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La mente del embrión, feto y recién nacido

La mente del embrión, feto y recién nacido

La mente del recién nacido era hasta hace pocos años un misterio, pero afortunadamente numerosas investigaciones nos acercan cada vez más a entender qué es lo que pasa por la cabeza de un neonato, así como del bebé que está por nacer.

La mente del embrión, feto y recién nacido

AUTORAS:

  1. Raquel Gómez Ruiz. Matrona Hospital Reina Sofía de Tudela
  2. Virginia Ezquerro Cordón. Matrona Hospital Reina Sofía de Tudela
  3. Beatriz Bonet Pérez. Matrona Hospital Reina Sofía de Tudela
  4. Lydia Salcedo Clemos. Matrona Hospital Reina Sofía de Tudela

INTRODUCCIÓN

Durante siglos la ignorancia ha hecho que nos sintiéramos muy lejos de los recién nacidos al considerarlos incapaces, inhumanos, prehumanos, torpes e insensibles. Esta falsa creencia nos ha llevado a una crianza más difícil y a una primera infancia más desdichada.

Los bebés han alcanzado su mayoría de edad en nuestro siglo. Investigadores tan destacados como Berry Brazelon de Harvard los califica de “talentosos”; Hanus Papousek, pionero alemán de estudios infantiles de “precoces”; Marshall Klaus, famoso pediatra de “sorprendentes” y T.G R. Bower, uno de los investigadores infantiles más innovadores, de “sumamente competentes”.

Todos ellos han contribuido a conocer las capacidades del bebé en épocas cada vez más tempranas de la vida.

La regla fundamental de la psicología evolutiva de que todas las conductas complejas se inician como simples y se van desarrollando gradualmente ha quedado obsoleta, viéndose que hay conductas que ya se inician como complejas.

El recién nacido sabe más de lo que imaginábamos hasta el punto de, tras haber mirado a su madre durante unos minutos después de nacer, poder reconocerla en una exposición de fotos.

Ahora la ciencia confirma que el recién nacido es un ser social capaz de establecer estrechas relaciones, expresarse con energía, mostrar preferencias e influenciar a los demás desde el primer momento. Puede integrar gran cantidad de información procedente de diferentes fuentes y empezar a regularse a sí mismo y ajustarse al entorno.

Atrás quedan los mitos sobre el recién nacido tales como que no es capaz de sentir, que su cerebro es pobre, que no puede pensar, que no es consciente de sí mismo o que no necesita a su madre.

Estudios recientes manifiestan que el recién nacido es capaz de recordar su nacimiento y de recuperar de adulto, en determinadas circunstancias estos recuerdos.

La calidad psicológica del alumbramiento comenzó a verse resentida en el siglo XX por el cambio que supusieron los nacimientos, del hogar al hospital, rompiendo así lo que siempre había sido un acontecimiento familiar y convirtiéndolo en un evento médico. Son muchos los efectos negativos que pueden tener un mal nacimiento sobre el cuerpo y la mente.

TU EXTRAORDINARIO HIJO RECIÉN NACIDO

A través de las numerosas “ventanas” que tanto la Embriología como la Bioquímica y Neurología han abierto se puede observar el cerebro de una forma nueva y comprender numerosos signos de inteligencia antes de nacer. Esto hace que las medres y padres no necesiten esperar para mantener una significativa interrelación con su hijo recién nacido, pudiendo comunicarse con él ya a través del silencioso útero.

La gestación se inicia cuando unas dos semanas después de la menstruación el óvulo es fecundado por el espermatozoide tras el coito. A partir de ahí comienza el proceso por el que la célula fertilizada resultante va dividiéndose una y otra vez en un proceso de transformación y diferenciación hasta producir varios cientos de millares de millones de células en todas las estructuras corporales y órganos del bebé.

Dos meses después de la concepción el bebé reacciona por primera vez al ser acariciado en la mejilla. Pronto aparecerán respuestas al acariciar su zona genital (a las 10 semanas) y sus plantas de los pies (12 semanas).Así, prácticamente todas las partes de su cuerpo responden a un tenue contacto a la semana 17. Entre las semanas 10 y 12 muestra, con giros y agitaciones una gran actividad. Tras esta creativa gimnasia se oculta la prueba de la integración que existe entre el cerebro y el cuerpo.

Desde el punto de vista materno, los signos de vida inteligente comienzan a sentirse entre la semana 16 y 22 con la percepción de pequeñas patadas.

Durante los últimos cincuenta años los expertos dudaron de que las transmisiones nerviosas funcionaran con eficacia en el feto intrauterino y el recién nacido. Creían que nos nervios no mielinizados no podían transmitir mensajes eficazmente.

El descubrimiento de espesos grupos de receptores de neuropéptidos en el tronco del encéfalo hacen suponer que éste forma parte del sistema límbico, parte del cerebro implicada en las emociones y la memoria. Este descubrimiento aporta una nueva base para la existencia de la memoria en el primer trimestre del embarazo.

La alimentación de la madre es fundamental para un correcto desarrollo del cerebro del bebé. La desnutrición perjudica este desarrollo.

Un nuevo conocimiento que ha costado adquirir y que para muchos resulta difícil de aceptar, es que los recién nacidos presentan un funcionamiento de los sentidos igual que los de un adulto.

El sentido del gusto comienza a aparecer en la semana 15 de gestación. Experimentos en recién nacidos afirman que en todos los casos éstos presentan afinidad por el sabor dulce contrario a lo que ocurre con el amargo y el ácido.

Los signos del desarrollo de la audición comienzan a apreciarse en el embrión tan sólo una semana después de la concepción. Hacia la semana 18 ya empiezan a oír y en la 28 las respuestas del feto al sonido son constantes.

El recién nacido tiene una gran capacidad para conocer a sus padres gracias al sentido de la vista. Hace tan sólo dos décadas los pediatras pensaban que la visión del recién nacido era poco más que sensible a la luz. Hoy en día se sabe que el bebé está preparado para usar los ojos al nacer. Su visión, aunque no perfecta, está muy avanzada y es adecuada para sus necesidades inmediatas.

El recién nacido empieza a oler tan pronto como el aire penetra en sus cavidades nasales.

El pensar que el recién nacido tiene un cerebro pobre es uno de los mitos que más le ha perjudicado. .

En la actualidad se sabe que es muy importante hablarle al hijo que llevas en tu seno. Numerosos test han demostrado que los bebés aprenden y tienen memoria. El recién nacido puede recordar música, cuentos y voces que haya escuchado antes de nacer.

Durante los primeros días de vida es muy importante que la madre esté junto al bebé. De este modo él aprenderá a diferenciar, más tempranamente, entre otras cosas, el día y la noche.

Hasta hace poco la idea de que el recién nacido tuviera una habitación para él sólo era considerada como algo positivo. Al fin y al cabo, esto era lo que los hospitales hacían. A nadie se le ocurría pensar que su desarrollo se frenaría por ello. Las mujeres de países primitivos eran compadecidas por tener que llevar a sus bebés siempre encima. Una gran cantidad de investigaciones confirman ahora las ventajas de mantener más contacto físico con el recién nacido. Demuestran que su temperatura corporal se regula mejor si éste mantiene un estrecho contacto con el cuerpo de su madre.

La forma más importante de estimular al recién nacido es teniéndolo junto a la madre nada más nacer, sosteniéndole, abrazándole y amamantándole, rodeándolo de música, color y objetos que pueda ver y tocar, y proporcionándole un entorno normal donde goce de la actividad adulta y de las conversaciones.

El desarrollo físico, emocional y mental del bebé mejorará si percibe más atención y estímulos. Pasar más tiempo con él parece ser una buena inversión.