El peso puede ser uno de los indicativos del estado de nuestra salud, ya sea éste por exceso o por defecto.
Cuando la mujer se acerca a la etapa de la menopausia su organismo y fisiología comienza a manifestar diversos cambios.
Es a partir de este momento que nuestro anterior estado de salud nos pasará factura y lo advertiremos en una serie de cambios no siempre deseables.
Así por ejemplo el capital óseo con el que contemos será quien nos procure unos huesos más o menos sanos según nos hayamos cuidado en nuestra juventud e incluso infancia.
También el tejido adiposo resulta absolutamente necesario para el correcto funcionamiento orgánico, siendo imprescindible su intervención para nuestro equilibrio hormonal. En ocasiones las mujeres en el afán de lucir una figura demasiado esbelta terminamos privando a nuestro organismo de este tan valioso y muchas veces sólo menospreciado tejido.
No nos olvidemos que las féminas hemos de tener entre un 20-25% de grasa en nuestro cuerpo para que todo marche correctamente.
Ahora bien,siendo absolutamente cierto lo expuesto tampoco lo es menos que en muchas ocasiones las mujeres en etapa perimenopáusica comienzan a ganar unos cuantos kilos extras.
Aquí se suele observar además retención de líquido, la cual también incrementa el aumento ponderal. En algunos casos se manifiesta todo un cuadro fisiológico llamado Síndrome Metabólico en el que se presentan diversas alteraciones incluída la subida de glucosa en sangre, pudiéndose presentar una diabetes tipo II.
Todos éstos trastornos van en detrimento de la calidad de vida de la mujer que los sufre pero afortunadamente con unas pautas específicas y una correcta higiene de vida se pueden controlar y corregir.
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Un cariñoso saludo