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Estrategias para terminar con el uso de la reclusión, contención y otras prácticas coercitivas de la OMS: Identificación y gestión de situaciones de tensión

Estrategias para terminar con el uso de la reclusión, contención y otras prácticas coercitivas de la OMS: Identificación y gestión de situaciones de tensión

La preocupación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por la salud mental ha aumentado en los últimos años. Una de las acciones más destacables es la elaboración de un paquete de módulos de guías y formación bajo el título de WHO QualityRights. Estos materiales están destinados a los profesionales de la salud mental, personas con situaciones especiales en lo cognitivo, intelectual y psicosocial, así como familias y cuidadores.

Almudena Higuera Gómez (DUE)

Hospital Universitario Marqués de Valdecilla

Palabras clave: Contención, reclusión, OMS, formación

Resumen

Uno de los documentos recientemente presentados es el borrador sobre las estrategias para finalizar con el uso de la reclusión, contención y otras prácticas coercitivas (WHO/MSD/MHP/17.9). Este material trasciende más allá de los servicios de la salud mental ya que facilita la formación en la identificación de situaciones de tensión que son aplicables a muchos otros servicios.

  1. Introducción

Los objetivos de esta iniciativa de la OMS es la de desarrollar la capacidad para comprender y promocionar los derechos humanos, la recuperación y la vida independiente en comunidad, mejorando la calidad de los cuidados y desarrollando un movimiento social que ejerza la defensa y la influencia en las clases dirigentes, reformando las políticas nacionales y las legislaciones en línea con las mejores prácticas, como la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (en inglés sus siglas son CRPD). Este material está destinado, entre otros, para el personal de los servicios de salud mental y otros profesionales relacionados. Con su utilización se pueden definir las prácticas en los servicios de salud que constituyen reclusión y contención; se analizan sus impactos sobre los usuarios de los servicios, así como en su recuperación; se explica cómo son constitutivos de violación de los derechos humanos y cómo evitarlas.

A lo largo del material se plantean once sucesivos temas sobre: la recuperación de los enfermos, las definiciones de reclusión y contención, la experiencia personal sobre ellas, las suposiciones desafiantes en estas situaciones, cómo identificar las situaciones de tensión y los elementos de una respuesta satisfactoria, los planes individuales para prevenirlas y gestionarlas, la des-escalada, la creación de una cultura del “decir sí” y de “se puede hacer”, los enfoques sensoriales y las habitaciones de la tranquilidad, los equipos de respuesta y, finalmente, las acciones a realizar para eliminar la reclusión y la contención.

En este trabajo me voy a centrar en la identificación de las situaciones de tensión y cuáles son los elementos de una respuesta satisfactoria ya que se trata de unas directrices aplicables en otros servicios.

  1. Sobre las formas de reclusión y contención

La contención física supone una limitación al movimiento de las personas, ya sea de todo su cuerpo o de sólo una parte, generalmente utilizando la fuerza. Incluye la posición de tumbado boca abajo sobre el suelo e inmovilizado. Esto es especialmente arriesgado debido a una posible asfixia o muerte súbita. La contención mecánica se refiere al uso de dispositivos para restringir la capacidad de una persona para mover libremente todo o parte de su cuerpo (por ejemplo, los cinturones, ataduras, etc.).

La contención química es la medicación que no forma parte del régimen de tratamiento que sin embargo se utiliza para restringir la libertad de movimientos y controlar su comportamiento. Supone el uso de drogas psicotrópicas o sedantes como benzodiacepinas, antipsicóticos o anestésicos disociativos. Se trata de una forma de contención en sí misma y según la OMS no es una alternativa aceptable a otras formas de contención.

La reclusión es el aislamiento de un individuo mediante la limitación física de su capacidad para abandonar un espacio determinado. Puede ser encerrar a alguien en un espacio o contenerlo en un área específica mediante el cierre de puertas o bien diciéndole que no está autorizado para moverse de un espacio determinado, amenazándole o implicando consecuencias negativas si lo hace.

El documento da importancia a la diferencia entre las herramientas y las prácticas de protección con las contenciones, en el sentido de que son aceptables por las personas, son no-coercitivas y se utilizan con el consentimiento informado de la persona. Podemos citar por ejemplo el mantener a una persona agarrada por el brazo para que no se caiga, o la utilización de un cinturón en la silla de ruedas cuando la persona tiene un historial de caídas.