Da igual todo, ya nada tiene importancia. El juez dicta sentencia y la sociedad te condena. Llega un momento en la vida que sólo encuentras un camino de escape. Años luchando por la derogación de las leyes de género, exhausto de un pulso desigual. Me cansé de este juego del gato y el ratón, donde siempre acaba haciendo añicos al felino.
El hombre estigmatizado y calumniado. Todo por unas malditas monedas de plata, las misma que vendieron al maestro de la paz. El ego y la ignominia han triunfado sobre la virtud y sólo veo decadencia en un mundo ahogado en mediocridad