Las causas más comunes son: picaduras de insectos, sequedad de la piel, dermatitis de contacto y atópica. El picor crónico tiene componentes emocionales y cognitivos afectando a la calidad de vida.
Entre las lesiones dermatológicas secundarias si un paciente se rasca demasiado se incluyen excoriaciones, liquenizaciones, hematomas, nódulos de prurigo e hiperpigmentación (o hipopigmentación en pieles oscuras).