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Síndrome compartimental

Síndrome compartimental

El  síndrome compartimental es una afección caracterizada por una disminución del flujo sanguíneo en músculos  y nervios adyacentes debido a un aumento considerable de presión  en los tejidos. Se considera una verdadera emergencia ortopédica, ya que se pueden dañar músculos y nervios, al igual que problemas con el flujo sanguíneo (isquemia de los tejidos del compartimento afectado).Las fracturas óseas suelen ser una causa frecuente del síndrome compartimental.

AUTORES: Óscar Páez Ruiz, DUE Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.

                    Isabel Ortiz Ramírez, DUE Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.

                    María José Álvarez Padilla, DUE Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.

INTRODUCCIÓN

Los músculos afectados por el síndrome compartimental se encuentran en unas cámaras poco elásticas y están rodeados por una envoltura de tejido resistente llamada fascia. Cuando una lesión provoca un hematoma o líquido inflamatorio en un compartimento muscular, la fascia impide la expansión de la musculatura ocasionando un aumento de presión elevada predominante del síndrome compartimental.Lo habitual es que se presente en el antebrazo y pantorrilla, como el compartimento tibial anterior ( síndrome del tibial anterior), pero cualquier espacio cerrado del cuerpo rodeado de una fascia puede verse afectado.

Se distinguen dos tipos: agudo y crónico.

El síndrome compartimental agudo es más frecuente que el crónico ( 7% fracturas de tibias en la población general y 18% fracturas del antebrazo en población pediátrica), relacionada a causas como cierres quirúrgicos, quemaduras o congelaciones, vendajes constrictivos que producen una disminución del volumen compartimental.Ha de tratarse siempre como una emergencia médica que requiere de la aplicación de medidas terapéuticas rápidas a fin de evitar secuelas o cirugía de la extremidad comprometida.

El síndrome compartimental crónico se caracteriza por dolor asociado a la actividad deportiva repetitiva (como correr), que desaparece con el reposo y no requiere de medidas quirúrgicas; es suficiente colocar la zona afecta en posición baja, aplicar frío y evitar esfuerzos.

Con un diagnóstico y tratamiento oportunos, el pronóstico es bueno y los músculos y nervios se recuperaran. Sin embargo, si el diagnóstico se retrasa, se puede originar una lesión permanente y pérdida de la función muscular (cuadro frecuente cuando la persona lesionada esta inconsciente o sedada y es incapaz de quejarse de dolor.

PALABRAS CLAVE

Compartimento, presión, fasciotomía, dolor, isquemia.

CAUSAS DEL SINDROME COMPARTIMENTAL

El síndrome compartimental agudo puede ser ocasionado por:

  • Traumatismo, como por una lesión por aplastamiento o cirugía
  • Fractura ósea
  • Músculo con muchos hematomas
  • Torcedura grave
  • Yeso o vendaje que está muy apretado

Pueden ser muchas las causas y orígenes del síndrome compartimental crónico:

-De origen vascular (trombosis venosa, atrapamiento de la arteria poplítea)

-De origen óseo (fracturas, enfermedad metabólica ósea, estrés tibial o periostitis)

-De origen nervioso (neuropatía periférica, radiculopatías)

-De origen infeccioso (osteomielitis)

-No obstante, es el origen muscular el más común de los factores predisponentes, y básicamente es el resultado de la actividad física repetitiva. Esta dolencia ha venido asociada a los corredores, sobre todo marchadores o atletas de larga distancia. Otros deportistas que acostumbran a sufrir esta lesión son los motociclistas y los escaladores, a los que les afecta el conocido como SCC del antebrazo.

SINTOMAS

El primer síntoma puede ser un aumento del dolor. El dolor suele ser peor de lo que se esperaría para tal lesión. Mover los dedos de manera que se alarguen los músculos afectados es doloroso. Los analgésicos ejercen poco efecto.

A medida que el trastorno empeora, la persona afectada presenta alteraciones de la sensibilidad en la extremidad lesionada y puede ser incapaz de mover el pie o la mano de dicha extremidad. Esta puede estar adormecida y muy inflamada, y la piel puede estar pálida, fría y apretada. El riesgo de infección aumenta.

Los síntomas pueden incluir:

-Disminución de la sensibilidad, entumecimiento, hormigueo, debilidad del área afectada

Palidez de la piel.

-Dolor intenso que no desaparece después de tomar analgésicos o elevar el área afectada.

-Hinchazón o incapacidad para mover la parte afectada.

Clásicamente, la literatura anglosajona ha descrito las cinco P:

pain, pallor, pulseless, paresthesias y paralysis(dolor, palidez, ausencia de pulsos, pareste-

sias y parálisis). Sin embargo, estas cinco P son signos y síntomas de un SCA ya establecido, y esperar hasta que estos signos se presenten será un error para la viabilidad de una extremidad, pues habrá un daño irreversible.

Los síntomas del síndrome compartimental crónico (SCC) más comunes son:

-Dolor intenso durante la práctica deportiva o la exposición prolongada a una situación de compresión muscular.

Sensación de presión o hinchazón en el músculo afectado.

-Entumecimiento.

-En los casos más severos, las personas que sufren esta dolencia pueden llegar a padecer impotencia funcional.

DIAGNÓSTICO

Por lo común el primer diagnóstico del síndrome compartimental se realiza en base al historial previo del paciente y las molestias que presenta. Para confirmar la sospecha y determinar el alcance del daño, el médico realizará un examen físico y hará preguntas acerca de los síntomas, enfocándose en el área afectada, comprueba exhaustivamente la motricidad, la circulación sanguínea y la sensibilidad de la zona.

Para confirmar el diagnóstico, posiblemente tenga que medir la presión en el compartimento.

Se puede utilizar una aguja conectada a un monitor de presión. Se introduce la aguja en el compartimento de la extremidad afectada, justo por debajo de la fascia. El monitor mide la presión, y se extrae la aguja. O en lugar de una aguja, se puede insertar un tubo delgado y flexible (un catéter) que se deja en su posición para monitorizar de forma continua la presión.

La medición normal de un compartimiento en reposo va de 0 a 8 mmHg; por lo tanto, cuando la presión intracompartimental se eleva por arriba de 35 mmHg se considera como un SCA.

TRATAMIENTO

El objetivo del tratamiento es prevenir el daño permanente. El tratamiento debe comenzar antes de que la extremidad se vuelve pálida y antes de que se interrumpa el pulso. Si no hay pulso, los tejidos en la extremidad pueden haberse necrosado. Si los tejidos de la extremidad se han necrosado debido a la interrupción del suministro de sangre, el miembro puede tener que ser amputado. Sin tratamiento, el síndrome compartimental puede causar infecciones potencialmente mortales.

El tratamiento de un síndrome compartimental crónico (SCC) es fundamentalmente conservador:

-Si el yeso o el vendaje están muy apretados, se deben cortar o aflojar para aliviar la presión.

-Detener la actividad o ejercicio repetitivos, o cambiar la manera de realizarlos.

-Elevar el área afectada a la altura del corazón para disminuir la hinchazón.

-Tratamientos no agresivos encontramos la aplicación de frío, la elevación del miembro afectado, los estiramientos, o el uso de cremas antiinflamatorias

-También es aconsejable el masaje terapéutico, los vendajes funcionales, o el uso farmacológico de medicamentos no esteroideos.

El síndrome compartimental agudo se debe considerar una verdadera urgencia ortopédica a fin de evitar un desenlace fatal para la extremidad afectada o incluso para la vida. Resulta clave reconocer un síndrome compartimental agudo a tiempo y aliviar cuanto antes la presión mediante una intervención quirúrgica (fasciotomía). Consiste en realizar una pequeña incisión en la fascia para aliviar la presión allí contenida, confirmar que los músculos se encuentren

totalmente liberados así como evitar desbridamiento o resección de tejido para evitar mayor trauma en la zona. La incisión se mantiene abierta y no es hasta una segunda intervención cuando se cierra la herida, pasadas unas 48 horas, asegurando así la disminución completa de la presión. La fasciotomía tiene una altísima tasa de éxito, dejando como posibles complicaciones pequeñas cicatrices o la necesidad de emplear injertos de tejido para cerrar la herida. En el posoperatorio se asumen aproximadamente tres meses de rehabilitación, incluyendo estiramientos, uso progresivo del músculo, masaje, fortalecer y mover la zona afectada y, en último lugar, la vuelta a la rutina.

COMPLICACIONES

Si se logra reducir a tiempo la presión incrementada sobre el tejido y restablecer por tanto el flujo sanguíneo, el pronóstico es bueno y la musculatura normalmente se recupera por completo. Un síndrome compartimental no tratado ocasiona a largo plazo la muerte del tejido muscular y la formación de tejido necrótico, surgiendo cicatrices en la musculatura que limitan de manera notable el funcionamiento de las extremidades afectadas, provocando incluso rigidez articular. La más común la contractura de Volkman, producida por isquemia prolongada en un compartimento como consecuencia de necrosis de músculo y de nervios ( provoca una flexión patológica de las articulaciones de la mano y los dedos ). Otra complicación que puede presentarse es el síndrome por aplastamiento, también llamado rabdomiolisis secundario a la destrucción de miocitos por la liberación de toxinas que al destruir a la célula muscular libera mioglobina a la circulación sistémica, lo que es altamente tóxico para el organismo.

PREVENCIÓN

El síndrome compartimental puede prevenirse de manera efectiva mediante el tratamiento adecuado y diligente de los trastornos circulatorios. Cuando se acumula gran cantidad de sangre o líquido inflamatorio en el tejido, en ocasiones conviene derivar dichos fluidos de la zona lesionada mediante la colocación quirúrgica de un tubo (drenaje).

Una hemostasia cuidadosa y un control periódico de la función vascular y nerviosa contribuyen a evitar o detectar de forma temprana un síndrome compartimental.

No existen indicadores gráficos ni pruebas empíricas que permitan evidenciar y evitar la aparición de un síndrome compartimental crónico. Estirar después de la actividad deportiva, elevar la zona, aplicar frío o baños de contraste, y un reposo adecuado a la cantidad de esfuerzo realizado, son algunos de los consejos básicos para mantener una musculatura sin estrés y favorecer el correcto flujo sanguíneo.

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