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Hidratación oral en el trabajo de parto

Hidratación oral  en el trabajo de  parto

Resumen

La ingesta oral durante el trabajo de parto en gestantes de bajo riesgo continúa siendo una práctica prohibida en la mayoría de centros hospitalarios. En un mismo equipo sanitario que intervienen en  la atención de la gestante en el parto nos encontramos discrepancias.

Este artículo consiste en una revisión bibliografía con el objetivo de  conocer la última evidencia científica disponible sobre la ingesta de líquidos durante el trabajo de parto en la gestante. La evidencia científica sostiene que la gestante que desee ingerir líquido por vía oral durante el trabajo de parto, ya sea parto natural o con analgesia epidural, debe hacerlo siempre y cuando no se trate de un parto de alto riesgo.

Autoras:

Pérez Vergara, Inmaculada (1); Caballero Barrera, V (2); Velasco Ruiz, M. (3)

(1) Enfermera especialista en Obstetricia-Ginecología. Matrona de Atención Primaria, Área de Mérida.

(2) Enfermera especialista en Obstetricia-Ginecología. Clínica Sagrado Corazón, Quirón.

(3) Enfermera especialista en Obstetricia-Ginecología. Matrona de Atención Primaria, Área de Mérida.

Palabras clave: trabajo de parto, ingesta oral, hidratación oral,  vaciado gástrico, ayuno.

Introducción

La publicación del trabajo de Mendelson (sobre el síndrome de neumopatía por aspiración del contenido gástrico en pacientes obstétricas sometidas a anestesia general)  supuso el ayuno obligatorio en el parto en los hospitales a partir de la década de los 50.  Este antiguo estudio mostraba altas tasas de morbilidad y mortalidad en las pacientes con anestesia general. Gracias a los avances de la ciencia,  mejoras en las técnicas de anestesia, con fármacos más eficaces y personal más entrenado, se concluyó con diversos estudios posteriores el bajo riesgo del síndrome.

Se ha descrito que para prevenir dicho síndrome de broncoaspiración es necesario que el volumen gástrico sea menor a 25 ml y mantener el pH gástrico por encima de 2.5. Por otro lado cuando sometemos a la gestante a un ayuno prolongado como ocurre en la mayoría de trabajos de parto, se produce un aumento del ácido clorhídrico y por tanto una disminución del pH gástrico. El ayuno produce también  un riesgo mayor de deshidratación y cetosis. El aumento de cuerpos cetónicos origina frecuentemente distocias en el trabajo de parto debido a la disminución de la actividad uterina.

El uso de anestesia general en los nacimientos por cesárea tiene una incidencia mínima, empleándose como último recurso.  La anestesia más usa continua siendo la  anestesia regional, epidural y raquídea.

Actualmente se está produciendo un periodo de  cambio en la mayoría de hospitales,   debido al reclamo por parte de las mujeres así como una necesidad de  actualización de la evidencia científica por parte de los profesionales sanitarios.  La OMS promueve el ofrecer líquidos por vía oral durante el parto, un apoyo más para replantearse la necesidad de dicha restricción.

Los cambios en los protocolos del área de obstetricia conllevan una participación de todo el equipo,  un complicado trabajo multidisciplinar. El mayor obstáculo se encuentra en la falta de consenso por parte del servicio de anestesia.

Objetivo

Conocer la última evidencia científica disponible sobre la ingesta de líquidos durante el trabajo de parto en la gestante.

Metodología

Se llevó a cabo una revisión bibliográfica de la literatura científica disponible en bases de datos y revistas de ciencias de la salud: PubMed, SciELO, Cochrane Plus, CUIDEN y Medical. Se han revisados protocolos y guías de práctica clínica de ámbito nacional e internacional.

Se emplearon como palabras clave: “obstetric labor”, “oral intake”, “oral hydration”, “gastric emptying”, “fasting”, “pregnancy”, y sus homólogos en español,  “trabajo de parto”, “ingesta

oral”, “hidratación oral”,  “vaciado gástrico”, “ayuno”, “embarazo”

Los criterios de búsqueda se establecieron en función de las bases de datos utilizadas, y en las cadenas de búsqueda empleadas combinamos las palabras clave con los conectores booleanos AND y OR según conveniencia. Los criterios de inclusión fueron artículos en inglés y español desde 2005  hasta 2017.

Resultados y discusión

La búsqueda dio como resultado un total de 14 artículos, de los que, tras excluir los repetidos y los no relacionados directamente, analizamos un total de 10. Además se consultaron dos protocolos nacionales  y dos guía de práctica clínica, nacional e internacional.

En la Guía de Práctica Clínica del Ministerio de Sanidad, 2010, recomienda permitir la ingesta de alimentos livianos, principalmente líquidos azucarados con una recomendación  A.

La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) también recomiendan no restringir la ingestión de alimentos durante el trabajo de parto. Indica evitar lácteos y alimentos sólidos. La Guía NICE (National Institute for Health and Clinical Excellence), aconseja informar a la gestante de la posibilidad de ingerir líquidos por vía oral durante el parto, excepto cuando haya recibido opiáceos en las últimas horas o estén presentes factores de riesgo que aumenten la probabilidad de anestésico general.

Según la bibliografía consultada  la ingesta de líquidos en el trabajo de parto no ha aumentado los riesgos maternos  y/o neonatales.  En los artículos incluidos no hubo ningún caso de gestante que presentara el síndrome de Mendelson.

No se encontraron estudios con un grado suficiente  de evidencia científica para determinar el volumen de líquido máximo que puede ser ingerido.

Los narcóticos opiáceos ralentizan el tiempo necesario para el vaciado gástrico. La administración de sustancias alcalinizantes y antieméticas en gestantes con alto riesgo de  ser intervenidas bajo anestesia general ha demostrado reducir el posible síndrome de aspiración.  Pero el uso de dichos fármacos no deber una práctica rutinaria a todas las gestantes de bajo riesgo.

Respecto al riesgo de cetosis, varios artículos encontrados concluyeron que tras un ayuno prolongado en el trabajo de parto el riesgo de desarrollar una deshidratación y cetosis es mayor.

En la última revisión Cochrane, no se observaron diferencias significativas entre las mujeres a

las que se les restringió la ingesta y las que no, en cuanto a tasas de cesáreas, partos vaginales o puntuaciones en el test de Apgar, por lo que, sus autores concluyen que no existe justificación para restringir la ingesta durante un trabajo de parto normal.

Conclusiones

Podemos concluir que según la última evidencia científica  las parturientas de bajo riesgo se le debe permitir la ingesta de agua o bebidas isotónicas excluyéndose las bebidas lácteas tanto con anestesia epidural o sin ella. No hay ninguna justificación para la restricción de líquidos en el trabajo de parto. Permitir la ingesta libre supone una mejora en el confort y la satisfacción materna sin que ello suponga un incremento de las complicaciones materno-fetales.  La mayoría de partos llevados a cabo son de bajo riesgo, debemos de evitar las rutinas que han quedado sin respaldo científico. A pesar de que la evidencia de los últimos años ya lo venía demostrando no existe un consenso entre los centros hospitalarios e incluso entre los profesionales sanitarios del mismo servicio.

Actualizar y llevar a cabo los protocolos que permiten dicha necesidad de la gestante es una labor pendiente en la mayoría de hospitales españoles. Sería necesario  la colaboración y coordinación con ginecología, anestesistas, enfermeros y matronas, formando un verdadero equipo multidisciplinar al servicio de la mejora de la calidad de las gestantes.

El grado de satisfacción de las gestantes es un objetivo con necesidad de ser evaluado en futuros estudios.

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