Para los seres humanos que incorporan con frecuencia este ritmo de vida cotidiana constituye un reto y desgaste físico, mental y emocional por la competitividad ante el reconocimiento personal, familiar, social y laboral; por lo que actualmente representa un estilo habitual, original, normal y global el vivir bajo la sombra del estrés, ignorando la infinidad de implicaciones que pueden comprometer en algunos casos por desconocimiento la salud.