El clérigo Godirot creó en el XVIII, junto a la catedral de Reims, el primer hospital para cancerosos. Pronto debió trasladarse a las afueras de la ciudad por la creencia en el contagio, como la lepra. Esta idea coincide con los trabajos de Peyrilhe que, a finales del XVIII, pretendió contagiar perros inoculándoles muestras de cáncer mamario.

Pero en 1755 Percival Pott asocia el cáncer escrotal de los deshollinadores de Londres con factores laborales y ambientales. Se prodigan estudios epidemiológicos encontrando relación significativa de de cáncer de mama, útero, cervix o pene con factores como soltería, promiscuidad, clase social o circuncisión.

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