A nivel mundial la epidemia del SIDA se ha convertido en un problema de salud pública, y cada día se torna más difícil hacer entender a la población en riesgo la gravedad del problema. Si consideramos la epidemia del SIDA no solo como un problema de salud sino como un problema ético, y hacemos énfasis en la práctica de los valores morales que dan formación al individuo como persona, es probable que se pueda incidir en la prevalencia de la enfermedad. Una sexualidad mal entendida, e irresponsable en el desarrollo de la adolescencia, es una causa de riesgo para contagio de VIH/SIDA entre los adolescentes y jóvenes.