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Quemaduras. Manejo inicial

Epidemiología

Las quemaduras son un problema de salud pública, motivo por el cual deberían ser informadas obligatoriamente. La prevalencia e incidencia exacta en Venezuela no se conocen. Algunas cifras de frecuencia de importancia sobre las quemaduras en Venezuela se presentan de dos artículos científicos recientes. Wu y Ramírez (2010), realizaron un estudio sobre la epidemiología de las quemaduras, mediante el estudio de una década de ocurrencia de las mismas en el Hospital «José María Bengoa» de Sanare Estado-Lara; específicamente durante el período comprendido entre los años 2000-2009.

En este sentido, revisaron sesenta (n= 60) historias médicas de pacientes con diagnóstico de ingreso y egreso de quemadura en el Hospital “José María Bengoa”, durante el período cronológico referido, con un 52% de la muestra del sexo masculino y 48% del femenino. El rango de edades estuvo comprendido entre 0,5 años y 70 años, con un promedio de 14,16 años; el lugar de ocurrencia más frecuente fue la cocina. El 98% de las quemaduras fue por agente físico, dentro de las cuales el más frecuente fue por agua caliente. El 90% de las quemaduras fueron de segundo grado. El 61% de los pacientes presentaron quemaduras de grado severo por ABA (American Burn Association, por sus siglas en inglés). El 71,6% de los pacientes recibió penicilina cristalina profiláctica. (4)

El otro estudio epidemiológico de interés fue realizado por Remón, López, González, Del Giorno y Macias (2001), el cual fue titulado como: “Quemaduras: epidemiología y casuística del Hospital Industrial de San Tomé”. En dicha investigación se estudiaron un total de 52 pacientes, 43 masculinos (82,7%) y 9 femeninas (17,3%). La edad promedio fue de 32 años. En relación a las causas de las quemaduras, 30 casos (57,7%) fueron accidentes laborales, 19 (36,5%) fueron por accidentes del hogar y 2 (3,8%) como quemaduras debidas a otras causas. El agente etiológico más frecuente fue la llama directa (63,5%). Las complicaciones más frecuentes fueron las infecciones de la piel (25%), la ansiedad (7,7%), y la infección de catéteres intravasculares (5,8%). La Pseudomona aeruginosa fue el patógeno aislado con más frecuencia. El 13,5% de los casos estudiados ameritó su traslado a un centro especializado en quemaduras. (5)

Los datos epidemiológicos son importantes para el diseño de políticas de salud dirigidas a la atención de este grupo especial de pacientes. En el IA-HULA acuden cerca de 65 pacientes anualmente, con diagnóstico de quemaduras. Siendo atendidos y canalizados inicialmente en las áreas de emergencia adulto y pediátrico. En la Tabla 3, se presenta la distribución de frecuencia de la casuística de quemaduras antes mencionada, por sexo y grupo etario.

  Sexo  
Grupos Etarios M F Total
Niños (0-15 años) 20 15 35
Adultos (16-59 años) 16 12 28
Ancianos (60 o más años) 1 1 2
Total 37 28 65

M: Masculino

F: Femenino

Fuente: Formato de Recolección de Datos

Tabla 3. Epidemiología de las quemaduras según sexo y grupos etarios, en cifras absolutas. Estadística del Servicio de Cirugía Plástica Reconstructiva y Maxilofacial del I.A.H.U.L.A.

Clasificación de las quemaduras

Las quemaduras se deben clasificar de acuerdo a su profundidad y extensión. En el Servicio de Cirugía Plástica Reconstructiva y Maxilofacial del IA-HULA, se ha normatizado como clasificación diagnóstica el modelo internacional. (1)

Según la profundidad:

– Quemaduras de primer grado (1er. grado): son superficiales, dolorosas y afectan únicamente a la capa más superficial de la piel (la epidermis). Exteriormente, se distinguen como lesiones eritematosas, levemente inflamatorias, donde se conserva la integridad de la piel. Entre las causas más comunes de este tipo de quemaduras, se tienen la exposición solar prolongada y el contacto superficial con líquidos calientes. (1,3)

– Quemadura de segundo grado superficial (2do. grado): afectan el estrato dérmico de forma parcial, con afectación de la dermis papilar. Destacan la formación de flictenas o ampollas, siendo exudativas e hiperémicas, conservando los folículos pilosebáceos. Son dolorosas y de aspecto rosáceo y al retirar las flictenas se puede evidenciar un puntillado hemorrágico fino. (1,3)

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Quemadura de segundo grado superficial

Figura 1. Aspecto de una quemadura de segundo grado superficial

– Quemaduras de segundo grado profunda (2do grado): las lesiones se extienden a capas profundas de la dermis (dermis reticular). No forman ampollas; las lesiones son exudativas, marcadamente hiperémicas y muy dolorosas. Presentan un aspecto pálido moteado, con afectación del folículo pilosebáceo. Al retirar las flictenas se evidencia un puntillado hemorrágico grueso. (1,3)

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Quemadura de segundo grado profunda

Figura 2. Aspecto de una quemadura de segundo grado profunda