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Yoduria. Excrecion urinaria de yodo en escolares de comunidades indigenas de la cuenca del rio Orinoco en Venezuela
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Autor: Dr. Luis Caballero
Publicado: 8/03/2008
 


El yodo es un micronutriente esencial, necesario para la síntesis de las hormonas tiroideas. Los efectos en la población, como el retardo mental, hipotiroidismo, bocio endémico, son conocidos como desórdenes por deficiencia de yodo (DDY). La carencia de yodo, es la causa más común de retardo mental prevenible en el mundo.Objetivo. Un estudio transversal llevado a cabo para conocer la situación del yodo en escolares indígenas que habitan en la cuenca del río Orinoco de Venezuela.


Yoduria. Excrecion urinaria de yodo en escolares de comunidades indigenas de Venezuela.1

Excreción urinaria de yodo (yoduria) en escolares de comunidades indígenas de la cuenca del río Orinoco en Venezuela.

 

Urinary iodine excretion in school children of indigenous communities living in the Orinoco basin of Venezuela

 

Autores: Dr. Luis A. Caballero 1; Lic. Moira Quintero 2; Lic. Ida Guerra 3; Lic. Yajaira Calderón 4; Lic. Aura Carrillo 5; Lic. Oneida Medina 5; Dr. Antonio Pérez 6.

 

1.     Instituto Nacional de Nutrición. División de Salud Pública. Programa Nacional de Micronutrientes

2.     Unidad de Nutrición Amazonas

3.     Unidad de Nutrición Anzoátegui

4.     Unidad de Nutrición Apure

5.     Unidad de Nutrición Bolívar

6.     Unidad de Nutrición Delta Amacuro

 

Resumen:

 

Antecedentes. El yodo es un micronutriente esencial, necesario para la síntesis de las hormonas tiroideas. Los efectos en la población, como el retardo mental, hipotiroidismo, bocio endémico, son conocidos como desórdenes por deficiencia de yodo (DDY). La carencia de yodo, es la causa más común de retardo mental prevenible en el mundo.Objetivo. Un estudio transversal llevado a cabo para conocer la situación del yodo en escolares indígenas que habitan en la cuenca del río Orinoco de Venezuela.

 

Métodos. Participaron 360 escolares de 9 comunidades indígenas seleccionadas, localizadas en 5 estados de la cuenca del Orinoco. La concentración de yodo urinario se midió en una muestra casual de orina tomada en cada sujeto.

 

Resultados. La mediana de yodo urinario entre los Guahiba (122 ug/l), Yekuana (190 ug/l), Kurripaco (127 ug/l), Piaroa (125 ugI/l), Pumé (200 ug/l), Pemón (130 ug/l), indica una adecuada ingesta de yodo. La mediana de yodo urinario de 250 ugI/l hallada entre los Kariñas, indica una ingesta más que adecuada de yodo. Para los Warao y Eñepa, la mediana fue 72 ug/l y 48 ug/l respectivamente y la prevalencia de valores menores de 50 ug/l de 36% y 55% respectivamente, señala una deficiencia de yodo.

 

Conclusiones. Los grupos étnicos Guahiba, Yekuana, Kurripaco, Piaroa, Pumé, Pemón y Kariña no tuvieron deficiencia de yodo, sin embargo una considerable proporción de los Kariña presentó exceso de yodo. Los grupos étnicos Warao y Eñepa tuvieron deficiencia de yodo.

 

Palabras clave: Yoduria, escolares, indígenas, cuenca del Orinoco, Venezuela

  

Abstract:

 

Background. Iodine is an essential micronutrient necessary to the synthesis of thyroid hormone. Population effects: mental retardation, hypothyroidism, endemic goiter, termed iodine deficiency disorders (IDD). Iodine deficiency is the single most common cause of preventable mental retardation and brain damage in the world.

 

Objective. This cross-sectional study was carried out to assess the iodine status of indigenous schoolchildren living in the Orinoco basin of Venezuela.

 

Methods. The participants were 360 schoolchildren of 9 selected indigenous communities located in 5 states from the Orinoco basin. The urinary iodine concentration was measured in a casual urine sample from each subject.

 

Results. The median urinary iodine concentration among Guahiba (122 ug/l), Yekuana (190 ug/l), Kurripaco (127 ug/l), Piaroa (125 ugI/l), Pumé (200 ug/l), Pemón (130 ug/l), indicates adequate iodine intake. The median urinary iodine concentration of 250 ug/l among Kariña, indicates a more than adequate iodine intake. For Warao and Eñepa the median was 72 ug/l and 48 ug/l respectively; and the prevalence of values under 50 ug/l of 36% and 55% respectively indicates iodine deficiency.

 

Conclusions. Ethnic groups Guahiba, Yekuana, Kurripaco, Piaroa, Pumé, Pemón and Kariña had no iodine deficiency, but a considerable proportion of Kariña, had iodine excess. Ethnic groups Warao and Eñepa had iodine deficiency.

 

Key words: Urinary iodine excretion, schoolchildren, indigenous, Orinoco basin, Venezuela

 

 

Introducción:

 

La deficiencia de yodo es una amenaza para la salud y el desarrollo de la población mundial. Cuando los requerimientos de este mineral no son satisfechos, se afecta la síntesis de hormonas tiroideas, resultando en un amplio espectro de enfermedades conocidas como Desórdenes por Deficiencia de Yodo (DDY) (1). Entre ellas se enumeran bocio, hipotiroidismo, aborto, retardo mental y cretinismo. Un aporte deficiente de yodo, se convierte en la causa de retardo mental prevenible mas importante en el mundo.

 

Dado que la mayor parte del yodo se excreta a través de la orina, la determinación de la yoduria se convierte en el principal indicador bioquímico para conocer el estado nutricional del yodo en la población (2). Este indicador se incorpora a partir de 1993, cuando se inicia la Encuesta Escolar de los DDY en los estados andinos, reportándose baja yoduria en 32% de las localidades evaluadas en los estados Táchira, Mérida y Trujillo (3). Una intensa campaña de información, educación y comunicación, liderada por el Instituto Nacional de Nutrición, y orientada a promover la utilización de sal yodada en la preparación de las comidas, especialmente en las comunidades andinas, y mediante una más estrecha vinculación entre las autoridades de salud y el sector industrial salinero, conllevó a un mejoramiento en la yodación de la sal para consumo humano.

 

Un estudio nacional, realizado durante 1998, en 5600 escolares, arrojó una mediana de yoduria satisfactoria en todos los estados del país. En este mismo estudio se analizó semicuantitativamente in situ, mediante Kits, el contenido de yodo en la sal consumida en 8.820 hogares, encontrándose 94% de prevalencia de consumo de sal adecuadamente yodada (> 15 ppm de yodo) (4). En 1999 una rigurosa evaluación externa del programa de lucha contra los DDY, permite conceder a Venezuela, la certificación como país virtualmente libre de deficiencia de yodo desde el punto de vista de la salud pública (5). Desde entonces se llevan a cabo cada dos años monitoreos de yodurias en las comunidades de mayor riesgo de los estados andinos, así como el monitoreo anual en hogares del consumo de sal adecuadamente yodada. Sin embargo, en los últimos años no se había realizado una investigación para conocer la situación nutricional del yodo en comunidades indígenas.

 

Como es ampliamente conocido, existen múltiples factores que condicionan una baja ingesta de alimentos con alto o moderado contenido de yodo, que conllevan a los DDY, entre ellos pueden señalarse: factores geográficos, culturales, socio-económicos u otros.


Yoduria. Excrecion urinaria de yodo en escolares de comunidades indigenas de Venezuela.2

Geográficos: Las regiones montañosas como los Andes, son pobres en yodo, debido a que los suelos han sido expuestos a frecuentes lluvias, vientos, glaciaciones y a la agricultura intensiva, disminuyendo su contenido natural; en consecuencia los alimentos producidos en estas zonas son deficientes en este halógeno. Asimismo los Andes venezolanos se encuentran distantes del mar, donde el yodo se encuentra en mayores cantidades. Se reporta además, que zonas llanas y sometidas a frecuentes inundaciones, con importante lavado de los suelos, como lo representan el delta de los grandes ríos, son proclives a ser pobres en yodo (6).

 

Culturales: En las comunidades podemos encontrar diversas costumbres, hábitos y tradiciones, que pueden condicionar un bajo consumo de yodo. Por ejemplo, la “sal en grano”, es un producto con muy bajo contenido de yodo y que ha logrado tener una gran trascendencia de su consumo en muchas comunidades, debido a que la consideran como “algo natural” y es de más bajo precio. Además ciertos hábitos alimentarios en determinadas regiones como el consumo frecuente de yuca (Manihot spp.), casabe, etc., interfiere en la formación de las hormonas tiroideas.

 

Socio-económicos: El bajo poder adquisitivo de la familia no garantiza un adecuado consumo de alimentos ricos en yodo (como pescados y mariscos del mar), ya que el costo de estos alimentos es más elevado.

 

No siempre los DDY son producidos por deficiencia de yodo en la dieta. Existen otros factores que también actúan en el desarrollo de estos trastornos.

 

Bociógenos: Existen ciertos alimentos que contienen sustancias (tiocianatos e isocianatos) que actúan directa o indirectamente sobre la glándula tiroides, alterando el mecanismo de producción de las hormonas tiroideas. Entre los alimentos que contienen estas sustancias bociógenas se encuentran las crucíferas nabo, repollo y coliflor (Brassica spp.), yuca, leguminosas como soya (Glycine max.) y maní o cacahuete (Arachis hypogaea).

 

Hereditarios: La presencia de las alteraciones heredadas, afecta a las distintas etapas de producción de las hormonas tiroideas, determinando en la glándula tiroides una menor adaptación del individuo frente al déficit de yodo.

 

Tomando en cuenta, que algunos de los factores antes mencionados podrían estar condicionando una baja ingesta o mal aprovechamiento del yodo en la población indígena, se decide iniciar una investigación al respecto y se planifica realizar la determinación de yoduria en la población indígena que habita en la cuenca hidrográfica del río Orinoco.

 

Objetivo general:

Conocer la situación del yodo en escolares indígenas que habitan en la cuenca hidrográfica del río Orinoco.

 

Objetivos específicos:

Determinar la mediana de yoduria, en las principales etnias que habitan en el área rural de la cuenca del río Orinoco.

Conocer el porcentaje de valores de yoduria menores de 50 ugI/l.

Conocer el porcentaje de valores de yoduria mayores de 300 ugI/l.

 

Metodología:

Se realizó un estudio descriptivo de corte transversal.

Diseño Muestral: se tomó la información del Censo Indígena 1992, del que se pudo estimar que en Venezuela se hallan 28 grupos étnicos, de los cuales los Wayuú, ubicados en la cuenca del Lago de Maracaibo representan el 53% del total. En la cuenca hidrológica del río Orinoco habitan 24 grupos étnicos que representan el 36,8% del total de la población indígena y los predominantes corresponden en orden poblacional a: Warao 20,6% ubicados en los estados Delta Amacuro, Monagas y Sucre; Pemón 16,45% localizados en el estado Bolívar; Yanomami 12,9% distribuidos en el estado Amazonas; Guahiba 10% habitantes en los estados Amazonas y Bolívar; Piaroa 9,9% mayormente ubicados en Amazonas y en menor población en el estado Bolívar; Kariña 9,6% que habitan al sur de los estados Anzoátegui y Monagas y en el estado Bolívar; Pumé 4,7% residenciados básicamente en el estado Apure y en apenas dos comunidades en el estado Bolívar; Yekuana 3,8%, Eñepa 2,7% y Kurripaco 2,4% quienes habitan en los estados Amazonas y Bolívar (7).

 

Para la selección de la muestra se plantearon inicialmente seis criterios de inclusión:

1. Grupo étnico que habita en la cuenca hidrográfica del Orinoco.

2. Grupo étnico que habita un área rural.

3. Comunidades en las cuales vive un solo grupo étnico (excluyendo a los no indígenas).

4. Comunidades con las características anteriores en las que existe una escuela.

5. Escuelas a las que asisten 40 o más personas entre 7 y 14 años o

6. Comunidades de una misma etnia en las que habitan 40 o más personas entre 7 y 14 años de edad.

 

Al tomar en cuenta los cuatro primeros criterios de inclusión del estudio, el universo se limita a la escogencia de un número determinado de comunidades, entre 174 que tienen estas características. Al agregar el quinto criterio de inclusión el universo se limita más aún por lo que se decidió hacer un muestreo no probabilístico; escogiendo solo aquellas comunidades que reúnan las características del estudio y correspondiendo a las diez principales etnias que habitan en la cuenca hidrológica. El marco muestral estuvo constituido por comunidades de las etnias Warao, Pemón, Yanomami, Guahiba, Piaroa, Kariña, Pumé, Yekuana, Eñepa y Kurripaco. La Unidad de Muestreo en este estudio será la escuela existente en la comunidad indígena. La Unidad de Análisis será la etnia a la cual pertenece esta comunidad.

 

Recolección de Datos: Personal técnico de las Unidades de Nutrición, ejecutó la actividad de campo en esta investigación llevada a cabo durante el año 2003. Para ello recibieron la capacitación a través de varios talleres dictados en Barcelona y Puerto Ayacucho, con la asistencia de los representantes de los estados Anzoátegui, Bolívar, Delta Amacuro, Amazonas y Apure.

 

Análisis de Laboratorio: Las muestras se analizaron en el Laboratorio de Química Analítica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Los Andes, mediante el método espectrofotométrico basado en la reacción de Sandell-Kolthoff modificado por Dunn, en el cual la muestra de orina se digiere en ácido clórico y su contenido de yodo se mide por la acción catalítica en la reducción de sulfato de amonio cérico a la forma cerosa (8, 9).

 

Los valores de yoduria obtenidos del laboratorio se expresan en microgramos de yodo por litro, y empleando la mediana, tomando como referencia los criterios establecidos internacionalmente por OMS, UNICEF, ICCIDD. (Tabla 1)


Yoduria. Excrecion urinaria de yodo en escolares de comunidades indigenas de Venezuela.3

Tabla 1. Criterios epidemiológicos para medir el estado nutricional del yodo basado en la mediana de la concentración de yodo urinario. Fuente: Indicadores de la Eliminación Sostenible de los Desórdenes por Deficiencia de Yodo. OMS/ICCIDD/UNICEF. Ginebra, Mayo de 1999.

 

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Área Geográfica de estudio: La Cuenca del Río Orinoco.

 

El Orinoco con 2140 kilómetros de longitud es el río más largo y caudaloso del norte del continente suramericano. La cuenca del río Orinoco abarca 770.000 kilómetros cuadrados en territorio venezolano y fluye sus aguas a la vertiente del océano Atlántico. En su margen izquierda recoge las aguas que se escurren por las vertientes orientales de los Andes, de la vertiente meridional de la Cordillera de la Costa y de los Llanos. En las planicies de los Llanos occidentales y orientales se asientan las etnias Pumé y Kariña respectivamente. En la margen derecha del Orinoco desembocan los ríos que drenan la Guayana venezolana. Una hipótesis afirma que a finales del Cretácico (70-65 millones de años) el río fluía en dirección noroeste, migrando luego su curso en el sentido de las agujas del reloj para a finales del Oligoceno llegar a desembocar en el Atlántico. El río pudo haber representado una barrera importante, que al desplazarse hasta conformar su curso actual, fue modificando la distribución de la flora y la fauna (10). De allí que el río Orinoco marca una frontera natural entre dos regiones: la de los Llanos, caracterizada por una llanura de acumulación de sedimentos, y la Guayana donde el relieve es más alto y predomina el fenómeno de la erosión de rocas de gran resistencia. En esta última extensa área, en su mayoría selvática viven las etnias Guahiba, Yekuana, Kurripaco, Piaroa, Eñepa y Pemón, localizadas en las áreas de la cuenca que drenan el alto, medio y bajo Orinoco. El Delta comprende la sección del río Orinoco ubicada frente al océano Atlántico, con una superficie de 22 mil kilómetros cuadrados. Desde el punto de vista hidrográfico, la región deltaica se inicia a unos 280 kilómetros aguas arriba de la desembocadura al océano, conocida como Boca Grande. En estas tierras, el Orinoco se transforma en una compleja red hidrográfica de caños, riachuelos, lagunas y zonas anegadizas, que se intercomunican entre sí, formando islas de diferentes dimensiones parcialmente inundables. Debido a la actividad sedimentaria (principalmente de arcilla y limo) el Delta está todavía en proceso de formación, desplazándose hacia el este, originando nuevas islas o haciendo más grandes las existentes (11).

 

Una importante cantidad de sedimentos provienen de la cuenca del Amazonas y del Esequibo, que llegan al Delta a través de la corriente marina de Guayana (12). En la región deltana habita mayoritariamente la etnia Warao.

 

Clima: En toda la cuenca los climas son isotermos, con escasa variación (menor a 3 oC) de temperatura a lo largo del año, aunque su amplitud diaria es mucho mayor y ronda en torno a los 10 oC. Las precipitaciones son altas, con una media anual entre 2000 y 3500 mm en la Guayana, siendo menores en la zona de los Llanos, con 1000 a 1500 mm/año.

 

Vegetación: Se hallan unas 3000 especies de plantas. La región de Guayana está cubierta de selvas, cuya variada vegetación, se implanta en suelos pobres y ácidos, pero con una altísima producción de biomasa, producto de una rápida y eficiente descomposición de los restos animales y vegetales. En los Llanos predomina la vegetación de sabana, las selvas de galería al borde los ríos, con agrupaciones de árboles y arbustos llamados “matas”. Esta zona presenta mayores posibilidades para el cultivo y la ganadería.

 

Fauna: Se registran 995 especies de peces dulceacuícolas y estuarinas en la cuenca del Orinoco, pertenecientes mayormente a los órdenes Characiformes, Siluriformes y Perciformes. Las subcuencas con mayor número de especies corresponden al Delta (400 spp.) en el estado Delta Amacuro; Apure (390 spp.) y Meta (378 spp.) en el estado Apure; Caura (384 spp.) y Caroní (257 spp.) en el estado Bolívar; Ventuari (272 spp.) y Alto Orinoco (232 spp.) en el estado Amazonas; Morichal Largo (180 spp.) en el estado Anzoátegui (13). Entre las especies de peces comerciales de agua dulce más conocidas, se citan el coporo (Prochilodus spp.), la cachama (Colossoma spp.), bagre rayado (Pseudoplatystoma spp.), palometa (Myleus spp., Mylossoma spp.) y la curvinata (Plagioscion spp.).

 

La cuenca del Orinoco alberga aproximadamente 1300 especies de aves, 250 especies de mamíferos y varias decenas de especies reptiles. La cacería de aves se practica en palomas (Columba spp., Leptotila spp., Zenaidura auriculata), patos (Anas spp., Dendrocygna spp., Cairina moschata, Aythya spp.), pavas y camatas (Penelope spp.), gallinas y gallinetas ( Tinamus spp.); la de mamíferos en lapas (Agouti paca), cachicamos (Dasypus spp.), venado (Mazama spp. y Odocoileus virginianus), báquiro (Dycotyles tajacu y Tayassu pecari.), chiguire (Hydrochoerus hydrochaeris), danta (Tapirus terrestris) y manatí (Trichechus spp.), este último género, amenazado en su existencia por sus bajas densidades poblacionales. Entre los reptiles es importante el aprovechamiento cinegético de morrocoy (Geochelone spp.), galápago, tortuga y terecay (Podocnemis spp.), iguana (Iguana iguana).

 


Resultados:

 

La muestra definitiva estuvo conformada por 360 niños y niñas entre 7 y 14 años de edad, pertenecientes a nueve etnias habitantes en la cuenca hidrográfica del río Orinoco. La mediana de yoduria osciló entre 48 y 250 ugI/l.

 

En dos de las nueve comunidades estudiadas, la mediana de yoduria resultó baja, con valores considerados como “deficiencia moderada de yodo”: 48 ugI/l en la etnia Eñepa del estado Bolívar y como “deficiencia leve”: 72 ugI/l en la etnia Warao del estado Delta Amacuro. Las comunidades Warao y Eñepa mostraron 36% y 55% respectivamente, de valores menores de 50 ugI/l. En la comunidad de la etnia Kariña, en el estado Anzoátegui, la mediana de yoduria resultó ser de 250 ugI/l, considerada como una “ingesta de yodo más que adecuada”; con 32,5% de las muestras con valores mayores de 300 ugI/l. En las seis comunidades restantes, Guahiba, Piaroa, Kurripaco, Pumé, Yekuana y Pemón, el valor de la mediana de yoduria, se categoriza como una “ingesta de yodo normal”.(Tabla 2, Tabla 3, Gráfico 1, Gráfico 2, Gráfico 3)

 


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Tabla 2. Yodurias en escolares de comunidades indígenas de la cuenca del río Orinoco. Venezuela. 2003. Fuente: INN-PRONAMIN

 

excrecion_urinaria_yodo_yoduria/yodurias_escolares_indigenas

 

Tabla 3. Yoduria en escolares de comunidades indígenas de la cuenca del río Orinoco. Venezuela. 2003. FUENTE: INN-PRONAMIN

 

excrecion_urinaria_yodo_yoduria/iodurias_comunidades_indigenas

 

Gráfico 1. Mediana de yoduria en escolares de comunidades indígenas de la cuenca del río Orinoco. Venezuela. 2003. Agrupados por etnia. Fuente: INN-PRONAMIN 

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Gráfico 2. Porcentaje de muestras de orina < 50 µgi/l en escolares de comunidades indígenas de la cuenca del río Orinoco. Venezuela. 2003. Agrupados por etnias. Fuente: INN-PRONAMIN

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Gráfico 3. Porcentaje de muestras de orina > 300 µgi/l en escolares de comunidades indígenas de la cuenca del río Orinoco. Venezuela. 2003. Agrupados por etnias. Fuente: INN-PRONAMIN 

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Discusión:

 

Entre 45 y 50 millones de personas indígenas pertenecientes a más de 400 grupos étnicos viven actualmente en las Américas. Comprenden casi 10% de la población total y 40% de la población rural de América Latina y el Caribe. La incidencia de la pobreza es mayor entre los grupos indígenas, quienes tradicionalmente han padecido altas tasas de mortalidad materna e infantil, de malnutrición y de enfermedades infecciosas (14). Un informe del Banco Mundial revela que ser indígena aumenta las probabilidades de un individuo de ser pobre y en cinco países de Latinoamérica (Bolivia, Ecuador, Guatemala, México, Perú) en porcentajes entre 13% y 30%. En estos mismos países, los estudiantes indígenas obtienen calificaciones significativamente menores en las pruebas de lectura y matemáticas. Las escuelas indígenas también presentan tasas más altas de deserción, repitencia y reprobación (15, 16). La baja calidad de los suelos en la región Guayana constituye una grave limitación para el cultivo y la cría, por lo que los asentamientos humanos a pesar de dedicarse al cultivo de algunas especies, han venido practicando un seminomadismo para aprovechar los recursos propios de la caza y la pesca (17). La región de los Llanos presenta mayores posibilidades para el cultivo y la ganadería.


En la mayoría de las poblaciones indígenas de América, resalta el cultivo de la yuca, una planta originaria de este Continente, de donde se expandió a otras partes del mundo como África, facilitado por sus escasas exigencias agronómicas y alto rendimiento. Hay dos clases de yuca, la dulce y la amarga. La dulce se consume preferentemente cocida o asada, mientras que de la amarga se elabora el casabe (una especie de torta delgada) y harina de yuca. Los indios del Amazonas llaman tapioca a la harina extraída de la yuca, mientras que los del Orinoco y Río Negro la denominan mañoco (18). Una revisión de Dufour, concluye que la dieta de los nativos de la Amazonia está basada en casabe, plátanos y banano (Musa paradisiaca), con proteínas de alta calidad proveniente de la fauna silvestre (19). 


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Boza y Baumgartner estudiaron comunidades indígenas Piaroas, Piapocos y Guahibos habitantes del alto Orinoco y de la subcuenca del Ventuari, hallaron que el casabe fue el alimento más frecuentemente consumido, seguido de pescado, yucuta (harina de yuca y agua), carne, diversas frutas y maíz (Zea mays). De las frutas consumidas, las provenientes de palmas fueron las más importantes en la dieta (20).

 

Por su aporte energético, la yuca representa la tercera fuente de calorías en los trópicos después del arroz (Oriza sativa) y el maíz. La yuca contiene un 34% de carbohidratos (principalmente almidón); escaso contenido de proteínas: 1,1% y grasa: 0,2% y con importante contenido de fibra: 2,3% (21). La yuca es deficiente en aminoácidos azufrados como metionina, cistina y cisteína. La yuca contiene cantidades variables de sustancias tóxicas como la linamarina, que actúan como defensas químicas de la planta ante predadores herbívoros. Cuando el hombre ingiere las raíces de yuca, la linamarina es hidrolizada en glucosa y ácido cianhídrico (HCN) también llamado ácido prúsico. El ácido cianhídrico es rápidamente absorbido y soluble en sangre. Envenenamiento agudo con ácido cianhídrico puede causar la muerte; el envenenamiento crónico puede producir parálisis y neuropatías. En el organismo el ácido cianhídrico entra a las células y se une irreversiblemente a metaloenzimas, principalmente citocromo oxidasa, forzando a la célula de una respiración aeróbica a una anaeróbica, una manera menos eficiente de producir ATP. La cadena de la fosforilización oxidativa es desacoplada, el ácido láctico aumenta y la célula eventualmente muere. Los órganos más afectados son el corazón y el cerebro.

 

El organismo es capaz de desintoxicarse metabolizando el ácido cianhídrico en tiocianato. Para esto se requiere de la adición de grupos azufrados proveniente de aminoácidos específicos. Así, mientras la yuca y otras muchas plantas son deficientes en aminoácidos, una dieta apropiada con suficientes proteínas, permite al organismo reducir o eliminar la toxicidad de bajos niveles de compuestos cianógenos. En las junglas del Amazonas brasileño, algunas tribus consumen hasta un kilogramo de yuca fresca cocida por día y más de tres litros de cerveza de yuca fermentada, sin reportarse bocio o neuropatía atáxica. Estas mismas tribus también consumen una considerable cantidad de proteínas de origen animal, incluyendo pescado, una buena fuente de aminoácidos azufrados (22).

 

Los habitantes de la cuenca del Amazonas, Orinoco, Congo y el sur de la India consumen gran cantidad de yuca pero también de pescado, por lo que se disminuyen las posibilidades de intoxicarse, sin embargo el tiocianato interfiere con la absorción de yodo por la glándula tiroides, sobre todo cuando la ingesta de yodo es baja. Poblaciones al norte de Zaire en África, con bajo yodo en la dieta y consumo de yuca procesada inadecuadamente sufrían de alta prevalencia de bocio y cretinismo; pero cuando se instauró la suplementación con yodo bajó la prevalencia de bocio a pesar de mantenerse el consumo de yuca mal procesada (23).

 

El pescado de agua dulce, consumido por la mayoría de las etnias señaladas en este estudio contiene relativamente menor contenido de yodo que los peces de agua salada,  pero un alto contenido proteico, que aminoraría el efecto bociógeno de la yuca. Complementariamente los pescadores Waraos aprovechan el fenómeno del “macareo” para capturar además especies marinas como el lebranche (Pinirampus spp.), la lisa (Mugil spp.), el cazón (Carcharhinus spp.). El fenómeno consiste en la entrada de aguas marinas a los caños del Delta del Orinoco durante la marea en fase de pleamar, cuando la corriente se dirige río arriba por poco tiempo. Un evento semejante se produce en el Delta del Amazonas, donde es conocido como “pororoca”.

 

Un estudio realizado por Roche en Maquiritares y Guaharibos, habitantes de la sabana de Kakuri, cerca de las fuentes del río Ventuari, un afluente del Orinoco en el Amazonas venezolano, señala que la alimentación de estos indígenas consistía principalmente de yuca, pescado y animales producto de la cacería. Halló un 70,8% de captación promedio de I131, valor similar al 74% obtenido por el mismo autor en Bailadores, una población andina de alta endemicidad para bocio y deficiencia de yodo. En 89 individuos evaluados en Kakuri, la glándula tiroides no fue palpable en 72, palpable pero normal en 14 y palpable con aumento anormal de volumen en 3. Roche concluye que si se asume una alta avidez tiroidea como signo de deficiencia de yodo, puede estar presente esta carencia sin que ocasione bocio endémico y que la deficiencia de yodo en estos indígenas no debe ser la suficiente para producir bocio (24). La prueba de captación tiroidea de yodo radioactivo ha venido perdiendo popularidad y aplicaciones en los últimos años, debido a dificultades para su interpretación, sobre todo por el amplio uso de medios de contraste yodados y el gran aumento del contenido de yodo de ciertos alimentos (25).

 

En 1960 Roche recolectó orina de 24 horas para determinación de yoduria en 18 indígenas de la etnia Maquiritare, 9 de los cuales habían resultado con alta captación de yodo radioactivo en el estudio previo del año anterior. Además recolectó muestras de agua de seis diferentes sitios del río Ventuari para conocer su contenido de yodo. La excreción urinaria resultó baja, con un promedio de 21,2 ug por día. Estos valores bajos de yoduria en el área del alto Ventuari son similares a áreas endémicas de bocio en la región andina como Bailadores y La Mesa de Esnujaque, estudiadas por Roche y De Venanzi respectivamente. El contenido de yodo en el agua del río Ventuari fue muy bajo, con valores que oscilaron entre 0,2 y 0,6 ug/l (26). De Venanzi y colaboradores, obtuvieron valores de 1,36; 1,50 y 4,22 ug por litro en tres muestras de agua tomadas en La Mesa de Esnujaque (27). Cabe destacar que para la fecha de estas investigaciones de Roche, De Venanzi y otros insignes estudiosos aún no se había decretado la yodación obligatoria de la sal en Venezuela, la cual se concretó en 1966 (28), por lo que se convierten en auténticos pioneros de esta importante medida de salud pública en Latinoamérica.

 

Aunque el estudio nacional de 1998 se ejecutó mayoritariamente en poblaciones urbanas, no indígenas, se midió la yoduria en escolares de la etnia Warao residentes en la comunidad de San Francisco de Guayos, en el Delta del Orinoco a pocos kilómetros de su desembocadura en el Atlántico; la mediana de yoduria resultante fue 135 ugI/l, sin embargo 25% de las muestras se ubicaron por debajo de 50 ugI/l. El consumo de sal yodada en hogares alcanzó en San Francisco de Guayos 63,6%, el valor más bajo de las 140 parroquias evaluadas en el estudio nacional. Se observó en esta comunidad el empleo generalizado de sal de grano grueso, no yodada para la conservación de pescado, la misma que era utilizada en muchos hogares para la preparación de las comidas. También se estudió durante 1998, a escolares en la comunidad de San Fernando de Atabapo, ubicada en la zona de confluencia de los ríos Atabapo y Orinoco, en el Amazonas venezolano, resultando una mediana de 147 ugI/l, con 10% de las muestras por debajo de 50 ugI/l; el porcentaje de hogares que consumía sal yodada alcanzó 91% en esta comunidad del estado de Amazonas.

 

La situación de deficiencia se detecta durante el año 2003, en la etnia Warao, en una comunidad del Municipio Antonio Díaz en el estado Delta Amacuro y en la etnia Eñepa en una comunidad del Municipio Cedeño del estado Bolívar. En la etnia Warao, la mediana obtenida fue de 72 ugI/l, calificada como deficiencia leve y un 36% de las muestras no alcanzaron la concentración de 50 ugI/l. En la etnia Eñepa, la mediana hallada fue de 48 ugI/l, una deficiencia moderada; un 55% de las muestras resultaron menores de 50 ugI/l.

 

La persistencia del empleo de sal con ausencia o bajo contenido de yodo, en la preparación del pescado y de otros alimentos, podría estar influyendo en una baja ingesta del mineral. Esta situación amerita un permanente control y vigilancia del proceso de yodación de la sal en las plantas industriales, por parte de las autoridades de salud, especialmente a las empresas salineras ubicadas en el oriente de Venezuela, las cuales procesan la materia prima proveniente de las Salinas de Araya, que luego es distribuida a los estados ubicados al sur del Orinoco, Delta Amacuro, estados llaneros como Apure y Anzoátegui, así como gran parte del resto del país. Afortunadamente el consumo regular de proteínas de origen animal, contentiva de aminoácidos azufrados, por los pueblos indígenas de la cuenca del Orinoco, permite que se mantenga el ancestral consumo de yuca y sus productos, sin que aparezcan envenenamientos y neuropatías por HCN, como suele suceder en algunos países africanos. Además, la glándula mamaria actúa como una barrera para reducir el paso de tiocianatos del suero materno a la leche, por lo que la lactancia materna ofrece un efecto protector a los niños lactantes frente a estos agentes antitiroideos (29).

 


Yoduria. Excrecion urinaria de yodo en escolares de comunidades indigenas de Venezuela.6

El ambiente oligotrófico que caracteriza las sabanas al sur del Orinoco, con marcadas deficiencias de ciertos elementos nutricionales, impiden o limitan el desarrollo de cadenas tróficas más elaboradas. Un hecho significativo es la ausencia de aves zancudas -abundantísimas en los Llanos- en los extensos morichales de la sección meridional de la Gran Sabana (30). La migración ocurrida durante los últimos cien años, de familias Eñepas desde la Serranía del Alto Cuchivero, de donde son oriundos hacia las zonas de sabana –con predominio de gramíneas como Trachypogon sp. y Paspalum sp.- que se extienden entre los ríos Cuchivero, Guaniamo y Suapure, ha ocasionado una disminución de la disponibilidad de animales de cacería, como danta, lapa, picure (Dasiprocta spp.), cachicamo, mono araguato (Alouata seniculus), morrocoy, motivado a la menor riqueza faunística de estas planicies, lo que ha alterado la tradicional dieta de estos grupos indígenas. Los Eñepas practican una agricultura de subsistencia, cultivando principalmente maíz, plátano, yuca, batata (Ipomoea batata) y tienen gran predilección por la cacería de aves como gallineta de monte (Tinamus major), guacharaca guayanesa (Ortalis motmot) y uquira (Penelope jacquacu). A pesar de ello, el desarrollo acelerado de esta región motivado a la explotación minera de bauxita y diamantes, la construcción de la infraestructura vial y la presencia misionera, han logrado perturbar en los Eñepas, sus creencias, hábitat, aspiraciones y quebrantar su vigor étnico (31).

 

Especial interés debe despertar, la situación del yodo en embarazadas indígenas o en período de lactación, dados los más altos requerimientos fisiológicos y particularmente por la temprana edad en que inician la vida reproductiva. La adopción por las comunidades indígenas de nuevos hábitos alimentarios, como el consumo creciente de productos refinados y de producción exógena: harinas de cereales como el trigo y azúcar entre otros, aunado a la migración a centros urbanos y el sedentarismo, podrían conllevar a predecibles cuadros de obesidad, diabetes e hiperlipemia en estos grupos poblacionales. Otro aspecto a considerar, viene a ser la deforestación con fines agropecuarios y la caza intensiva, que explicarían la extinción en ciertas áreas, de algunos mamíferos silvícolas, (Tapirus terrestris, Mazama spp., Tayassu pecari, Tayassu tajacu) potenciales fuentes de alimentos a nivel local (32).

 

Conclusiones:

 

Con base en la determinación de la mediana de yoduria, no existe deficiencia de yodo en escolares de las comunidades indígenas estudiadas de las etnias Guahiba,Yekuana, Kurripaco, Piaroa, Kariña, Pemón, y Pumé. Se observó un exceso de yodo en una proporción importante de escolares estudiados de la etnia Kariña. Existe deficiencia leve de yodo en escolares de la comunidad indígena estudiada de la etnia Warao. Existe deficiencia moderada de yodo en escolares de la comunidad indígena estudiada de la etnia Eñepa.

 

Recomendaciones:

 

  • Fortalecer el control y vigilancia del proceso de yodación de la sal destinada al consumo humano y animal.
  • Intensificar las actividades de información, comunicación y educación, especialmente en las comunidades indígenas más afectadas y de mayor riesgo para los DDY.
  • Incorporación de todos los miembros de la sociedad, en una lucha global, para disminuir la pobreza, particularmente en grupos poblacionales de gran riesgo social como los indígenas.
  • Promover la ejecución de investigaciones sobre la ingesta potencialmente dañina de bociógenos y sustancias cianógenas en pueblos indígenas, asociados a un alto consumo de yuca y casabe.
  • Investigar la excreción urinaria de yodo en otras comunidades indígenas no evaluadas.

 

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