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Alteraciones fisiológicas según la posición quirúrgica en cirugía general

Alteraciones fisiológicas según la posición quirúrgica en cirugía general

Para la realización de las intervenciones quirúrgicas se precisa de distintas posiciones en la mesa de operaciones. Cada una de ellas necesita unos requisitos como son el conocimiento anatómico y de las consecuencias fisiológicas que producen en relación al estado del paciente.

Alteraciones fisiológicas según la posición quirúrgica en cirugía general

AUTORES

José Jaime Molina Barea, Roció Molina Barea, José María Capitán Vallvey. Complejo hospitalario de Jaén. Servicio Andaluz de Salud

RESUMEN

Estos requisitos deben ser llevados a cabo por todo el personal que participa en el acto quirúrgico como son el anestesista, el cirujano, la Enfermería y el celador. En el presente trabajo se muestran las principales posiciones quirúrgicas en cirugía general así como son las consecuencias fisiológicas del mismo y las posibles complicaciones del mal posicionamiento.

Palabras clave: posiciones quirúrgicas, celador, complicaciones

INTRODUCCIÓN

El posicionamiento del enfermo sobre la mesa de operaciones va a permitir facilitar la técnica quirúrgica así como evitar posibles complicaciones, el celador inicia este proceso y coloca al enfermo en función de la cirugía a realizar, es por tanto que el papel inicial del celador y la Enfermería es importante para evitar lesiones en el paciente.

Por todo ello es preciso que todo el equipo quirúrgico tenga conocimiento anatómico y las consecuencias fisiológicas de cada posición, estar familiarizado con el material que se va a utilizar y relacionar cada posición con el estado general del enfermo, muy influenciado por edad, estatura, peso y antecedentes personales

El posicionamiento se recomienda después de que el enfermo este anestesiado ya que se evitan sensaciones de dolor y rigidez por lo que habrá que tener cuidado con posibles lesiones inadvertidas como fracturas, ulceras por decúbito y lesiones nerviosas. A continuación se describirán los puntos clave para la colocación del enfermo quirúrgico así como las posiciones más frecuentes en cirugía general.

MESA DE OPERACIONES

Se debe tener un conocimiento importante de la mesa de operaciones para tener un correcto posicionamiento del paciente.

La mesa de operaciones de cirugía general se trata de una mesa universal que debe poseer las siguientes características:

– Gran estabilidad.

– Confortable.

– Fácil acceso del cirujano a la zona.

– Limpieza fácil, estanca al agua rociada y resistente a los desinfectantes.

– Transporte fácil.

– Suave en el cambio de posiciones y movimientos.

– Radiotransparente.

– Acolchado autoadhesivo con un recubrimiento de caucho antideslizante conductor de la electricidad, que garantice una derivación a masa de las posibles fugas accidentales.

– Poseer guías de deslizamiento laterales, que nos permitirán la colocación de accesorios.

– Base electrohidráulica que permita movimientos.

A parte de estas características debe regularse la altura y la inclinación así como cada uno de los elementos de la mesa (soportes laterales, perneras, arco de anestesia, almohadillas, etc…) para poder realizar correctamente las diferentes posiciones

POSICIONES MÁS FRECUENTES EN CIRUGIA GENERAL

En cirugía general existen numerosas posiciones quirúrgicas dependiendo de la técnica que se debe realizar, pero en todas se debe buscar la máxima seguridad del enfermo, no presentando lesiones relacionadas con la posición y el abordaje de la zona quirúrgica.

  1. Decúbito Supino:

Es la más utilizada. El paciente se coloca de espalda, la cabeza alineada con el resto del cuerpo, los brazos y manos alineados al lado del cuerpo o sobre un apoyabrazos en un ángulo no mayor de 90 grados con respecto al cuerpo, con abrazaderas de seguridad para evitar la caída del brazo y su consiguiente luxación. Si los brazos van alineados al cuerpo se deben sujetar mediante una sábana colocada bajo el tórax del paciente, pasándola sobre el brazo e introduciéndola bajo la colchoneta. Las extremidades pueden ir sujetas con una banda colocada por sobre las rodillas del paciente, permitiendo la pasada de tres dedos bajo ella. Los pies deben descansar sobre la mesa y no colgando del borde de ella; además, no deben estar cruzados para evitar lesiones del nervio peroneo, que está cerca del tendón de Aquiles.

 El apoyo del paciente sobre la mesa de operaciones de hará en tres puntos:

– Una almohadilla bajo la cabeza que permita la relajación de los músculos Pretiroideos del cuello

-Una almohadilla bajo la zona lumbar para dar mejor apoyo a la espalda y evitar lumbalgias

-Una Almohadilla bajo la rodilla para flexionarla.

Los principales efectos fisiológicos de la misma en el enfermo son:

– Produce una reducción de la ventilación por compresión abdominal sobre el diafragma, acentuado lo que conlleva un riesgo de padecer atelectasia, al poderse cerrar la vía aérea pequeña.

– A nivel circulatorio, sólo se destacarían los efectos de la posición en decúbito supino en enfermos obesos, con ascitis, tumoraciones abdominales o embarazadas. En estos casos, se produciría compresión de la vena cava inferior y consecuente disminución del retorno venoso y gasto cardíaco, apareciendo hipotensión. Esto se podría evitar ladeando la mesa unos 10º hacia la izquierda.

– Cuando la cabeza no se almohadilla adecuadamente y el enfermo se hipotensa, hay riesgo de que sufra dolor, tumefacción y alopecia por la presión en la zona occipital.

– Dolor bajo de espalda al perderse la convexidad lumbar fisiológica tras la relajación de los músculos paraespinales (efecto de la anestesia).

– Riesgo de pie equino y úlcera de talón, en intervenciones largas.

Las precauciones que debe tener el equipo quirúrgico, tanto celador, Enfermería, anestesia y el cirujano son:

– Cuerpo perfectamente alineado, con las piernas paralelas (nunca cruzadas, por riesgo de compresiones).

– Brazo de la venoclisis: apoyado en su suporte correspondiente, pero cuidando que nunca la abducción sea superior a los 90º, por riesgo de lesionar el plexo braquial. El brazo contrario se intentará descansar en otro soporte igual, o en su defecto, sujeto al arco de anestesia perfectamente protegido y vigilando también la abducción.

– Almohadillas bajo la cabeza y la zona lumbar. Si la intervención se prolonga, realizar cambios posturales de la cabeza.

– Protección de talones de la presión sobre la mesa, con una almohadilla.

– Prevención del equino.

– Vendaje compresivo ascendente, para mejorar el retorno venoso, dependiendo de las características del enfermo e intervención.

– Si obesidad, ascitis, tumoración abdominal o embarazo: ladear la mesa unos 10º hacia la izquierda, por ejemplo con una cuña que eliminaría la posible obstrucción, o en todo caso, utilizando el mando automático.

  1. Litotomía o ginecológica

Se utiliza en cirugía perianal y rectal. En ella se sitúa al enfermo en decúbito supino con las extremidades inferiores flexionadas y elevadas, para dejar accesibles al periné y el recto.

Las consecuencias fisiológicas serían:

– Las repercusiones cardiopulmonares serían similares a las citadas para la posición supina. Resaltar el hecho de que se pueda producir hipotensión al descender las piernas del paciente al final de la intervención, debido al relleno sanguíneo de las venas, todo ello se agravaría en caso de hemorragia importante intraoperatoria o enfermedad cardíaca previa.

– Compresión nerviosa periférica (lesión del nervio ciático poplíteo externo, es la compresión principal).

Los cuidados que se debería tener ante este paciente son:

– Colocar las piernas en las perneras a la vez, para evitar luxaciones de la cadera, el enfermo habrá situado previamente la zona glútea en el extremo distal de la mesa, para prevenir tensión en músculos y ligamentos lumbosacros. Adecuado almohadillado de las perneras. Las piernas se fijan con las bandas de sujeción (las perneras se pondrán a la misma altura y en relación con el tamaño de las piernas del paciente).

– El brazo de la venoclisis sobre un soporte y el contrario, bien sobre el arco de anestesia o bien bajo la zona lumbar con la palma de la mano mirando hacia abajo, para prevenir lesiones en la misma.

– Comprobar que la pernera no hace presión sobre el hueco poplíteo ni sobre el nervio ciático poplíteo externo.

– Al terminar la intervención, es importante bajar las dos piernas a la vez y lentamente.