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Intoxicación por plomo en gasolineras, zona sur de Manabí, 2016

Intoxicación por plomo en gasolineras, zona sur de Manabí, 2016

El plomo, es un metal altamente tóxico para los seres humanos. Su presencia en el organismo puede atribuirse a la contaminación ambiental, debido a su empleo como aditivo en combustibles y pinturas, aunque también puede estar presente en cañerías, baterías, cerámicas, imprentas y procesos industriales.

AUTORES

Elsa Noralma Lucas Parrales *, Justiniano Augusto Morán Celleri **, Alexandra Monserrate Pionce Parrales ***

*      Licenciada en Laboratorio Clínico, Magister en Microbiología.

**     Doctor en Medicina, Especialista en Ginecología, Magíster en Gerencia en Salud.

***   Licenciada en Idioma Extranjero, Magister en Docencia Universitaria e Investigación Educativa.

UNIVERSIDAD ESTATAL DEL SUR DE MANABI

RESUMEN

A pesar de que desde 1998 se retira el expendio de gasolina con plomo en Ecuador, el siguiente trabajo se propuso investigar el nivel de intoxicación por el metal en la zona sur de Manabí, como medida profiláctica ante un ligero incremento de pacientes adultos en los centros de salud del territorio con una sintomatología similar a la de esta enfermedad.

A partir de una muestra de 200 personas, con métodos analíticos y descriptivos se alcanzó el objetivo de analizar el nivel de intoxicación e identificar los posibles factores de riesgo en las gasolineras de la localidad evaluando los niveles séricos en sangre mediante electroquimioluminiscencia y a través de encuestas, por las que se pudo determinar, el conocimiento sobre la prevención de la contaminación por este metal.

Aunque no se encontró un elevado número de personas con alto contenido de plomo en el plasma, se consideró significativo por su repercusión y se comprobó el incumplimiento por desconocimiento de las medidas de seguridad establecidas, el uso inadecuado de los medios de protección y el déficit de programas preventivos de salud.

Palabras Clave: Contaminación por plomo, intoxicación, electroquimioluminiscencia.

INTRODUCCIÓN

El Plomo (Pb), es un metal no esencial, altamente tóxico para los seres humanos. Su presencia en el organismo puede ser atribuida a la contaminación ambiental, debido principalmente a su empleo como aditivo en combustibles y pinturas (uso que ha sido vetado en varios países fundamentalmente de las zonas desarrolladas), también puede estar presente en cañerías de agua, baterías, juguetes, artículos escolares, cerámicas, imprentas y en procesos de diversas actividades industriales. Se han realizado además, estudios sobre nuevas formas de contaminación de suelos, los que se transforman así, en focos potenciales de intoxicación. (1) La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como nivel tóxico en el organismo aquellas concentraciones superiores a 15 µg/dL (2). Mientras que el Centro de Control de Enfermedades (CDC -Center of Disease Control) de los Estados Unidos define como plumbemia a aquellos valores iguales o superiores a 10 µg/dL.

Este metal pesado, ingresa al organismo principalmente por vía respiratoria y/o gastrointestinal y ya en el torrente sanguíneo, se acumula dentro de los glóbulos rojos, donde interfiere en la síntesis del grupo hemo, ocasionando anemia. En un período de tiempo posterior de aproximadamente 30 días, se redistribuye a diferentes órganos y tejidos generando alteraciones en el sistema nervioso, hematopoyético, cardiovascular, reproductivo y renal, para finalmente depositarse en los tejidos duros como huesos, uñas y dientes, donde puede permanecer acumulado durante toda la vida. (3)

En cuanto a los efectos en la salud, el exceso de plomo en sangre también conocido como saturnismo, es más grave a nivel neurológico causando problemas irreversibles, principalmente en niños afectando el desarrollo del cerebro (4). Mientras menor sea la edad que posee la persona es más propenso el intestino a absorber mayor cantidad de plomo, de 5 a 10 veces aproximadamente, especialmente cuando el estómago se encuentra vacío (5).

También puede dañar el estómago, los intestinos, los riñones, las funciones reproductivas y los glóbulos rojos. Las personas expuestas a altas concentraciones presentan el riesgo de adquirir problemas de salud a largo plazo. Los síntomas de envenenamiento se aglomeran lentamente, a través de múltiples manifestaciones en pequeñas dosis. Se puede estar expuesto por meses o años y no presentar síntomas. La intoxicación por plomo en adultos es rara; pero puede ocurrir después de la exposición a altas cantidades por las vías respiratorias, por absorción a través del tubo digestivo o percutánea, aumentando el riesgo de hipertensión arterial y de lesiones renales. En las embarazadas, puede ser causa de aborto natural, muerte fetal o provocar malformaciones leves en el feto (6).

La dieta puede ser una fuente de absorción plomo. Un adulto sano no expuesto ingiere diariamente de 0,3 a 0,5 mg de este metal y el 80% del mismo es eliminado por el riñón. Si la ingesta es superior a 0,6 mg/día el plomo se acumula y puede provocar una intoxicación. Sin embargo, el contenido medio de plomo en los productos alimenticios no parece ser todavía una causa de alarma (7).

La ingestión de polvo o de alimentos, agua o alcohol contaminados es una forma más común de ingreso del plomo al organismo. Los niños absorben una proporción mayor que los adultos. La inhalación es la vía de ingreso más común en personas que utilizan este metal en sus ocupaciones. Su absorción puede reconocerse por el estado de salud del individuo. Las personas mayores por lo general absorben 20% del plomo que tragan y casi todo es aspirado. La porción que ingresa al cuerpo es expulsada por medio de la orina o por la bilis, a través de las heces. En su forma inorgánica se sintetiza en el hígado, pero no es su forma más común.

Los niveles ambientales de plomo y las alteraciones asociadas a su exposición pueden ser controlados mediante la implementación de políticas de salud pública apropiadas, siendo imprescindible establecer y reducir las fuentes primarias de exposición, elaborar estrategias de prevención y seguimiento e implementar medidas dirigidas a identificar los riesgos. Debe tenerse en cuenta, además, el análisis de las posibilidades reales locales para tratar farmacológicamente a los pacientes con concentraciones de plomo en sangre que ponen en riesgo su salud.