Inicio > Medicina Familiar y Atención Primaria > Factores de riesgo y autocuidados de las Personas Usuarias de Drogas Inyectables

Factores de riesgo y autocuidados de las Personas Usuarias de Drogas Inyectables

Factores de riesgo y autocuidados de las Personas Usuarias de Drogas Inyectables

Las personas con mantenimiento del consumo compulsivo de Drogas Inyectables (DI) asumen variados y significativos riesgos de salud, tales como la adquisición de infecciones por Virus de Inmunodeficiencia Humana/Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH/SIDA), Virus de la Hepatitis C (VHC), infecciones cutáneas ocasionadas por abscesos por inadecuado método de inyección, y los riesgos asociados a la sobredosis.

Factores de riesgo y autocuidados de las Personas Usuarias de Drogas Inyectables

Psic. Manuel Cruz Palomares, Lic. Cecilia Salgado Espinoza, Lic. Leticia Gabriela Rodríguez Pedraza, Lic. Julio Barajas Sánchez

Resumen

El presente artículo ofrecerá una revisión no solo sobre la situación y riesgos de las Personas Usuarias de Drogas Inyectables (PUDI), sino que además, revisará aspectos relacionados con la respuesta de las instituciones sanitarias en una concepción que supera el abordaje tradicional de las ciencias de la salud, a partir del desahucio, para concebir al usuario como un individuo consiente, que en medida de su situación es capaz de generar autocuidados y cambios que reducen riesgos y daños.

Palabras clave: Personas Usuarias de Drogas Inyectables, Reducción de Daños, autocuidado, riesgo, epidemiología, VIH, SIDA, Virus de la Hepatitis C, sobredosis, abscesos.

Antecedentes de las Drogas Inyectables

El consumo de drogas psicoactivas por grupos humanos ha sido una práctica ancestral que data desde la prehistoria. La función de estas sustancias fue primordialmente en rituales chamánicos para exaltar sentidos de espiritualidad y conexión con los dioses. Aunque también se sabe que los ancestros de diversas partes del globo, encontraron otras funcionalidades a las sustancias.

Se llegaron a usar como estimulantes para mitigar el cansancio físico, como relajantes, además del uso lúdico para la diversión en festividades. La antropología ha revelado que el consumo ritualizado de alucinógenos y otras drogas, era normado y controlado entre las autoridades comunales. Incluso existen teorías que sugieren que la costumbre de nuestros antepasados de consumir sustancias, ejerció una importante influencia biológica y selectiva, que a la larga provocó la evolución de la mente humana moderna. ¹

El uso del opio, considerada droga psicoactiva, tiene un origen ancestral que surgió en la antigua Persia. Desde entonces la cuestión de las drogas llegó a causar problemas sociales, políticos y económicos. Fue el caso de las famosas Guerras del Opio entre China e Inglaterra, que tuvieron lugar de 1842 a 1860. Como consecuencia del conflicto, se originó una de las pandemias de adicciones de gran magnitud, con alrededor de 15 millones de chinos adictos al opio. En esa época la epidemia fue exportada hacia Europa por elección misma de los europeos. ²

Con el advenimiento de la ciencia y el inicio de la investigación química, se elaboraron derivados sintéticos del opio. Con ello se empezó a gestar la epidemia de adicciones por consumo de Drogas Inyectables (DI), que tuvo su origen a partir del desarrollo de la morfina. El medicamento que hasta la fecha se utiliza cómo analgésico, fue aislado químicamente en 1817 por Friedrich Serturner. Esto dio la pauta al científico inglés Charles Romeley Alder Wright, para que en el año de 1874 aislara la diacetilmorfina, aunque no le encontró aplicación clínica. Después en 1878, Felix Hoffmann perfeccionó la fórmula con el apoyo del laboratorio Bayer, que la introdujo al mercado con el nombre de heroína. ²

El laboratorio Bayer promovió el fármaco como una bondad, recomendado principalmente como un tónico para la tos de niños y adultos. Sin embargo, a pocos años de haber comercializado la heroína, varios médicos reportaron cuadros de tolerancia, dependencia y abstinencia en usuarios del medicamento, tanto en Europa como en Estados Unidos. Aunque de manera tardía (tal vez por las cuantiosas ganancias obtenidas por Bayer) en 1913 la farmacéutica sacó la sustancia del mercado. ²

            Posteriormente, la heroína resurgió de manera ilícita en los años setenta en Estados Unidos, en una versión nombrada por sus usuarios como China White. Ésta se distribuyó y vendió bajo la demanda de países de todo el mundo hasta la actualidad. Desde entonces, ha proliferado su consumo principalmente en otros lugares como; Canadá, Latinoamérica, Países Europeos, Rusia y Oriente. Lo anterior ha desembocando en elevadas prevalencias de adicción de heroína, además de otras sustancias administradas de manera intravenosa. ³

El consumo de esta sustancia empezó a ocasionar cientos de muertes que la posicionaron como la droga más dañina y adictiva. Debido a esto, instancias gubernamentales de los Estados Unidos como la Drug Enforcement Administration (DEA), seguidos gradualmente por casi todos los gobiernos del mundo, consideraron a la heroína como un compuesto derivado de la morfina, sintetizado, patentado y posteriormente excluido del repertorio comercial de medicamentos curativos. Con ello comenzó así, la persecución judicial de traficantes, vendedores y consumidores. A partir de ese momento, esta sustancia fue prohibida. ³

Una de las primeras epidemias modernas de adicción de DI fue en 1985, cuando en India, se contabilizaron al menos 100,000 personas adictas a la heroína. Todo de manera aparentemente súbita, como consecuencia de su resurgimiento. La mayor producción y tráfico provino del triángulo dorado (zona geográfica conformada por Birmania, Tailandia y Pakistán). Hasta la fecha estos países generan ingresos millonarios por concepto de narcotráfico. La consecuencia de este negocio en dichos países, ha sido la epidemia de adicción colectiva que lleva a millones de personas a la dependencia. ³

La heroína se consume con mayor frecuencia por vía intravenosa, aunque pocos usuarios prefieren esnifarla y otros fumarla. Durante los primeros consumos, los usuarios experimentan síntomas no prolongados como: náuseas, vómitos y disforia. Posterior a un consumo persistente, alcanzan los efectos deseados como: euforia, sedación, relajación y reducción de la ansiedad. Estos síntomas se producen por un tiempo. En la siguiente etapa los usuarios dejan de experimentar la intensidad de los síntomas deseados, y al alcanzar la dependencia, el efecto disminuye y el objetivo es mantener la funcionalidad para evitar el síndrome de abstinencia. La intoxicación de esta sustancia produce irritabilidad, apatía, disforia, atrofia psicomotriz, somnolencia, reducción de la atención, analgesia, estreñimiento y a largo plazo descalcificación.

Tras 36 horas de no consumir heroína, los consumidores presentan severos cuadros de abstinencia, como contracciones musculares incontroladas, calambres, escalofríos, sudoración, aumento de ritmo cardiaco y presión sanguínea e insomnio. Este síndrome se desvanece progresivamente pasadas 72 horas aproximadamente. ⁴

El uso de drogas inyectables en el mundo, es un fenómeno urbano que afecta a jóvenes, especialmente hombres. La adicción de drogas, primordialmente las administradas por la vía intravenosa implican una serie de riesgos a la salud de sus usuarios, sobre todo cuando se encuentran en situación de vulnerabilidad, siendo rebasados por una serie de factores sociales, personales y físicos, que impiden un control sobre el consumo, en detrimento de la posibilidad de mitigar daños. ⁵

A nivel mundial las estadísticas muestran que el uso de DI es un fenómeno que ocurre con más frecuencia en lugares con una larga tradición de uso de opiáceos, por ejemplo, Estados Unidos y la Unión Europea. No obstante, el consumo está presente en países de todos los niveles de desarrollo, orientación religiosa o constitución política ³, por ejemplo en el Suroeste y Centro de Asia. En el caso de América, en la parte sur de este continente se ha advertido un aumento del consumo de DI, principalmente en Colombia, Brasil y Argentina desde el año 2012. ⁶

Datos un poco menos recientes ofrecidos por el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones en México (SISVEA), reportó para 2011, que un 15.6% de las personas que acudieron a tratamiento de desintoxicación y rehabilitación, fueron consumidores de heroína en la zona norte del país; es decir, Baja California Sur, Baja California, Coahuila, Chihuahua, Durango, Nayarit, Nuevo León, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas. La estratificación del consumo de heroína reveló que para 2011, un 8.4% afirmó haber consumido drogas de manera inyectada. Por su parte en Baja California, la principal droga de impacto es la heroína, con una proporción del 36%. ⁷

Drogas Inyectadas y VIH/SIDA

Al abordar el tema de las DI desde una perspectiva epidemiológica, resulta casi imposible no trastocar otros problemas de