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El estrés del cuidador

El estrés del cuidador

Desde siempre se ha reconocido a la familia como agente cuidador natural de las personas que viven en situación crónica de enfermedad o limitación. Si bien es cierto que la familia se ha visto afectada por su tendencia a ser nuclear, por su restricción de espacio de vivienda y por el cambio de rol femenino que ha comenzado a ser una parte fuerte del mercado laboral, también lo es el hecho de que las familias continúan teniendo el rol de cuidadores como una de sus principales responsabilidades, lo que incluso se ha visto por muchos teóricos como parte natural de las crisis familiares, Afanador, P., Herrera, N. S., & El, B. (2000).

Revisión sistemática.

Autores.

Álvaro Manuel Quinche Suquilanda 1

Ángel Vicente Ortega Gutiérrez 2

Ana Lorena Ríos Elizalde 3

1 Doctor en Medicina General y Cirugía, Estudiante de la Especialización de Medicina Familiar y Comunitaria de la Universidad Nacional de Loja.

2 Doctor en Medicina General y Cirugía, Docente titular del Área de la Salud humana de la Universidad Nacional de Loja; Mgs en Medicina Forense.

3 Doctora en Medicina General y Cirugía, Coordinadora del departamento de discapacidades del distrito de Salud 11D03 Paltas-Salud.

ESTRÉS DEL CUIDADOR

Cuidar a una persona dependiente no siempre es fácil y en numerosas ocasiones supone una notable fuente de estrés. Cuidar está asociado a importantes niveles de sobrecarga emocional y física, así como a numerosos costes personales, afectando a su trabajo y/o estudios, vida familiar, pareja, salud, ocio y tiempo libre… en definitiva, a su vida en general.

Es decir, el cuidador principal soporta cada día problemas físicos, emocionales y repercusiones en numerosos aspectos de su vida cotidiana que repercuten en su ámbito familiar.

¿Hay alguna forma de conocer cómo me afecta el ser cuidador?

Hoy en día disponemos de un test validado en nuestro país denominado Test de sobrecarga del cuidador de ZARIT

Preguntas a realizar:

  • ¿Siente que su familiar solicita más ayuda de la que realmente necesita?
  • ¿Siente que debido al tiempo que dedica a su familiar ya no dispone de tiempo suficiente para usted?
  • ¿Se siente tenso cuando tiene que cuidar a su familiar y atender además otras responsabilidades?
  • ¿Se siente avergonzado por la conducta de su familiar?
  • ¿Cree que la situación actual afecta de manera negativa a su relación con amigos y otros miembros de su familia?
  • ¿Siente temor por el futuro que le espera a su familia?
  • ¿Siente que su familiar depende de usted?
  • ¿Se siente agotado cuando tiene que estar junto a su familiar?
  • ¿Siente que su salud se ha resentido por cuidar a su familiar?
  • Siente que no tiene la vida privada que desearía debido a su familiar?
  • ¿Cree que sus relaciones sociales se han visto afectadas por tener que cuidar de su familiar?
  • ¿Se siente incómodo para invitar amigos a casa, a causa de su familiar?
  • ¿Cree que su familiar espera que usted le cuide, como si fuera la única persona con la que puede contar?
  • ¿Cree que no dispone de dinero suficiente para cuidar a su familiar además de sus otros gastos?
  • ¿Siente que será incapaz de cuidar a su familiar por mucho más tiempo?
  • ¿Siente que ha perdido el control sobre su vida desde que la enfermedad de su familiar se manifestó?
  • ¿Desearía poder encargar el cuidado de su familiar a otras personas?
  • ¿Se siente inseguro acerca de lo que debe hacer con su familiar?
  • ¿Siente que debería hacer más de lo que hace por su familiar?
  • ¿Cree que podría cuidar de su familiar mejor de lo que lo hace?
  • En general: ¿Se siente muy sobrecargado por tener que cuidar de su familiar?

Puntuación de cada ítem (sumar todos para el resultado):

Frecuencia:

Nunca = 1 Punto

Casi nunca = 2 Puntos

A veces = 3 Puntos

Bastantes veces = 4 Puntos

Casi siempre = 5 Puntos

Puntuación máxima de 110 puntos.

Este test nos da información sobre el grado en que la atención a una persona dependiente altera el bienestar físico, psicológico, económico y social del cuidador, esto es, hasta qué punto el cuidador se ve sobrecargado, sobrepasado, superado por el cuidado y todo lo que implica. Cuanto más alta es la puntuación, mayor es el nivel de sobrecarga experimentado por el cuidador. Para conocer su nivel se sobrecarga tan sólo tiene que sumar las puntuaciones rodeadas con un círculo en cada una de las 22 preguntas.

De este modo obtendrá una puntuación total que oscilará entre 22 y 110 puntos. De manera general se considera que:

Los cuidadores que obtienen puntuaciones entre 22 y 46 puntos, no presentan sobrecarga, es decir, aunque pueden sentirse algo molestos o ansiosos por la situación de cuidado, no se ven superados por ésta.

Los cuidadores que obtienen puntuaciones entre 47 y 55 puntos presentan una sobrecarga leve; es decir, son personas en las que su bienestar comienza a verse afectado por el cuidado.

Finalmente, los cuidadores que obtienen puntuaciones entre 56 y 110 puntos presentan una sobrecarga intensa. Son personas que se ven claramente superadas por lo que les sucede, que se sienten agobiados e incluso angustiados por la tarea que han de desempeñar.

Cuidador

Se denomina cuidador familiar la persona que tiene un vínculo de parentesco o cercanía y asume la responsabilidad del cuidado de un ser querido que vive con enfermedad crónica. Este cuidador participa en la toma de decisiones, supervisa y apoya la realización de las actividades de la vida diaria para compensar la disfunción existente en la persona con la enfermedad, Pinto Afanador, N., Barrera Ortiz, L., & Sánchez Herrera, B. (2005).

La experiencia de cuidado varía con el género; la mujer, por su naturaleza, comprende y entiende el cuidado como una situación del diario vivir. Ella cuida de sus hijos, de sus padres, de quienes le rodean. Tiende a ser detallista y observadora, y de manera casi instintiva busca, en la mayor parte de los casos, preservar la vida. La mujer entiende con familiaridad aspectos de las situaciones de enfermedad, de los problemas diarios y de la conservación del entorno. Barrera, L., Pinto, N., & Sánchez, B. (2007).

El hombre, por el contrario, busca ser planificador, organizado y responsable, es más práctico y, en ese sentido, participa y colabora en el cuidado mirando otros aspectos que las mujeres en algunos momentos no valoran. Estos aspectos han sido documentados en nuestro contexto en cuidadores de niños con fibrosis quística y en otros contextos con poblaciones de diferentes edades. Stoltz, P., Uden, G., & Willman, A. (2004).

Describir y entender el sufrimiento de las familias con personas dependientes debe ser de gran interés para los profesionales dedicados a la salud mental y en general.

El sistema informal familiar es el principal proveedor de atención a la salud en nuestro medio. Un amplio y riguroso estudio llevado a cabo en España revela que el sistema sanitario español dispensa el 12% del tiempo total dedicado al cuidado de la salud frente al otro 88% realizado en el ámbito doméstico (Durán, 1991). Esta actividad, privada y no remunerada, es realizada fundamentalmente por mujeres casadas, de mediana edad y en el ámbito doméstico, suponiendo dicha labor serias repercusiones para la salud física y mental. Siguiendo a Zarit, Reever y Bach-Peterson (1980), se entiende el término sobrecarga como el impacto que los cuidados tienen sobre la cuidadora principal, es decir, el grado en el que la persona encargada de cuidar percibe que las diferentes esferas de su vida (vida social, tiempo libre, salud, privacidad) se han visto afectadas por dicha labor.

El rol de cuidador supone importantes repercusiones para la salud física y mental de la persona encargada de cuidar, hablándose en la actualidad de “síndrome del cuidador” para referirse a dichas consecuencias negativas. Un estudio de metaanálisis realizado sobre 84 estudios diferentes en los que se comparaba a cuidadores y no cuidadores en diferentes variables relacionadas con la salud física y psicológica demuestra como los cuidadores están más estresados, deprimidos y tienen peores niveles de bienestar subjetivo, salud física y auto-eficacia que los no cuidadores (Pinquart y Sorensen, 2003).

Padres de niños con discapacidad experimentan frecuentemente fatiga, depresión, baja autoestima e insatisfacción interpersonal (Bristol, 1984). La clase de discapacidad que el niño presenta, así como la gravedad de los trastornos de conducta presentes, afecta de manera diferente al estrés. Seguí, J. D., & Ortiz-Tallo, M. (2008)

Síntomas del estrés del cuidador

El hecho de cuidar a una persona hace que tengamos que responder a una serie de exigencias, tareas, esfuerzos y tensiones derivadas de su cuidado, pudiendo llegar a repercutir, tanto en su propia persona como en las de su entorno, produciéndose algunos cambios en diferentes ámbitos ( familiar, laboral y social) de su vida cotidiana.

 Cambios en las relaciones familiares. Pueden aparecer conflictos en el seno de la familia, por desacuerdos en la atención e implicación de los familiares en el cuidado de la persona dependiente. Es frecuente en nuestro medio que el papel del cuidador sea femenino y también es frecuente el diferente grado de implicación de los familiares.

 Cambios emocionales. Los cuidadores se ven expuestos a un buen número de emociones y sentimientos. Algunos positivos, como los sentimientos de satisfacción por contribuir al bienestar de un ser querido. Pero también, frecuentemente, son negativos, como la sensación de impotencia, sentimientos de culpabilidad, rechazo hacia la persona dependiente, soledad, preocupación o tristeza.
Tampoco hay que olvidar que la incorporación de la mujer an el ámbito laboral , con poco tiempo libre disponible, puede transformar la satisfacción de cuidar en una obligación, en una pesada carga e incluso llegar a culpabilizar la persona de la se cuida como origen de su estrés, y de frecuentes discusiones en la pareja

 Cambios sobre la salud. El cuidado prolongado de un familiar termina afectando a la salud de los cuidadores, como consecuencia que el estrés mantenido tiene sobre el organismo.
Frecuentemente, éstos se encuentran cansados y tienen la sensación de que su salud ha empeorado. Son frecuentes síntomas asociados a la ansiedad como insomnio, irritabilidad, dolores musculares, cervicales, lumbares, alteraciones digestivas, cefaleas, etc.