Muy poca gente cree en los absurdos de la vida, pero todos los vivimos a diario hoy recuerdo que hace muchos años asistí a un simposio de Ética para profesionales de la salud; un simposio destinado a aquellos a los que nos gusta que nos digan “Doctor-Doctora” a aquellos que nos encanta llevar una bata blanca porque es un distintivo de superioridad académica, a aquellos que nos creemos dueños de la vida y jugamos a ser dioses a aquellos que por simple narcisismo somos hoy DOCTORES.
Ayer en la mañana de camino para el laboratorio pase por el lado sur del estadio, me encontré con que la calle estaba cerrada pero no me importo deseaba pasar por ahí a como diera lugar, para mi era una simple calle tan común y corriente como cualquier otra, un oficial intento impedirme el paso pero no lo logro yo seguí adelante; con un gesto el oficial llamo a un superior y el vino inmediatamente a restringir mi paso, logro hacerlo. Mientras intentaba explicarle de mala gana que debía llegar al laboratorio que estaba justo en esa calle cerrada y no tenia tiempo para volver después por mi estado de salud el se justificaba diciendo que la calle estaba cerrada porque había un evento para los policías… pese a todo mi mal genio no logre nada y tuve que darle la vuelta a la cuadra para poder llegar por otro lado al laboratorio.
Mientras di la vuelta observe policías en cada esquina, a cada mitad de cuadra, algunos jóvenes otros medianamente jóvenes pero todos orgullosos del traje que llevaban puesto, orgullosos de portar un arma y de pararse a cuidar una esquina. Ese simple y absurdo hecho hacia que irritara más.
Hace mucho tiempo los “Doctores” hacíamos parte de la burguesía, nuestra profesión era importante, era tenida en cuenta, de las mejores asalariadas, la autoridad nos respetaba y estaba a nuestro servicio… algo fallo… y hoy tenemos que sufrir esas consecuencias. La pregunta es ¿en que fallamos?... quizás en muchas cosas pero hoy por ser hoy y por el suceso anteriormente contado me atrevo a decir que es la humildad. Esta generación al igual que otras más deberán sufrir las consecuencias de los errores de nuestros antepasados hasta aprender la lección.
Fuimos tan arrogantes, tan pedantes, nos creímos traídos de otro planeta por el simple hecho de devolver la salud, tanto así que nos volvimos enemigos de la sociedad en la que vivimos, tanto así que la gente buscaba nuestros servicios solo porque lo necesitaban y no porque desearan un amigo “doctor” dentro de su familia. Hasta que un día a alguien se le ocurrió la idea de ir desvalorando nuestra profesión para “bajarnos los humos” adivinen que?... así se pensó, así se dijo y así se hizo. Quizás no fue inmediato, paso mucho tiempo hasta llegar al punto de que hoy en día el “doctor” hace parte del proletariado, de esa sociedad que lucha por el pan de cada día, hombro a hombro con esa parte de la sociedad que no hace parte de la burguesía, el problemas es que no nos damos cuenta del error y seguimos altivos , arrogantes y pedantes, pretendiendo ser mas que los demás simplemente porque jugamos a ser dioses sin darnos cuenta que estamos al mismo nivel que todos los demás.
Hoy me di cuenta que es mucho mas importante un muchacho que juega a quitar la vida con un arma, que decidió ser policía porque no le gusta estudiar, que lo entrenan para aguantar sol todo el día en una esquina, que un simple “doctor “que se mato años estudiando para poder realizar el milagro de devolver la salud que lo entrenan en anatomía humana aunque jamás le entrenen el corazón. Hoy me di cuenta que nos sigue faltando humildad en el corazón y si no logramos no volveremos a tener el respeto que nos merecemos, porque quizás por culpa de algunos mas que de otros aun no lo merecemos… tal vez algunos colegas digan –Yo no hago parte de esa sociedad de mal tratados, yo tengo planta, varias clínicas, vivo como un rey. Quizás sea cierto, es de creerlo, pero de cada 50 solo 2 lo logran el problema es que tienen cola, tienen hijos que ven a sus padres como ídolos y desean ser como ellos el problema es que la sociedad no garantiza que ese hijo vaya a tener el mismo éxito del padre y a muchos de esos ganadores les he escuchado aconsejar a sus hijos estudiar alguna ingeniería porque si quieres ser doctor podrías morirte de hambre.
26 julio 2011.
Por. Ingrid Yuranni Ramirez Paredes.
Ingrid.ramirezp@hotmail.com