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Traumatismos frecuentes en agresiones físicas

Traumatismos frecuentes en agresiones físicas

RESUMEN

Durante los últimos años, se ha visto incrementada considerablemente tanto la incidencia, como la gravedad de los traumatismos ocasionados por agresiones físicas, en las cuales es importante resaltar el sector de la población más joven. Debido a este aumento se hace significativo, tanto el conocimiento sobre el tipo de traumas más frecuentemente encontrados en nuestra sociedad, como la actuación ante dichas agresiones dependiendo del traumatismo ocasionado.

PALABRAS CLAVE: agresión, traumatismo, violencia.

AUTORES: María Bielsa Miñana 1 Beatriz Pinto Rodríguez 2 Elena Alloza García 3 Sara Pérez Mateo 4

1 María Bielsa Miñana. Diplomada en Enfermería. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.

2 Beatriz Pinto Rodríguez. Diplomada en Enfermería. Enfermera con plaza en propiedad en Can Misses de Ibiza. Enfermera en Hospital Can Misses de Ibiza.

3 Elena Alloza García. Graduada en Enfermería. Enfermera en Mas Prevención de Zaragoza.

4 Sara Pérez Mateo. Graduada en Enfermería. Enfermera en Hospital Psiquiátrico Prisma de Zaragoza.

INTRODUCCIÓN

Se entiende por agresión al acto de fuerza física, verbal o simbólica, ésta puede ser apropiada o en defensa propia, o puede ser inapropiada. Este comportamiento puede ser dirigido hacia fuera o hacia dentro, es decir, contra uno mismo. Se trata de un intento malintencionado de hacer daño a otra persona. (3)

En terminología médica “agresión física” es sinónimo de violencia. Una agresión, reúne tres características: la intención de generar daño, la provocación de un daño real y la alteración del estado emocional en el caso del individuo que promueve la agresión.

Existen varios factores de los que depende la agresión: (2)

  • La percepción e interpretación de las conductas de otras personas.
  • Factores tanto sociales como culturales: en las sociedades occidentales existe más permisividad a la agresión y a las conductas violentas.
  • Rentabilidad de la agresión basada en las experiencias previas con conductas agresivas.
  • Los hombres son más agresivos que las mujeres debido a factores biológicos y educacionales.
  • Sentimientos negativos como la frustración, la ira, el dolor, el miedo y la irritación
  • Factores medioambientales como el calor o frío extremo, hacinamiento, ruido elevado, olores desagradables.
  • Factores internos o fisiológicos como el hambre, sueño, consumo de drogas…
  • Figuras parentales, en el caso de que en la familia se promuevan conductas agresivas en la resolución de conflictos.
  • Medios de comunicación y televisión, cantidad de información e imágenes violentas pueden aumentar conductas agresivas, sobre todo en los niños.
  • Zona urbana o rural: mayor incidencia de fracturas asociadas a violencia en zona urbana

Por otro lado, se entiende trauma como aquella lesión o herida física, daño de los tejidos orgánicos o del hueso producido por una fuerza o violencia externas, aunque también pueden ser auto-infringidas. Dentro de las posibles lesiones traumáticas nos encontramos varios tipos de lesión: contusión, avulsión, dislocación, fractura, laceración, mordedura, trauma cerebral… (3)

Dentro de los traumatismos encontramos diversa etiología, la primera causa de traumatismos siguen siendo los accidentes de tráfico (31,46%), en segundo lugar las caídas (27,74%), en tercer lugar la violencia en general (26,07%) y en cuarto lugar ya nos encontramos las agresiones físicas con un 15,53% (2)

                        Sin embargo, si nos centramos en los traumas faciales por agresiones, de forma específica, nos encontramos con un incremento hasta convertirse en la primera causa de fracturas maxilofaciales y llegar a duplicar a los accidentes de tráfico, que actualmente provocan menos lesiones a los ocupantes del vehículo debido al incremento en la seguridad de los mismos.(4)

La cara es muy vulnerable en los accidentes de tráfico e industriales, en los deportes de alta velocidad y sobre todo en el tema que vamos a tratar, la violencia intencional.

Las lesiones maxilofaciales pueden ser bastante complejas y comprometer la piel, el músculo, los nervios y los vasos sanguíneos.

Los efectos fisiológicos a largo plazo de las lesiones pueden afectar al habla, la masticación y el desarrollo de los dientes. Los efectos psicológicos son igualmente importantes, porque la desfiguración suele causar el aislamiento social y emocional. (1)

MARCO TEÓRICO

Conceptos anatómicos (1,2)

            La cara corresponde a la zona anterior de la cabeza. Contiene diversos órganos de los sistemas sensoriales, respiratorio, digestivo y foniátrico. Es una zona ricamente irrigada e inervada, de forma motora y sensitiva.

Los huesos de la cara se dividen en tres grandes regiones, de acuerdo a sus características lesionales, diagnósticas  y terapéuticas. Estos tres grandes grupos son:

  • Craneofaciales o del tercio superior de la cara
  • -maxilomalares o del tercio medio de la cara
  • Mandibulares o del tercio inferior de la cara

También hay que dividir los traumatismos de cara de la siguiente forma: traumatismos de partes blandas o traumatismos óseos, es decir, fracturas.

  • Craneofaciales o del tercio superior de la cara:

            Incluye los hemisferios orbitarios superiores y sus contenidos, la unión etmoidonasal (unión hueso nasal y etmoides), los arcos orbitarios del hueso frontal y la fosa anterior del cráneo. Su compromiso en un traumatismo puede involucrar estructuras del sistema nervioso central, los globos oculares, el sentido del olfato, hueso y partes blandas de esta región. Ver imagen nº1 (al final del artículo).

La parte superior de la cara está formada principalmente por el hueso frontal, éste le da forma a la frente y contiene porciones de los senos nasales. El borde superior de la órbita ósea está formado por el hueso frontal. Esta zona se lesiona con un golpe en la frente, y el traumatismo puede afectar también al conducto nasal. Este tipo de traumatismos también puede producir una lesión de la duramadre (membrana de protección del cerebro).

  • Maxilomalares o del tercio medio de la cara

            Incluye los huesos maxilares, palatinos, malares, lagrimales y arcos cigomáticos y estructurales como los senos maxilares y el etmoidal, la arcada dentaria superior, las fosas nasales, hemisferios inferiores de las órbitas y su contenido, el paladar duro y blando. La vía aerodigestiva superior comienza con la rinofaringe. Ver imagen nº2 (al final del artículo).

El hueso cigomático o malar forma las paredes laterales y el suelo de la órbita ósea, que alberga el globo ocular. El arco cigomático es el pómulo. Las fracturas de esta región son importantes debido a su asociación con las lesiones del ojo. La órbita ósea está formada por el hueso frontal, pero también por porciones de otros huesos de la cara, incluyendo el cigomático, el maxilar, lagrimal, el etmoides, el esfenoides y el palatino. El suelo de la órbita está formado por el seno maxilar.

Los huesos maxilares se juntan para formar el maxilar superior, el paladar duro anterior y una porción de las cavidades orbitarias.

  • Mandibulares o del tercio inferior de la cara

            Incluye fundamentalmente a la mandíbula, su aparato dentario, el contenido oral y las partes blandas perimandibulares.

La mandíbula o maxilar inferior es el único hueso móvil de la cara. Tiene forma de U y está suspendida de los huesos temporales. Los cóndilos se insertan en la fosa glenoidea de los huesos temporales formando la articulación temporomandibular. Las ramas se extienden hacia abajo, desde el cóndilo hasta el ángulo, donde continúa el cuerpo mandibular, que se extiende hacia delante y hacia la línea media para articularse con la otra mitad de la mandíbula.

Los dientes están insertados en los alvéolos. Las fracturas de los alvéolos suelen requerir cirugía odontológica. Ver imagen nº3 (al final del artículo).

Clasificación de las fracturas maxilofaciales (6)

Las fracturas faciales han sido objeto de multitud de clasificaciones en la literatura mundial; y en la actualidad es carente de una clasificación completamente satisfactoria y aceptada. Su clasificación puede ser según los huesos afectos, según el número de fragmentos, localización y disposición del trazo, estado de oclusión, afectación concomitante de los tejidos blandos y presencia de lesiones asociadas. Así tenemos:

  • Fractura cerrada: Cuando los fragmentos óseos no se comunican con el exterior.
  • Fractura abierta: Comúnmente llamadas expuestas, cuando el trazo de fractura se comunica con el exterior ya sea a través de la piel, mucosa o ligamento periodontal.
  • Fractura única: Presenta solamente un trazo de fractura en la región.
  • Fractura múltiple: Cuando dos o más trazos de fractura ocurren en el mismo hueso.
  • Fractura conminuta: Cuando una única región está dividida en diversos fragmentos de pequeño tamaño, generalmente causadas por proyectiles de arma de fuego.
  • Fractura impactada: Aquella en la cual un fragmento óseo se incrusta en otro.
  • Fractura con pérdida de sustancia: Cuando hay ausencia de algún segmento óseo en la región fracturada.
  • Fracturas en tallo verde: Aquella que no atraviesa completamente el hueso y por lo tanto se presenta solución de continuidad en un lado pero en el otro no.
  • Fracturas completas: Atraviesan los huesos tanto como en espesor como en altura.
  • Fracturas incompletas: Afectan solamente en una porción.