Inicio > Medicina de Urgencias > Detección de problemas sociales desde urgencias. Exposición de un caso

Detección de problemas sociales desde urgencias. Exposición de un caso

Detección de problemas sociales desde urgencias. Exposición de un caso

Teniendo en cuenta que la soledad está relacionada con una serie de factores de riesgo socio-demográficos, psicológicos y con el estado de salud, es importante que los adultos mayores en situación de riesgo sean identificados precozmente. El saber quién está en riesgo de soledad podría conducir a la elaboración de estrategias preventivas por parte del profesional de Enfermería, trabajando conjuntamente con otros profesionales como trabajadores sociales, psiquiatras, médicos de familia, psicólogos, etc.

Detección de problemas sociales desde urgencias. Exposición de un caso

Josefa Martínez Gómez*/ María Mercedes Ruiz Sorroche*/ María Victoria Martínez Miras*

* Universidad de Almería, Diplomada Universitaria en Enfermería

RESUMEN

En la actualidad, los casos de soledad en el envejecimiento se van incrementando debidoa los cambios sociales y culturales y al debilitamiento de los lazos familiares.

Desde una UVI móvil (D1101), de Almería capital, se detectó un caso de aislamiento social con algunas peculiaridades, y fue el que nos impulsó a interesarnos por las actuaciones que se pueden llevar a cabo desde los servicios de urgencias y emergencias ante determinadas situaciones sociales en las que se manifiesten soledad y abandono.

PALABRAS CLAVE: envejecimiento, soledad, aislamiento social, abandono, relaciones familiares

INTRODUCCIÓN

A partir de un caso clínico nos interesamos sobre el aislamiento social, ancianos que se sienten solos y como repercute sobre el sistema sanitario y la sociedad.

La soledad es uno de los grandes problemas de nuestro tiempo. En la actualidad, los cambios sociales y culturales han hecho que las personas establezcamos relaciones interpersonales de una forma distinta. El debilitamiento de los vínculos familiares, la acentuación del individualismo y la fragmentación de los lazos sociales han llevado a que los individuos se encuentren fundamentalmente solos. Actualmente se nota un incremento del aislamiento de los individuos y la percepción subjetiva de la soledad, sobre todo en las grandes ciudades (1).

 Los sentimientos negativos asociados a la falta de relaciones sociales, la baja percepción de uno mismo y respecto a la vida, y la subjetividad de sentirse solo –estando o no acompañado– quedan más invisibilizados y agravados en el contexto de crisis.

 Se pueden distinguir cuatro tipos de soledad, según la escala Este-R de la Universidad de Granada (2009):

 – Soledad familiar: se produce cuando hay una falta de apoyo de la familia o cuando la persona mayor no percibe el apoyo como idóneo. Así pues, puede darse tanto si la persona mayor no tiene familia como si la tiene pero la valoración que de ella hace no le es óptima.

 – Soledad conyugal: se da cuando hay una ausencia de sentimiento de amor en la pareja, ya sea porque la relación no es adecuada, ya sea porque se ha producido la pérdida de la pareja. Este último hecho se convierte en un momento vital de mucha importancia en la etapa final de la vida, debido al impacto emocional que supone y la gran dificultad de vivir con la ausencia del ser querido.

 – Soledad social: se produce cuando hay carencias en las interacciones de las relaciones sociales de la persona mayor. A menudo pueden producirse reacciones de retraimiento por parte de las personas mayores que son consecuencia de sus valoraciones.

Crisis existencial: proviene de un conflicto en la autopercepción de la persona. Cuando la persona mayor piensa o siente que no vale la pena seguir viviendo o que no encuentra el sentido para ello. Se da con frecuencia tras producirse una pérdida importante, bien de autonomía o de salud, o bien la pérdida de un ser querido.

El aislamiento social (AS) en los ancianos se ha convertido en un factor de riesgo ante el desarrollo de enfermedades y discapacidades; al igual es de gran relevancia dicha respuesta humana en el caso de la población emigrante.

El aislamiento social es definido por la NANDA (3) como la soledad experimentada por el individuo y percibida como negativa o amenazadora e impuesta por otros. Se podría asociar a los siguientes factores relacionados (4):

  • Factores que contribuyen a la ausencia de relaciones personales satisfactorias: falta de personas significativas de soporte (familiares, amigos, grupo), recursos personales inadecuados, diferencias culturales con el grupo mayoritario, enviude, emigración procesos degenerativos e invalidante en su propia persona y/o en familiares cercanos (en el caso de ser cuidador primario).
  • Situación económica desfavorecida (pobreza).
  • Alteraciones del aspecto físico o del estado mental. Deficiencias sensoriales, visuales.
  • Conductas socialmente no aceptadas.
  • Traslado a otra cultura (idioma extraño). Valores socialmente no aceptados.
  • Incapacidad para establecer relaciones personales satisfactorias.
  • Enfermedades invalidantes: deterioro de la movilidad, miedo a la exposición de patógenos.
  • Afrontamiento infectivo.

Se manifiesta o caracteriza por:

  • Falta objetiva de personas significativas de soporte.
  • Proyección de hostilidad en su voz y su conducta.
  • Retraimiento, mutismo, falta de contacto ocular, temblor de manos, inseguridad en público.
  • Dificultades físicas y/o mentales que afecten al bienestar del individuo y su relación con los otros.
  • Búsqueda de soledad continua. Expresión de sentimientos de soledad y/o rechazo impuesta por otros.
  • Manifestaciones de conductas y valores aceptables por su cultura pero rechazada por el grupo dominante.
  • Manifestaciones de sentimientos de ser distintos que los demás y sentimientos de conductas de rechazo a su persona.
  • Baja autoestima y temor a las críticas. Temor a ser enjuiciado por otras personas.
  • Déficit de autocuidados en cuanto a baño/higiene, vestido/acicalamiento.

Pasamos a exponer el caso clínico en el que nos basamos para realizar este estudio.

Estando trabajando en la UVI móvil D1101 de Almería capital, se recibe una llamada del 061 en la que nos indican que una paciente de 80 años con antecedentes de hipertensión arterial (HTA), dislipemia y estreñimiento crónico que no se puede desplazar del domicilio se encuentra con malestar general. Nos informan también que la paciente es la octava vez que llama a esta servicio en dos meses.

Al dirigirnos al domicilio, consultamos la historia clínica de la paciente y observamos que en los últimos dos meses a consultado ocho veces y todas ellas por motivos distintos, acudiendo al domicilio UVI móvil, siendo todas prioridades 4. En todas las intervenciones llama la atención la manifestación verbal por parte de la paciente de ansiedad secundaria a «encontrarse sola».

EXPLORACION

Al acudir al domicilio observamos que la paciente vive sola en casa unifamiliar, con vivienda en la primera planta con escaleras y sin ascensor, lo que limitaba la movilidad de la paciente; sin cuidador formal, acudiendo ocasionalmente «amigas», según refiere la propia paciente, a las que remunera puntualmente.

La paciente se queja de dolor generalizado que ha mejorado al tomarse paracetamol 650mg vía oral del que disponía en casa. Se encuentra ansiosa, muy habladora y refiere que nadie se ocupa de ella.

Tiene dos hijos, con los que nos ponemos en contacto a través de teleasistencia. Uno de ellos reside en Granada y no es posible localizarlo por teléfono. La otra hija reside cerca de la madre, en Almería capital y al hablar con ella por teléfono nos explica que no quiere tener ningún tipo de relación con su madre, que hace varios años que renunció a «herencias y a cuidados de viejos» según refiere textualmente.

La casa donde vive la paciente es de su propiedad y aparentemente tiene posibilidades económicas. Precisa ayuda para las actividades de la vida diaria, debido a la reducción de la movilidad. Es bicontinente, aunque en ocasiones refiere incontinencia urinaria de urgencia.

PRUEBAS COMPLEMENTARIAS

Se realiza el Índice de Barthel 5 capaz de medir la autonomía de la persona para la realización de las actividades de la vida diaria (AVD), con un rango de posibles valores de 0 a 100 puntos, basado en un cuestionario de 10 ítems heteroadministrado, con intervalos de 5 puntos, en el que a menor puntuación, mayor dependencia. Analiza las siguientes categorías: comer, lavarse/bañarse, vestirse, arreglarse, deposición, micción (valorando la situación de la semana previa), ir al retrete, trasladarse sillón/cama, deambulación, subir y bajar escaleras. Tras la administración del cuestionario, obtuvimos una puntuación de 55 puntos, clasificando a la paciente como dependiente grave.

Posteriormente, procedimos a la realización de un electrocardiograma para obtener la representación gráfica de la actividad eléctrica del corazón detectada a través de una serie de electrodos colocados en la superficie corporal, con el fin de determinar si el corazón funciona normalmente o sufre de anomalías. Una vez comprobadas las 12 derivaciones y la tira de ritmo obtenidas, se calificó dentro de la normalidad con un ritmo sinusal normal de 86 latidos por minuto.

Se analizaron cifras de glucemia capilar para determinar los niveles de glucosa en sangre obteniendo como resultado 140 mg/dl.

En cuanto a la toma de tensión arterial, medida de la fuerza sobre las paredes de las arterias con que el corazón bombea la sangre por todo el cuerpo, se obtuvieron unas cifras de 135/80 mmHg, clasificada como normotensa.

TRATAMIENTO

Se mantuvo una conversación pausada con la paciente en referencia a la necesidad de encontrar un cuidador principal para que permanezca con ella durante las 24 horas del día, debido a sus necesidades (dependiente grave según índice de Barthel), o bien la posibilidad de solicitar plaza para poder trasladarse a una residencia asistida donde pueden suplir los cuidados que ella necesita en su vida diaria.

Nos ponemos en contacto con la Enfermera Gestora de Casos (EGC) de su Centro de Salud de Atención Primaria, la cual era consciente del problema de la paciente y programa visita conjunta con trabajadora social para valorar situación y plantear soluciones.

Como tratamiento farmacológico en el momento de la visita después de acudir al aviso, consistió en la administración de un comprimido de alprazolan 0.5mg vía oral para disminuir el nivel ansiedad que manifestaba a nuestra llegada.

JUICIO CLINICO

Ansiedad secundaria a estado de soledad.

DIAGNÓSTICOS DIFERENCIALES

Problema social: aislamiento social.

Deterioro en el mantenimiento de la salud/hogar.

Riesgo de caídas.

Déficit de autocuidados: baño higiene/ vestido acicalamiento/ alimentación.

Deterior de la habilidad para la traslación.

Procesos familiares disfuncionales

Estreñimiento crónico.

CONCLUSIONES

Muchas de las asistencias no prioritarias que reciben los equipos de urgencias se deben a problemas sociales no detectados previamente, es por ello necesario la coordinación entre distintos profesionales, para dar solución a este tipo de casos que en ocasiones se quedan sin la solución adecuada.

El abordaje de dichas situaciones compete a cualquier equipo sanitario que intervenga en su asistencia, sea de urgencias, Atención Primaria o a los cuerpos de Seguridad del Estado, que se deben poner en contacto con servicios sociales para su correcto tratamiento.

El equipo de urgencias puede intervenir detectando y alertando a su equipo de familia, Enfermera Gestora de Casos (EGC) y trabajadora social de su centro de salud de referencia, así como poner en conocimiento del juez de guardia cualquier anomalía que competa a éste.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Aislamiento social de personas mayores en el municipio de Madrid: Aspectos preventivos y asistenciales. [consultado el 2016-08-09]. Disponible en http://www.madrid.es/UnidadesDescentralizadas/Mayores/Publicaciones/Aislamiento%20social%20de%20mayores.pdf
  2. Monforto Porto, J.A; Fernández Rojo, C; Diéz Boizas, J; Taranzo Martín; Alonso Jiménez, M y Franco Martín, M. A. Prevalencia de la depresión en el anciano que vive en residencias. Rev. Esp Geriatry Gerontol 1998; 33(1):13-20.
  3. North American Nursing Diagnosis Association. NANDA Diagnósticos Enfermeros: Definiciones y Clasificación 2001-2002. Ed Harcourt, S.A. Madrid.
  4. Servicio Andaluz de Salud. Comisión para el desarrollo de la Enfermería en el Servicio Andaluz de Salud. Aislamiento Social (consultado el 9 de agosto de 2016). Disponible en: http://wwwindex-f.com/lascasas/documentos/lc0239.pdf.
  5. Baztán JJ, Pérez del Molino J, Alarcón T, San Cristóbal E, Izquierdo G, Manzarbeitia I. Índice de Barthel: instrumento válido para la valoración funcional de pacientes con enfermedad cerebrovascular. Rev Esp Geritr Gerontol. 1993; 28: 32-40.