias del grupo de las benzodiacepinas. Provocan menos efectos secundarios, aunque causan altos grados de dependencia y tolerancia. Son ampliamente usados en la actualidad para las alteraciones del sueño.
  4. Hipnóticos de tercera aparición: productos de procedencia no benzodiacepínica. Sus beneficios se hallan en la disminución de la dependencia y la tolerancia, favoreciendo un mejor sueño. En este grupo se incluyen las ciclopirrolidonas y las imidazopiridinas.
  5. Melatonina: también llamada hormona del crecimiento, participa en la regulación del ciclo sueño-vigilia. Probablemente es útil para mejorar el sueño en pacientes ancianos con niveles bajos de melatonina.