Hola a todos/as:
A continuación os dejo como lectura interesante, la carta de mi hermano. Yo soy Cardiópata Congénita y soy la que vive en propia carne las vicisitudes que mi enfermedad me impone desde que era una niña. Pero al margen de mi sufrimiento, de mis secuelas físicas y psíquicas por la lucha diaria con una enfermedad que no se ve a simple vista pero que está ahí, día a día, también está el sufrimiento emocional de las famílias que hay detrás de cada uno de nosotros por la incertidumbre en la que vivimos en muchas ocasiones.
Es una carta de reconocimiento a todos los que luchamos por salir adelante cada día, pero también es una carta al reconocimiento de la solidaridad entre cardiópatas y enfermos del corazón en general por unirnos y ayudarnos los unos a los otros.

[u]HEROES CON EL CORAZON ROTO [/u]

Cuando tenía no más de once años a mi hermana mayor la tuvieron que operar para ponerle una válvula en el corazón. Nació con una cardiopatía congénita y sin aquella operación posiblemente no hubiese sobrevivido. En aquel momento yo no era demasiado consciente de lo que significaba todo aquello. Hoy si se que su enfermedad le ha marcado la vida, como a tantas personas nacidas con cualquier tipo de disfunción o anomalía física. La infinidad de controles médicos, la medicación de por vida y dos operaciones de alto riesgo, la última justo después de haber sido madre, son parte de una realidad, difícil y dura que solamente alguien que padece una situación parecida puede valorar en toda su magnitud.

Puede ser que a los que no tenemos ninguna enfermedad crónica, a veces nos resulte un poco difícil imaginar como es la vida de aquellos que lamentablemente sí saben de primera mano como es no tener una buena salud. Es sorprendente lo poco que podemos llegar a valorar las cosas más fundamentales de la vida cuando las tenemos y solamente su pérdida nos hace abrir los ojos y tomamos entonces conciencia.

Afortunadamente, hoy día Conchi, mi hermana, es una mujer, esposa y madre que disfruta de la vida dentro de las limitaciones y del sacrificio que su enfermedad le obliga a hacer permanentemente. Pero ella ha decidido ir más allá y hacer alguna cosa más. Como si el esfuerzo de llevar una casa adelante no fuera poca cosa para cualquier persona, es decir en su caso el doble, también le dedica buena parte de su tiempo y toneladas de ilusión a la tarea que desarrolla como miembro de Cors Atesos “Corazones Atendidos”, la asociación que ella junto con sus compañeros han levantado de la nada. Desde que empezaron como un modesto foro en Internet, no han dejado de dar pasos en firme para consolidarse como un referente para enfermos, médicos y profesionales que tienen mucho que decir y también escuchar sobre los problemas de las personas que conviven con una enfermedad congénita. Su espíritu de lucha y superación es un ejemplo que nos debería llenar de humildad y admiración a los que como mucho pasamos uno o dos resfriados al año o algún que otro dolor de cabeza.

Los auténticos héroes no son perfectos ni tienen ningún tipo de superpoder mágico, sino más bien todo lo contrario. Son personas que luchan con valentía y voluntad de hierro por combatir la adversidad y los problemas. Son los que nos contagian el entusiasmo para encontrar soluciones y no se conforman con la lamentación y el victimismo. Personas enfermas, muchas veces incomprendidas e incluso marginadas por una sociedad que los arrincona, pero que se niegan a tirar la toalla y dan gracias por cada día nuevo, cada minuto de vida, cada momento de felicidad ganando al dolor y la desesperanza.

Quiero rendir este pequeño homenaje a todos los héroes y heroínas como mi hermana, de quienes tanto podemos aprender y que a pesar de que su corazón pueda estar roto, siguen latiendo con fuerza, la fuerza que les da el compartir con otros su amor por la vida.


Miguel Angel Barrachina.
www.corazonesatendidos.org