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Evaluación de la calidad en el servicio imagenológico de la Escuela Provincial de Estomatología

Evaluación de la calidad en el servicio imagenológico de la Escuela Provincial de Estomatología

Resumen

La Escuela Provincial de Estomatología es la clínica dental de mayor fluencia de pacientes en la provincia de ahí la importancia de realizar un estudio descriptivo transversal en el servicio imagenológico de esta entidad con el objetivo de evaluar su calidad.

Se realizaron pruebas de control de calidad en 2 equipos periapicales de marca ASTEX y un ortopantomógrafo de marca TOSHIBA encontrándose problemas técnicos principalmente en solo dos. Se demostró que la inclinación inapropiada del localizador respecto a las películas provoca una mayor retrodispersión en el paciente.

Evaluación de la calidad en el servicio imagenológico de la Escuela Provincial de Estomatología

Lic. Ángel G. Infante Pineda, Licenciado en Física

Lic. Yoandra Marshall Reyte, MSc. Ciencia de la Educación

Lic. Adriel Santos Castellanos, Ingeniero Biomédico

Lic. Osmaris Garbey Mustelier, Profesor Asistente de la Facultad de Tecnología de la Salud

Dr. Denny González Mustelier, Especialista de primer Grado en Higiene y Epidemiología

Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología

Se realizó la inspección física del servicio encontrándose el mayor número de deficiencias en el Cuarto Oscuro. Se evaluaron las pruebas en satisfactorias o insatisfactorias predominando esta última. De la evaluación de los recursos humanos se detectó que la plantilla del servicio no está cubierta. Se evaluó el servicio imagenológico como deficiente y se recomendaron acciones correctivas.

PALABRAS CLAVE: calidad, clínica dental

Introducción

Los seres vivos están expuestos a niveles bajos de radiación ionizante procedente del sol, las rocas, el suelo, fuentes naturales del propio organismo, residuos radiactivos de pruebas nucleares en el pasado, de ciertos productos de consumo y de materiales radiactivos liberados desde hospitales y desde plantas asociadas a la energía nuclear y a las de carbón. [1]

Figura 1 Exposición a las radiaciones ionizantes en humanos

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Exposición a radiaciones ionizantes

La noche del viernes 8 de noviembre de 1895, Wilhelm Roentgen (Lennep 1845-Munich 1923), investigando las propiedades de los rayos catódicos, se percató de la existencia de una nueva fuente de energía hasta entonces desconocida. Como buen científico continuó estudiando con gran rigor las características y las propiedades de estos nuevos y desconocidos rayos durante varias semanas. Quiso aplicar su descubrimiento en el naciente campo de la fotografía y fue entonces cuando se percató que la radiación, a la cual llamó rayos X por desconocer su origen, era capaz de velar las placas fotográficas que tenía en uso, por lo que intuyó la acción de la radiación sobre la emulsión fotográfica. A partir de ese momento se dedicó a comprobar lo observado y continuó realizando experimentos con diferentes objetos.

Cuando Bertha, su mujer, le pregunto por esos misteriosos rayos, los definió como “un agente que no podía verse, ni oírse, ni nada por estilo, que era nuevo y capaz de atravesar todos los cuerpos como si estos fueran de mantequilla, excepto el plomo, siendo tan suave al atravesarlos como la luz cuando pasa a través del cristal de la ventana”.

Roentgen hizo la primera radiografía en el mundo al visualizar los huesos de la mano de su mujer (1895). En 1901 es galardonado con el premio Nobel de Física por haber sido el descubridor de los rayos que llevan su nombre (Roentgen) y cuyo símbolo es R, aunque son más conocidos por la denominación que el mismo les puso: rayos X. [2]

Catorce días después de que anunciara su descubrimiento, el Dr. Otto Walkhoff de Braunschweig, Alemania, realizó la primera radiografía dental. Su tiempo de exposición fue de 23 minutos. El Dr. Edmund Kells tomo la primera radiografía intraoral. Fue el primer dentista que utilizó la radiografía para procedimientos odontológicos.

En los incipientes días de la radiografía dental fue difícil lograr exposiciones para reproducir y que fueran uniformes debido a la variedad de gases contenidos dentro del tubo. La práctica recomendada por Kells, era colocar la mano del operador entre el tubo y el fluoroscopio para poner el tiempo de exposición cada vez que se usara el aparato.

La práctica daría por resultado la aparición de lesiones malignas. William Herbert Rollins inventó la primera unidad dental de rayos X en 1896.

William D. Coolidge, un empleado de la compañía General Electric en el año de 1913 fue el descubridor del tubo de tungsteno al alto vacío