El concepto de metaflamación (inflamación metabólica) ha cobrado relevancia en el estudio de la obesidad y sus complicaciones. A diferencia de la inflamación aguda, esta respuesta inflamatoria de bajo grado es sostenida en el tiempo y está estrechamente relacionada con el exceso calórico, el consumo de ultraprocesados y la disfunción metabólica.
Uno de los mecanismos clave es la activación crónica del inflamasoma NLRP3, que genera un aumento de citoquinas proinflamatorias como IL-6 y TNF-α. Estas moléculas interfieren en la señalización de la leptina, favoreciendo la resistencia a esta hormona y perpetuando la hiperfagia. Además, la inflamación sistémica altera la señalización de la insulina, contribuyendo a la resistencia periférica y al almacenamiento de grasa, lo que dificulta la pérdida de peso a largo plazo.
Desde una perspectiva terapéutica, el abordaje debe centrarse en modular la respuesta inflamatoria. A nivel dietético, la restricción de ultraprocesados y la priorización de grasas insaturadas (omega-3), polifenoles y fibra prebiótica pueden ayudar a reducir la activación del inflamasoma. Además, el ayuno intermitente ha demostrado mejorar la sensibilidad a la insulina y atenuar la inflamación sistémica en algunos estudios.
En el ámbito farmacológico, se han explorado terapias como los agonistas de GLP-1, que no solo modulan el apetito, sino que también poseen efectos antiinflamatorios. Asimismo, se investiga el papel de fármacos dirigidos a bloquear la IL-1β en la resistencia a la insulina.
La obesidad no es solo un problema de balance energético, sino también un estado inflamatorio crónico que requiere un enfoque integral. Adoptar un enfoque basado en estrategias nutricionales y farmacológicas puede ser clave para romper este círculo vicioso y mejorar la respuesta a la pérdida de peso en pacientes con obesidad resistente al tratamiento.
Editado por vidactivasalud (06/03/25 07:14 AM)