Antiguamente, a los locos se les llamaba endemoniados. Se suponía que se metían en su interior demonios para atormentarles, demonios que podían ser expulsados siguiendo determinados ritos religiosos. Esta explicación era la más válida en un mundo que desconocía la radio y la televisión.

Más antiguamente aún, a los locos se les consideraba mensajeros de los dioses. De modo que permanecieron siempre vinculados al factor religioso, y encuentran junto con éste una explicación única y simple.