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Capítulo III. Presupuestos teóricos referenciales. Noema religioso del abusador sexual infantil en el contexto de la consejería cristiana

Capítulo III. Presupuestos teóricos referenciales. Noema religioso del abusador sexual infantil en el contexto de la consejería cristiana

En el presente capítulo presento las investigaciones cercanas, datos o informaciones que se aproximen al fenómeno de estudio: El noema religioso del abusador sexual infantil y la consejería pastoral. Así como también elementos teóricos o los postulados que más se ajusten a la realidad del mismo y a la situación problemática, la conciencia religiosa del abusador sexual de niños. Los conocimientos, experiencias y vivencias de otros autores, que en el tiempo han sido muy valiosas y necesarias para una mejor confrontación, comprensión y reflexión de la realidad de este proceso investigativo.

Capítulo III. Presupuestos teóricos referenciales. Noema religioso del abusador sexual infantil en el contexto de la consejería cristiana

Autor: Nahin A. Pérez Ortiz

Mentor Académico: Dr. Giovanni Rodríguez

Doctorado en Consejería Pastoral. Valencia, Julio de 2012

Disertación Doctoral

Sometida a la Facultad Postgrado de la Universidad Apostólica Rhema como Requerimiento para la Obtención del Grado de: Doctor en Consejería Pastoral

Nombre: Nahin A. Pérez Ortiz

Documento de Identificación: Cédula: 3.603.090

Mentor académico: Dr. Giovanni Rodríguez

Valencia, Estado Carabobo. Venezuela

Capítulo III. Presupuestos teóricos referenciales.

1.- DATOS CERCANOS DE APROXIMACIÓN AL FENÓMENO.

En esta perspectiva, Pérez Y (20), en un trabajo realizado en el Hospital “Dr. Adolfo Prince Lara” de Puerto Cabello, centro asistencial donde partió mi investigación, encontró desde el 2000 al 2006, que el abuso sexual infantil representó el 34,7% de todo el Síndrome del Niño Maltratado; el grupo de edad más abusado fue el preescolar (2 a 6 años) con 48,5%; el sexo más abusado fue el femenino (75,8%); el tipo de abuso más frecuente el incesto (29,6%) y el agresor, cercano a la víctima (parientes, amigos, vecinos) representó el 62,6%.

En un trabajo presentado por Posadas Castaño E y Salazar Correa J (4), en el 2005, estudio realizado en una población de 51 condenados por delitos sexuales a menores, sobre las características de los abusadores sexuales de niños encontraron: el 55% tenían, en escala alta, hipocondría, indicativo de una alta tendencia a presentar una preocupación corporal excesiva, con quejas por lo general vagas e inespecíficas. Tienen alta probabilidad de ser egoístas, egocéntricos y narcisistas.

El concepto que tienen de la vida es pesimista, derrotista y cínico. El 47,7% en rango medio de depresión, en la mayoría de esta población, no se encuentran síntomas que indiquen, de manera contundente, síntomas depresivos. El 70% en rango medio de histeria, en su mayoría, estos sujetos se encuentran como en términos normales en cuanto a la expresión del afecto. El 47,5% tanto para un rango alto como de medio lo que da una alta incidencia de desviación psicopática, interpretada como una gran dificultad en incorporar los valores y normas sociales, involucrándose probablemente en una amplia gama de conductas asociales y/o antisociales (mentira, estafa, robo, actos sexuales inadecuados, uso excesivo de alcohol, drogas o ambos). Un 67,5% en rango alto de paranoia, una tendencia marcada a que los individuos presenten un pensamiento perturbado y quizá tengan delirios de persecución y/o grandeza.

El 50% en rango medio de psicastenia, indicativo de individuos libres de temores y ansiedades incapacitantes; con adecuada seguridad en sí mismos. El 67,5% de en rango alto de esquizofrenia, dicha puntuación está indicando confusión, desorganización y desorientación. Un 57,5% de rango alto de hipomanía, da cuenta de una tendencia definida hacia la hiperactividad y una auto-evaluación irreal. Un 72,5% en rango medio de introversión social, dicho dato está caracterizando a estos individuos con una adecuada sociabilidad.

En el artículo en internet, Acercamiento Integrador a los Abusos Sexuales, (21), se menciona que la edad de los agresores oscila desde los adolescentes a los ancianos, siendo este último el estereotipo social. La referencia al viejo verde es frecuente, quizá el anciano tiene menos habilidades para mantener oculta su acción y puede que inspire menos temor y por eso recibe mayores acusaciones, sin embargo el anciano no es el prototipo del abusador. En nuestro servicio hemos podido ver a chicos adolescentes y a hombres adultos, pero la mayoría está en una franja de edad de 20 a 50 años.

Sandoval E. (22) en un artículo sobre Abusos Sexuales en niños señala que solamente una minoría de los perturbadores de niños (de un 25 a un 33%), encarcelados, tiene un interés primordial y relativamente permanente de tipo sexual hacia los niños, algo que pudiera describirse como una característica de la personalidad. La mayoría se involucra por lo que parece ser motivos transitorios: una oportunidad fuera de lo normal, estrés, frustraciones, desahogos sexuales. Aunque no se hayan logrado perfiles sencillos de los típicos abusivos sexuales, a partir de las investigaciones de ofensores encarcelados, los hallazgos han por lo menos influido la dirección de esfuerzos infructuosos. Se reconoce que no son por lo general maniáticos sexuales o psicópatas impulsivos o delirantes. Los hombres que tienen un interés sexual por niños muy pequeños difieren de aquellos hombres que se interesan por niños mayores. Y las razones notorias de exhibicionismo, por ejemplo, contrastan fuertemente con las del incesto. El alcohol parece tener una conexión existente con los patrones del abuso sexual de niños.

Por otra parte, Isaacura C (23), agrega, que un déficit en la comunicación asertiva, aunado a la falla del rol del padre, la presencia de estímulos de erotización y la prolongada ausencia de supervisión adulta, dejaría a los adolescentes a merced de las fantasías incestuosas que en ellos han despertado vigorosamente, las cuales por desplazamiento se dirigirían a los niños, quienes por su inocencia e indefensión pueden representar un objeto sexual al alcance de la mano, evitando así el tener que ejercer las habilidades sociales y socio-sexuales que implican los rituales de cortejo socialmente aceptados y competir con otros adolescentes por una pareja coetánea. Los adolescentes del estudio mostraron déficit predisponentes de diversos tipos, entre ellos, cognitivos y operacionales como el de habilidades socio-sexuales.

En consecuencia se produce una