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Atresia de esófago en el recién nacido. Consideraciones de Enfermería

Atresia de esófago en el recién nacido. Consideraciones de Enfermería

Resumen

Con este artículo se pretende hacer una revisión global sobre la atresia de esófago en el recién nacido, describiendo su clínica, clasificación, diagnóstico y tratamiento.

Atresia de esófago en el recién nacido. Consideraciones de Enfermería

Autor: Luna Aljama, José. DUE Servicio Andaluz de Salud

INTRODUCCIÓN

El esófago es el tubo que normalmente lleva el alimento desde la boca hasta el estómago. La atresia del esófago (AE) es un defecto congénito caracterizado por un estrechamiento o falta de continuidad en algún punto de este tubo. Este defecto generalmente se presenta junto con una fístula traqueoesofágica donde existe una conexión anormal del esófago con la tráquea, que es el tubo que conecta la nariz con los pulmones.

La atresia de esófago constituye una de las patologías malformativas de tratamiento quirúrgico más frecuentemente observada en las unidades de cuidados intensivos neonatales. Los niños pueden tener apariencia normal, aunque en ocasiones se asocian a otras enfermedades congénitas del corazón, extremidades, vértebras o síndrome de Down. La etiología es completamente desconocida y probablemente sea multifactorial.

METODOLOGÍA

Se ha llevado a cabo una revisión bibliográfica en las siguientes bases de datos: PubMed, Cuiden y Medline, y en los siguientes metabuscadores: Google académico y The Cochrane Library. Para la búsqueda hemos utilizado los DeCs con los siguientes descriptores: “atresia de esófago”, “clínica”, “fístula traqueoesofágica”, “diagnóstico”, “tratamiento”; empleando los operadores booleanos AND y OR. Se incluyeron estudios que estuviesen publicados en español o inglés, además de tener acceso completo al texto.

RESULTADOS

Clínica

  • Sialorrea excesiva (aumento del flujo de saliva).
  • Coloración azulada de la piel (cianosis), tos, náuseas, vómitos y asfixia con el intento de alimentación.
  • Presencia de neumonías de repetición, en caso de existir fístula traqueoesofágica.
  • Distensión abdominal por aumento del gas intestinal.
  • Alimentación deficiente del recién nacido.

Clasificación

Existen 5 tipos de atresia del esófago y algunos tienen comunicación mediante una fístula a la vía respiratoria.

  1. tipo I: atresia del esófago sin fístula (8% de los casos); Ambos segmentos del esófago terminan en bolsas ocultas. Ninguno de los dos segmentos del esófago se une a la tráquea.
  2. tipo II: atresia del esófago con la fístula traqueoesofágica superior o proximal (1% de los casos); El segmento superior del esófago forma una fístula a la tráquea (TEF). El segmento más bajo del esófago termina en una bolsa oculta.
  3. tipo III: atresia del esófago con una fístula traqueoesofágica en la parte inferior o distal (85% de los casos); El segmento superior del esófago termina en una bolsa oculta. El segmento más bajo del esófago se une a la tráquea (TEF). Éste es el tipo más común.
  4. tipo IV: Atresia del esófago con fístula en ambas partes (2%); Ambos segmentos del esófago (superior e inferior) se unen a la tráquea. Ésta es la forma más rara.
  5. tipo V: con fístula en forma de H y sin atresia, en cuyo caso no se trata de una verdadera atresia, aunque se incluye como tal en la clasificación (4%). No hay atresia del esófago pues el esófago es continuo al estómago. Sin embargo, la fístula está presente entre el esófago y la tráquea.

Diagnóstico

  1. Diagnóstico prenatal: el diagnóstico se puede sospechar en etapa prenatal al efectuarse un ultrasonido después de la semana 18. Aquellos fetos con atresia esofágica son incapaces de deglutir el líquido amniótico durante el desarrollo fetal. Esto conlleva la aparición de polihidramnios, la acumulación de una cantidad excesiva de líquido amniótico.
  2. Diagnóstico postnatal: la enfermedad se detecta por lo general poco tiempo después del nacimiento, cuando se intenta alimentar al bebé.
  3. Estudios de imagen:

Para determinar el tipo de atresia que tiene el recién nacido, se solicitará que se le hagan los siguientes estudios de imagen:

  • Radiografías de tórax que revelarán la compresión o la desviación de la tráquea. Generalmente este estudio es suficiente para hacer el diagnóstico. Es imposible insertar una sonda por la nariz hacia el estómago. La atresia del esófago no permite su paso y en la radiografía se podrá ver a qué altura se encuentra la lesión y si está asociada a fistula traqueoesofágica (FTE).
  • Broncoscopia. El bebé estará sedado y se le introducirá por la boca (pasándolo por la tráquea) un delgado tubo flexible que contiene un lente especial con cámara fotográfica que le permitirá al médico ver el tamaño y la localización de la fístula, en caso de que exista. Este estudio es indispensable para la evaluación del tratamiento quirúrgico.

 En algunas ocasiones también se pedirá que se le haga:

  • Esofagoscopia. Es el mismo procedimiento, sólo que el tubo flexible se pasa por el esófago. Es indispensable saber si la fístula traqueoesofágica es aislada o no y evaluar el tratamiento quirúrgico.
  • Tomografía, que se utiliza también para planear la cirugía. Se recomienda cirugía inmediata para que los pulmones no sufran daños y el bebé se pueda alimentar.

Tratamiento

En principio se debe procurar una elevación de la cabeza de 30º para minimizar el reflujo gastroesofágico. Se colocará una sonda conectada a aspiración continua para evitar una posible aspiración pulmonar. Se administrará profilaxis antibiótica (ampicilina y gentamicina). Cuando el niño esté estable, se planteará la cirugía. La intervención, bajo anestesia general y cobertura antibiótica, consiste en unir los cabos esofágicos separados y eliminar la fístula cuando exista; la vía de acceso será torácica o cervical según el tipo de atresia. Los cuidados postoperatorios en la unidad de cuidados intensivos son imprescindibles y en buena medida se vinculan a la supervivencia del niño. El resultado quirúrgico en la mayoría de las intervenciones es satisfactorio, permitiendo comer por sonda al segundo o tercer día y por vía oral a la semana.

CONCLUSIÓN

El pronóstico de los pacientes con esta patología depende en gran medida de la calidad del cuidado que reciben durante su hospitalización tanto en el periodo prequirúrgico como en su posterior manejo, por lo es imprescindible que el personal de Enfermería mantenga actualizados los conocimientos sobre esta patología para llevar a cabo una correcta praxis en la práctica clínica.

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