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El duelo según el TCAE

El duelo según el TCAE

Duelo: proviene del latín dolos, qué significa dolor. Es una reacción natural ante la perdida,  que incluye componentes físicos, psicológicos y sociales. Es una experiencia única que cada persona frontera con su propio estilo y recursos. Se desarrolla progresivamente en etapas desde el dolor de la pérdida hasta la aceptación de está y la reorganización de la vida psíquica.

Autores:

Llesica Pérez Menéndez

Lorena Gutiérrez Gómez

Ángeles Redondo Moro

Etapas del Duelo

Superar un duelo en la vejez, no supone esperar nuestro declive  hasta la muerte, sino aceptar la pérdida, establecer nuevos retos y continuar con nuevas ilusiones.

Nuestro trabajo en unidades de cuidados paliativos domiciliarios nos posibilita para acompañar a la familia y paciente en momentos difíciles y frágiles.

Cuando las compañeras DUE o facultativo hablan con la familia sobra la situación del paciente, es importante que alguna de nosotras permanezca con él. No hay necesidad de hablar, algunas veces el mantenerse a su lado o coger su mano le produce serenidad. Cuando el paciente se encuentra en agonía aparece una inquietud interior que desaparece con el tacto y sentir que alguien le  acompaña reduce la  sensación de soledad.

En ocasiones hemos sentido como el paciente nos transfería la necesidad de abandonar esta vida, percibíamos  su dejadez, su apática, su astenia, etc. Cuando hemos dejado el domicilio nos sentíamos agotadas, con la sensación de haber dejado también un poco de nuestra propia vida. Hemos tenido experiencias en las que los familiares no eran capaces de entrar en la habitación del enfermo, no sabían cómo actuar ni que decir. Al acercarnos los miembros del equipo normalidad, hablando de cosas insignificantes, intentando que la habitación no parezca ya un velatorio facilita a la familia un acercamiento natural hacia el paciente. Este apoyo  emocional es  indispensable para que no se produzca duelo patológico. El prevenir lo que pueda suceder, el facilitar las preocupaciones, dudas y miedos produce alivio a la familia, el sentir que son escuchados e informados que conocen la evolución de la enfermedad y controlar acontecimientos previsibles, facilita que se enfrenten a la muerte del ser querido, con mayor naturalidad y  normalidad.

Cuestiones que le parecen importantes al paciente y no están resueltas provocan que su final de vida sea más amargo, no aceptando su cierre biográfico. Cuando el paciente tiene la oportunidad de compartir aquello que le preocupa se le facilita cerrar su proyecto vital, se siente en paz y puede que coincida con la aceptación final, es decir, el paciente percibe que su vida se está agotando, hay un desapego afectivo hacia todo lo que le rodea.

Los familiares quieres saber cómo se desarrollan los últimos días del paciente haciendo preguntas como: ¿cuánto le queda?,  ¿sabremos que se está muriendo?, no queremos que sufra ni que tenga dolor. Estás son las preguntas más frecuentes que nos realizan los familiares cuando ellos ven que  el paciente va empeorando y que cada día va degradándose física y psicológicamente.

La comunicación con la familia previene situaciones frágiles o de desconocimiento que evita la sobrecarga o claudicación  familiar. Explicar las situaciones que vayan presentándose  facilita los cuidados a realizar en la última fase de la vida del paciente.

Los pacientes si quieren saber preguntarán a la persona que ellos hayan elegido. Nos encontramos a diario pacientes y familiares que no preguntan al facultativo porque saben que no les dará la respuesta que ellos esperan, sin embargo, a nosotras sí, nos hacen a veces preguntas comprometidas, quizás  por nuestra cercanía, por el contacto diario somos una vía de escape para contar aquello que les preocupa.

Comunicar es mucho más que hablar, escuchar es mucho más que oír.

Tipos de duelo:

Anticipado: precedido con tiempo y pleno conocimiento de la situación, permite prepararse anímicamente.

Retardado: por no asumir la realidad o por preocupaciones urgentes, no se afrontan la situación y se demora el proceso de aceptación y por consiguiente, perdura el sufrimiento y la falta de elaboración positiva. En cualquier momento, el sufrimiento aflorará…

Crónico: la reacción luctuosa dura años, produciendo constantemente sufrimiento. No cede por sufrir más.

Emergente: el sufrimiento reaparece según etapas, fechas, circunstancias.

Patológico: la muerte desencadenó mecanismos tales de defensa que alteró emocionalmente a la persona, que necesitara apoyo profesional y espiritual.

Extraordinario: ocasionado por situaciones críticas de la muerte: aborto, suicidio, homicidio, tortura, cuerpo sin aparecer, catástrofes, guerras…

Comunitario: afecta a las personas y por mucho tiempo.

Saludable: tras proceso de elaboración del sufrimiento se llega a la paz y la serenidad.

El crecimiento personal pocas veces es fácil y el morir bien suele ser difícil y puede acompañarse de sufrimiento. El acompañamiento de los profesionales puede modificar profundamente la experiencia y la normalización del momento de morir. La muerte no es sólo el hecho biológico, sino que conlleva matices sociales, legales y religiosos. La religión ayuda a la búsqueda de sentido no solo a la muerte si no a la vida que va ligada a ella y a la búsqueda de consuelo ante un hecho inevitable. La muerte es una experiencia universal, única e individual. La actitud ante ella varía según diferentes culturas y creencias. Hoy en día nos encontramos con diferentes religiones por eso es importante tener pequeños conocimientos de las mismas para poder contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas que sufren y a sus familiares,  tanto en aspectos emocionales, sociales y espirituales, y para ayudarles en la elaboración del duelo.

La religión, es un conjunto de creencias dónde se incluye una forma de vivir, un código de comportamiento, unas normas o reglas éticas. Por lo tanto, respetar y conocer estás creencias y ritos hasta final de la vida son indispensables para un buen morir.

La religión posee unos ritos o ceremonias relacionados con la muerte que  contribuyen a la normalización del duelo, son útiles para adaptarse a la nueva situación sin el ser querido, ayuda a la difusión del suceso para recibir el apoyo social en el duelo.

La declaración de los Derechos Humanos (1948) artículo 18 dice:

“toda persona tiene derecho a libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o creencia, individual o  colectivamente  tanto en público como en privado por la enseñanza,  la práctica, el culto y la observancia.”

La UNESCO reconoce el valor de la diversidad cultural y  religiosa, así como el diálogo entre culturas, religiones y convicciones.

Es entonces fundamental desarrollar una forma de aproximación más constructiva al cuidado de las personas mayores y sus familiares en situación de duelo, esto supone el desarrollo de más actitudes y formas de encarar la tarea más positiva en las personas que establecen la relación ayuda.

“El duelo es tan natural como llorar cuando te lastimas, dormir cuando estás cansado, comer cuando tienes hambre, estornudar cuando te pica la nariz. Es la manera en la que la naturaleza sana un corazón roto.”

Doug Manning

Anexo

Anexo – El duelo según el TCAE

Anexo – El duelo según el TCAE

Bibliografía: se lleva a cabo una revisión biográfica mediante la consulta de diferentes manuales especializados y diversas bases de datos.