Las drogas sulfonamidas fueron los primeros agentes quimoterapéuticos efectivos al ser empleados sistémicamente para la prevención y la cura de infecciones bacterianas en humanos. Con el advenimiento de la penicilina y otros antibióticos, ha disminuido el uso de las sulfonamidas, y su uso se ha limitado. Sin embargo, la combinación del trimetoprim ha aumentado el uso de las sulfonamidas en la profilaxis y tratamiento de infecciones microbianas específicas. Las sulfonamidas y el trimetoprim son antimetabolitos selectivamente tóxicos para los microorganismos porque interfieren con la síntesis de ácido fólico.