A lo largo del embarazo, los bebés desarrollan de manera secuencial una serie de movimientos automáticos y estereotipados con los que nacen. Se llaman reflejos primitivos. Estos movimientos son realizados por los bebés ante distintos estímulos sensoriales y son dirigidos desde el tronco del encéfalo. El objetivo de estos reflejos es preservar la supervivencia en los primeros meses de vida.