La prostatitis crónica bacteriana, como hemos visto con anterioridad, es el tipo de prostatitis más frecuente, más dífícil de diagnosticar, y menos conocida.
Existen muchas maneras de diagnosticarlas, sin embargo la mejor de ellas es utilizar la prueba desarrollada por Stamey-Meares, conversaremos al respecto.
El Test de Stamey-Meares.Para este fin se toman 4 muestras.
De la correcta interpretación se pude llegar añ diagnóstico de prostatitis bacteriana crónica.
Prueba de Stamey- Meares
Según comenta acertadamente los Archivos Españoles de Urología, el cuadro clínico de la prostatitis aguda, con evidentes signos y síntomas de focalidad, síndrome febril, evidencias analíticas y microbiológicas de infección y respuesta satisfactoria al tratamiento con antimicrobianos; no presenta un reto diagnóstico ni terapeutico para el urólogo. Sin embargo, la prostatitis crónica, se muestra como un proceso de límites nosológicos confusos, de etiología indeterminada, englobando bajo su definición enfermos con un perfil clínico muy variado en los que suele dominar el carácter incómodo y doloroso del proceso, fundamentalmente referido al área perineal, sobre signos y síntomas genuinamente infectivos. Y sucede todo ello a pesar de los enormes esfuerzos realizados en los últimos años para desentrañar los misterios microbiológicos y patrones anatomoclínicos ocultos detrás de un término de tan extraordinaria ambigüedad.

Para catalogar un paciente con prostatitis bacteriana, sea aguda o crónica, lo logico es aislar el germen.
En el caso de la prostatitis aguda, el cuadr clínico per se nos indica la presencia de enfermedad activa; no obstante en el caso de la prostatitis crónica, el tacto rectal indoloro y la sintomatología difusa, vienen acompañados del difícil aislamiento del germen.
De los diferentes intentos en aislar la bacteria causante de la prostatitis bacteriana crónica, el único método útil a la sazón es la denominada prueba de Stamey-Meares, conocida en nuestro medio como la prueba de los tres vasos.

Constituye una referencia obligada el trabajo de Stamey de finales de los 60, publicado en 1972 para aclarar los motivos que han guiado a los urólogos para determinar la patogenia de la prostatitis crónica, desde la más que razonable sospecha de que no todas tenían un fundamento etiológico bacteriano. De este modo, el objetivo inicial del investigador fue comprobar en cuantos pacientes existían argumentos y evidencias de un proceso infectivo y en cuántos de ellos, en ausencia de infección demostrable, existía un proceso inflamatorio, revelado por alteraciones reconocibles en la secreción prostática, tras un masaje intenso, que permitía la identificación, al microscopio, especialmente el microscopio de contraste de fases, de un mayor número de leucocitos que en individuos normales. Las cuestiones que se debatían pueden resumirse en estas dos preguntas: ¿son todas las prostatitis crónicas infecciosas o motivadas por un proceso inflamatorio de otra naturaleza?; ¿es el dolor pélvico acompañante, y a veces el más relevante síntoma de estos procesos, de origen prostático?.

A la primera pregunta intentaron contestar Stamey y Meares mediante el contaje diferenciado de bacterias y leucocitos en muestras secuenciales, cada una de ellas representativa de una zona de la vía urinaria inferior, del siguiente modo: las muestras iniciales (denominadas M1 y M2) corresponden a unos centímetros cúbicos de orina obtenidos en la fase inicial de la micción; la muestra siguiente (M3) representa la secreción obtenida después de un intenso masaje prostático; la siguiente muestra (M4) se obtiene de la micción que se realiza después del masaje. El resultado de estos estudios diferenciados de muestras secuenciales, se basaba, más que en valores absolutos de recuentos bacterianos o de leucocitos, en las diferencias cuantitativas observadas en las diferentes muestras, asumiéndose que un número mayor de bacterias o leucocitos en las últimas nuestras orientaban hacia un proceso infeccioso, simplemente inflamatorio, o ausencia de cualquier inflamación.

La prostatitis bacteriana crónica se caracteriza por la presencia en la fracción prostática (EPS), orina postmasaje (M3) o semen, de una o más bacterias gram (–) que no crecen en las fracciones inicial (M1) o media (M2), o en recuentos superiores de colonias en al menos 1 fracción logarítmica.
Si la EPS o la fracción postmasaje (M3) se cultiva porque se hayan evidenciado LPMN en el microscopio y no crecen gérmenes, estos casos son catalogados como prostatitis abacteriana.
En una categoría adicional son catalogados los pacientes –un gran porcentaje– que se presentan aquejando los mismos síntomas, ausencia de LPMN en el examen en fresco al microscopio de la EPS, negatividad de los cultivos y ello en repetidas investigaciones: prostatodinia.

Observaciones: El cultivo de esperma por sí solo, si es positivo, indica presencia bacteriana, pero no el diagnóstico definitivo de prostatitis crónica.

http://urologiaperuana.blogspot.com/2011/09/la-prueba-de-stamey-meares-en-el.html
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