Pues no te extrañe, Camilo. Para mí la llegada a este foro fue como mano de santo. No puedo decir que haya dejado de sentir las extras, pero sí que las veo de otra manera, tengo otra actitud frente a ellas. Asumir que no corremos riesgo por padecerlas y darles carta de normalidad, ha sido suficiente para que dejara de obsesionarme y, de esa forma, ser un poco más feliz.
En el fondo, pienso en tantas personas que tienen que sobrellevar cargas mucho más pesadas y tengo que sentirme afortunado. Tú mismo, sin ir más lejos. En mi familia hay muchos diabéticos, por desgracia, y no tengo la menor duda de que ellos, como el resto de personas que padecen esa enfermedad, tienen un problema mucho más gordo que el que supone un puñado de extras en un corazón sano.

Un saludo,

Carlos.