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Jet Lag. Factores determinantes y recomendaciones prácticas

Jet Lag. Factores determinantes y recomendaciones prácticas

Resumen:

En el presente artículo se analiza el trastorno del ritmo cardiaco denominado “jet-lag”, producto por la desincronización entre la ritmicidad biológica y el horario ambiental al cambiar de forma brusca varias zonas horarias. Como factores determinantes del “jet-lag” se examina el horario ambiental, la ritmicidad biológica circadiana, la velocidad y numero de zonas horarias cruzadas en el vuelo. Finalmente, se ofrece una serie de recomendaciones prácticas para aliviar los efectos del mismo.

Autores:

  1. Alejandro Núñez Márquez. Hospital San Juan de Dios (Bormujos).
  2. María Dolores Loro Padilla. Hospital de Jerez (Cádiz).
  3. Irene Calviño García. Clínica Los Naranjos (Huelva).

Palabras claves: “jet-lag” “ritmo circadiano” “sueño”

Desarrollo:

Recientemente los investigadores han empezado a interesarse por los síntomas de malestar que experimentan las personas que emprenden viajes de larga distancia. Cuando realizan viajes en avión se producen cambios ambientales muy rápidos que tiene un importante efecto sobre el organismo humano, a cauda principalmente de la disparidad existente entre la hora corporal interna y la hora externa del nuevo ambiente. Debido a las altas velocidades de los aviones modernos, el sujeto que realiza un viaje de larga distancia se encuentra en un modo bastante repentino en una zona horaria en completo desajuste con sus procesos biológicos.

Podríamos definir el jet-lag como una desincronización entre la ritmicidad biológica y el horario ambiental, que se produce al cambiar de forma brusca varias zonas horarias.

  • Factores determinantes del jet-lag:
  • El horario ambiental, que viene determinado por la rotación de la Tierra. No es lo mismo volar hacia el Este que hacia el Oeste. Cuando se viaja en sentido Oeste los días se alargan, en función al tiempo de vuelo y la velocidad del avión, mientras que si se vuela en sentido Este los días se acortan.
  • Ritmicidad biológica circadiana, que hace referencia a que las variables biológicas psicofisiológicas experimentan unos cambios cíclicos que oscilan alrededor de un día. Esto quiere decir que los niveles de dichas variables fluctúan a lo largo del día entre un máximo (acrofase) y un mínimo (nadir).
  • Velocidad y el número de zonas horarias cruzadas. Éste es el factor clave para provocar el jet-lag, pues es el responsable de la desincronización que existe entre el horario ambiental y la ritmicidad biológica circadiana.
  • Falta de capacidad para adaptarse de forma inmediata a los cambios de horario constituye otro factor relevante en el jet-lag. De hecho, si existiera esa capacidad
  • no existiría este trastorno.

Criterios diagnósticos del Jet-lag

  1. Una queja primaria de insomnio o somnolencia excesiva
  2. Debe existir una alteración del ciclo circadiano normal de sueño-vigilia
  3. Los síntomas deben comenzar uno o dos días después del vuelo a lo largo de dos zonas horarias como mínimo.
  4. La presencia de , al menos, dos de los siguientes síntomas:
  • Disminución del ritmo diurno
  • Alteración del apetito o las funciones gastrointestinales
  • Incremento en la frecuencia de despertares nocturnos para orinar
  • Malestar general
  1. Evidencia mediante polisomnografía de ritmicidad cronobiológica alterada
  2. Ausencia de trastornos médicos o psiquiátricos que expliquen los síntomas

Asimismo, se considera criterios mínimos para el diagnóstico del jet-lag el a y el c.

Recomendaciones para evitar el síndrome de jet-Lag

Actualmente no se dispone de un tratamiento general que resulte completamente satisfactorio, aunque se han establecidos una serie de recomendaciones que contribuyen a aliviar los efectos. Estas recomendaciones inciden principalmente en la realización de cambios de ciclos sueño/vigilia acordes a la zona horaria de destino, ajustes del horario de comidas al del destino, o realizar ejercicio y actividades sociales al llegar al nuevo ambiente.

Si no se atraviesa un gran número de zonas horarias y si la estancia en la nueva zona horaria es relativamente corta (menos de 7 días), el sujeto podría intentar dormir en su propio horario. Para estancias prolongadas la mejor estrategia la mejor estrategia consiste en procurar ajustarse a la nueva zona horaria tan rápidamente como sea posible. Puede manipularse los horarios en  relación al ciclo sueño-vigilia de manera que los procesos se ajusten antes del viaje y se minimice cualquier síntoma después de la llegada. Si uno deliberadamente desincroniza su ritmo sueño/vigilia antes del vuelo, éste corresponderá a los de la zona horaria de destino. Esto normalmente ocurre cuando viajamos del Este al Oeste, y podemos planificarlo levantándonos una o dos horas después, un día o dos antes del viaje. Si, por el contrario, se viaja hacia el Este y se va a permanecer allí dos semanas, el individuo debe despertarse antes en la tercera y cuarta noche anterior al viaje, y aún más temprano en la segunda y la noche previa al mismo.

Conclusión:

El jet lag se produce tanto en viajes hacia el este como hacia el oeste, aunque cuanto mayor sea la diferencia horaria entre el punto de partida y el de destino, mayores serán sus efectos. El sexo y la edad –las mujeres y las personas mayores son más propensas a sufrirlo-, la condición física o el hábito de viajar –los viajeros esporádicos no están acostumbrados a superar distintos husos horarios- son determinantes. Y la duración de sus efectos también: pueden ir de horas a días.

Aunque no existe un tratamiento realmente eficaz, existen recomendaciones que puede ayudar a minimizar su efecto.

Bibliografía:

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