Durante en el embarazo se producen una serie de cambios entre los que encontramos un aumento de presión en la zona del periné y a su vez esto se ve agravado por aquellas circunstancias que tienen que ver con el parto, como pueden ser: expulsivos prolongados, desgarros, episiotomías, partos instrumentados, posiciones parto, etc. Lo cual conlleva a que aumente el riesgo de padecer un trauma perineal.