En el trabajo tengo una compañera que, una vez que ha terminado su turno, es capaz de salir del hospital de su guardia de 24 horas como si hubiera salido de su propia casa, engalanada y con la energía suficiente para incluso seguir con su rutina diaria con sus dos hijas o tomar café con alguna que otra amiga. Creo que, viendo como viste, con su falda y sus sandalias con plataformas, estoy haciendo algo mal, porque yo salgo de un turno de 6 horas y me encuentro derrotada por completo y con una cara que pide a gritos un café o una cama para dormir la siesta durante al menos 3 días seguidos. Tendré que preguntarle cómo lo hace para animarme a seguir su ritmo de vida.