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Artrosis: clínica y factores predisponentes

Artrosis: clínica y factores predisponentes

Conocer los factores implicados en el desarrollo de la artrosis e informar de las manifestaciones clínicas que pueden aparecer en una persona con artrosis.

Autores

María del Rocío Rubio Gómez. Graduada en Enfermería.

Alexa Rojas Álvarez. Graduada en Enfermería.

Resumen

Método:

Se realizó una revisión bibliográfica, consultando diferentes bases de datos en castellano y/o inglés: Medline, IBECS, Dialnet, LILACS y Pubmed.

Resultados

Evaluación de siete artículos. Diferentes estudios revelan que existen factores de riesgo que pueden aumentar el desarrollo de la artrosis. Se diferencian los factores no modificables (edad, sexo, etnia…) y los modificables (alimentación, deporte, tabaquismo…). En cuanto a los signos y síntomas que se encuentran en la artrosis destacan el dolor, la rigidez matutina, deformidad articular e incapacidad funcional, entre otros.

Palabras claves

Artrosis, factores de riesgo, clínica, educación.

Introducción

La OMS definió a la artrosis como un proceso degenerativo articular que se produce como consecuencia de trastornos mecánicos y biológicos que desestabilizan el equilibrio entre la síntesis y la degradación del cartílago articular, estimulando el crecimiento del hueso subcondral y con la presencia de sinovitis crónica de intensidad leve.

En los últimos años no sólo se ha focalizado a la artrosis con el cartílago articular, sino que se ha ampliado la visión hacia otros elementos que forman la articulación como son la unidad neuromusculoesquelética, el hueso subcondral, los ligamentos, los meniscos, la cápsula articular, la membrana sinovial y el músculo periarticular.

La Osteoarthritis Research Society International (OARSI) define a la artrosis como un trastorno que involucra  a las articulaciones móviles caracterizado por el estrés celular y la degradación de la matriz extracelular.

La enfermedad es manifestada por primera vez con una alteración del metabolismo articular, seguido por modificaciones anatómicas y fisiológicas donde se degrada el cartílago, hay remodelación ósea, se forman los osteofitos, aparece inflamación de las articulaciones y culmina con la pérdida de la función normal.

Prevalencia

Diversas  investigaciones apuntan a una prevalencia similar respecto a la artrosis en rodilla y cadera en diversas poblaciones a nivel mundial.

El estudio español de prevalencia de enfermedades reumáticas en la población española (EPISER) informa que la artrosis es la enfermedad más frecuente en cuanto a enfermedades reumáticas se refiere. Este estudio fue llevado a cabo por La Sociedad Española de Reumatología (SER) mediante una encuesta poblacional.

EVALÚA es un estudio observacional multicéntrico nacional, éste concluye que gran parte de la población española padece artrosis, encabezando los porcentajes la artrosis de rodilla con un 84,3%, seguido de la artrosis de cadera con un 23,4% y un 14,7% para la artrosis de manos. Además, se pudo averiguar que la mayor parte de los pacientes sufría artrosis de ambas extremidades, es decir, bilateral.

Clasificación

Se pueden diferenciar dos tipos de artrosis en función del mecanismo de inicio, la artrosis primaria y la  secundaria. La artrosis primaria es idiopática y se la relaciona con alteraciones genéticas y ambientales, sin embargo la artrosis secundaria es producida por enfermedades congénitas (hemocromatosis, acronosis, displasia congénita de cadera, enfermedad de Gaucher…), traumatismos, anomalías metabólicas u diversas patologías como por ejemplo acromegalia, hiperparatiroidismo, hipotiroidismo, diabetes mellitus, enfermedad de Paget, artritis gotosa, artritis séptica…)

Palabras claves: Artrosis, factores riesgo, clínica, educación.

Objetivos

Principal:

  • Conocer los factores implicados en el desarrollo de la artrosis.

Secundario:

  • Informar de las manifestaciones clínicas que pueden aparecer en una persona con artrosis.

Metodología

La búsqueda bibliográfica se realizó entre febrero y marzo de 2018. Se sugirió una búsqueda para seleccionar el mayor volumen de evidencias recientes (menor de seis años) sobre las manifestaciones clínicas de la artrosis junto con los factores asociados a desarrollarla. Las estrategias de búsqueda han sido distintas según la fuente consultada, empleando las palabras claves anteriormente citadas. Esta búsqueda de literatura científica se desarrolló a partir de las siguientes bases de datos: Medline, IBECS, LILACS y Pubmed.

Se excluyen todos aquellos artículos cuyo idioma no sea el castellano y/o el inglés, y los que abarcan una antigüedad mayor al año 2012. Estando la muestra finalmente compuesta por siete artículos.

Resultados y Conclusiones

Factores implicados en el desarrollo de la artrosis

Según la naturaleza se pueden clasificar en factores no modificables y modificables.

No modificables:

  • Edad

Es el factor de riesgo más influyente para presentar artrosis. En personas menores de 35 años la prevalencia de artrosis se encuentra en torno al 0.1%, sin embargo al aumentar la edad la prevalencia asciende hasta el 70% en mayores de 50 años.

  • Sexo

Hasta los 50 años la prevalencia de artrosis en ambos sexos no parece diferir, en cambio, a partir de dicha edad existe  más casos de mujeres con artrosis, presentando un riesgo relativo del 2.6. Las articulaciones más afectadas en ellas son la rodilla y las manos.

  • Etnia

Investigaciones confirman haber observado diferentes porcentajes de riesgo al estudiar distintas poblaciones mundiales.

En un estudio transversal, el proyecto de estudio de la artrosis del condado de Johnston, se encontró una mayor probabilidad de desarrollar artrosis de rodilla en la población afroamericana frente a la caucásica. Otros estudios similares, como el realizado en la población de Beijing, confirmó que en la población china es menos frecuente la artrosis de cadera respecto a la población caucásica.

  • Genética

Influye en bastante medida para padecer artrosis. Estudios consultados determinan una heredabilidad en la gonartrosis del 40%, la de cadera alrededor del 60%, en artrosis de la mano en torno al 65% y un 70% de heredabilidad para la artrosis de columna.

En el sexo femenino también se puede observar cómo influye la genética. Por ejemplo, en la artrosis generalizada con nódulos de Heberden en las articulaciones interfalángicas distales, la herencia resulta autosómica dominante, sin embargo en el caso del hombre es recesiva.

Modificables:

  • Obesidad

La artrosis de rodilla se encuentra muy relacionada con el sobrepeso y la obesidad. Existe por lo tanto, una correlación directa entre ambas. En esta clase de artrosis se ha demostrado que la sobrecarga mecánica en las articulaciones a consecuencia de un IMC (índice de masa corporal) muy elevado es un factor de riesgo para el desarrollo tanto de artrosis de rodilla como de cadera.

  • Ocupación laboral

Se han encontrado estudios que afirman una relación positiva entre la artrosis de rodilla y aquellas actividades laborales que exigen un esfuerzo físico en las articulaciones. La etiología es multicausal, podría deberse a fuerzas mecánicas, uso repetitivo al que se ven expuestas las articulaciones y/o la postura adaptada, entre otros.

  • Hábito tabáquico

Estudios realizados afirman una aceleración en la pérdida de cartílago en personas fumadoras y mayor riesgo de padecer una artrosis dolorosa.

  • Deporte

Un ejercicio regular actúa como factor de protección contra los trastornos degenerativos de las articulaciones. Se observa un mayor fortalecimiento en la musculatura periarticular con la práctica de la actividad física.

En definitiva, entre la práctica del deporte y la artrosis existe una correlación inversa, pero debe resaltarse que no ocurre así con el deporte de alta intensidad. En éste, las articulaciones son sometidas a fuertes impactos lo que conlleva un aumento del riesgo a padecer artrosis.

  • Alimentación

Es recomendable reducir de la dieta los azúcares y almidones y limitar la ingesta de fructosa a 25 gramos diarios. La fructosa por encima de dicha cantidad aumenta los niveles de ácido úrico, afectando a su vez a las articulaciones.

También se debe realizar un buen aporte de vitaminas A, C y E debido a su acción antioxidante. Todas las verduras de hoja verde contienen vitamina C, ésta cuenta con propiedades antioxidantes que neutralizan el daño que de los radicales libres aportan en las articulaciones, además de calcio y ácido fólico. Se aconseja el consumo de pepino, lechuga, brócoli, coles, perejil… los calabacines y calabazas son ricos en vitamina A, esta vitamina posee acción desintoxicante. Y el aporte de la vitamina E lo pueden proporcionar los frutos secos.

La vitamina D es también primordial en la prevención de la artrosis ya que se encarga de la absorción intestinal del calcio y fósforo. La fuente principal de esta vitamina es el sol, aunque también existen alimentos ricos en ella como el atún, sardinas, caballa, salmón, huevo, productos lácteos etc.

Para concluir con la alimentación cabe destacar los ácidos omega 3 que apoyan a la salud de las articulaciones y disminuye los procesos inflamatorios articulares.

  • Hormonas

Existe una mayor incidencia y prevalencia de artrosis en mujeres menopáusicas debido al déficit de estrógenos.

Manifestaciones clínicas que pueden aparecer en una persona con artrosis

La artrosis posee un inicio gradual y con una evolución lenta. Suele aparecer a partir de los 40 años y según la localización y el individuo suele diferir bastante.

A continuación se citan los signos y síntomas:

  • Dolor: es el síntoma central en la artrosis. Relacionado con el uso de la articulación, en general aparece con el inicio de los movimientos y después mejora, con el ejercicio intenso se incrementa notablemente el dolor y por el contrario con el reposo cesa. Con el progreso de la enfermedad incluso en reposo se puede sentir dolor.

El cartílago articular no posee inervación, por ello el dolor artrósico tiene causas múltiples entre las que se encuentran: aumento de la presión intraósea, microfacturas trabeculares, periostitis, cambios en el hueso subcondral, afectación de fibras nerviosas a consecuencia de la osteofitosis, inflamación sinovial, tendinosa o de las bolsas serosas periarticulares, distensión de ligamentos o de la cápsula, afectación de los meniscos y atrofia junto con contractura muscular.

  • Rigidez: aparece después de una inactividad prolongada como tras el descanso nocturno, la rigidez matutina es una característica de la artrosis. Suele durar menos de 30 minutos, lo que la diferencia de otras patologías inflamatorias como la artritis.
  • Deformidad articular o protuberancias óseas: provocan desviaciones y rigidez como consecuencia de la aparición de nódulos en los huesos.
  • Aumento del tamaño articular: ocasionado por una alteración de los huesos, cartílagos y partes blandas, en algunos casos también debido a derrame articular.
  • Incapacidad funcional: pueden verse afectadas las ABVD (actividades básicas de la vida diaria) lo que genera un aumento de estados ansiosos y depresivos, igualmente la deambulación se puede ver comprometida, existiendo diferentes grados de limitación según el avance de la artrosis.
  • Limitación de la función articular, debilidad e inestabilidad: debido a la presencia de osteofitos, éstos pueden ejercer compresión sobre los nervios y producir dolor, entumecimiento y pérdida de fuerza.
  • Crepitación articular o crujidos: es un ruido que aparece al movilizar la articulación afectada debido a la degeneración del hueso y el cartílago.

Referencias

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