Soy de México. Desde que nací me diagnosticaron hipospadia de segundo grado y mis padres consintieron en que me corrigieran este problema con cirugías. Tuve una a los pocos meses de nacido, otra a los tres años y otra a los once años.
A mis 31 años puedo decir que, si bien es frustrante sexualmente saber que no eres igual a otros, eso nunca me detuvo para buscar parejas; curiosamente ninguna de ellas se extrañó mucho pues les explicaba mi condición y mi historia. Incluso tuve una novia a quien le gustaba mucho la forma de mi pene y, a decir de ella, disfrutaba mucho la estimulación por la forma curva. Lo que sí, nunca he sido el tipo de hombre que busca tener sexo ocasional, sino involucrarme sentimentalmente con mis parejas sexuales, eso ayudó mucho para disfrutar mis relaciones. He disfrutado mucho del sexo y, con mi actual pareja con quien llevo casi diez años, tenemos una vida sexual normal.
Creo que quienes sufrimos por esto nunca dejaremos de sentirnos distintos e inhibidos en cierto grado, pero en cada uno está la capacidad para manejarlo sin que nos impida vivir tranquilos.