El envejecimiento conlleva un deterioro del cerebro, que va perdiendo parte de su capacidad, pero si acontecen determinados procesos patológicos se aumenta el desenlace, pues bien, la segunda causa – en algunos países los estudios confirman una equiparación con el Alzheimer o confirman una alteración superior y más rápida – de la citada reducción es la demencia vascular, que tiene su origen por una menor llegada de sangre a las zonas irrigadas por las arteriolas, vasos que son los más dañados por enfermedades como la hipertensión, diabetes o alteraciones cardíacas y escleróticas, a todo esto hay que añadir la consiguiente atrofia de un soporte de vital importancia para las funciones de nuestra mente como es la corteza cerebral.