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Desventajas de la ingesta de lácteos

Desventajas de la ingesta de lácteos

El ser humano es el único mamífero conocido que tras el periodo de lactancia continúa bebiendo leche. Cuando se menciona la leche, o los lácteos en general, llevan impregnados tras su nombre seudónimos como “la mejor fuente de calcio” o “la combinación nutritiva perfecta”.

AUTORES:

  1. Carlos A. Luna Gandú. Máster Iniciación en Investigación en Ciencias de la Enfermería. Enfermero en Hospital Materno – Infantil (Zaragoza).
  2. Mireya Layunta Hernández. Enfermera en Hospital Materno – Infantil (Zaragoza).
  3. Cristina López Hernández. Enfermera en Hospital Materno – Infantil (Zaragoza).
  4. Andrea Remacha Rodríguez. Máster Iniciación en Investigación en Ciencias de la Enfermería. Enfermera en Hospital Miguel Servet (Zaragoza).

RESUMEN:

Pero no es así. El contenido de calcio en la leche es inferior al contenido en la mayoría de verduras. Además, ese calcio no solo viene en una relación Ca/P pésima, sino que se absorbe en un porcentaje muy escaso.

Todo esto junto con el nivel de acidez y la cantidad-calidad de las proteínas animales que abundan en su contenido, hace que la leche no solo no sea un buen preventivo frente a enfermedades como la osteoporosis o el cáncer, sino que se convierta en un factor de riesgo.

PALABRAS CLAVE:

composición leche; IGF-I cáncer; IGF-I leche; intolerancia lactosa; Milk Osteoporosis, Milk Cancer.

ABSTRACT:

The human being is the only known mammal that, after lactation, keeps on drinking milk. When we talk about milk, or dairy products in general, a few synonyms come attached as “the best source for calcium” or “the perfect nurtitious combination”. But it’s not like that.  The calcium contained in milk is less than the one found in most vegetables. Besides, this kind of calcium not only comes in a terrible Ca/P relation, is also absorbed in a very low percentage.

All this along with the level of acidity and heavy of the animal proteins that are abundant in its content, does that not only milk is not a good preventive against diseases such as osteoporosis or cancer, but becomes a risk factor.

1.1       LA LECHE, EL CALCIO Y LA OSTEOPOROSIS:

La leche de vaca se compone de unos  123 mg/100 ml de calcio, tal y como nos muestran en los envases la mayoría de industrias lecheras. Pero de esa cantidad, según datos de la Asociación Americana de Dietistas, el organismo tan solo es capaz de absorber el 32,1%. Cabe destacar que en vegetales como la col rizada con un contenido de 150 mg/100 g se absorbe el 49,3% o en el brócoli, que a pesar de no tener una cantidad importante de calcio (94mg), se absorbe más del 60%. Asimismo, de la coliflor se asimila casi el 70%, los garbanzos tienen un contenido de 150mg/100g, las almendras de 234mg/100g y la soja de 226mg/100g (1).

EEUU y Europa son los mayores consumidores de lácteos del planeta. Sin embargo, encabezan la prevalencia mundial de  osteoporosis. Países del continente asiático como China o Japón, donde los lácteos apenas aparecen en su dieta habitual, tienen una mínima prevalencia de esta enfermedad ósea. Las industrias lecheras, a través de los medios de comunicación, advierten a la población, y en especial a la tercera edad, de que la forma correcta de combatir la osteoporosis reside en el aumento de la ingesta de leche lo cual, paradójicamente, crea el efecto contrario (2, Ilustración 1.1 en Anexo).

Es interesante recordar algunas afirmaciones hechas por investigadores del Proyecto Cornell, uno de los estudios de investigación más rigurosos y concluyentes en materia de salud, donde los resultados demostraron el papel desmineralizante de la leche en personas adultas. Se observó como  las mujeres de la China rural que no toman leche de vaca y cuyo único alimento es el arroz, vegetales y soja no padecen osteoporosis. Sin embargo, cuando dejan esa dieta e introducen la leche de vaca, aparecen los niveles más bajos de calcio y se incrementa la incidencia de dicha enfermedad (3).

La Universidad de Harvard analizó la dieta de 78.000 mujeres estadounidenses durante un período de más de 12 años concluyendo que; «es poco probable que un consumo elevado de leche durante la adultez proporcione considerables efectos protectores contra las fracturas de cadera o del antebrazo», de hecho, aquellos participantes del estudio que consumieron más de 450 miligramos de calcio lácteo, duplicaron el riesgo de sufrir fracturas de cadera (4). La revista científica British Medical Journal corroboró este estudio tras un seguimiento a 61.000 mujeres y 45.000 hombres de 11 años de edad durante 20 años en Suecia, donde observó que la leche no solo no proporciona protección contra las fracturas de huesos sino que los consumidores de leche tenían mayores tasas de mortalidad de enfermedades cardiovasculares y de cáncer (5).

Por ello, en verano de 2014, la Escuela de Harvard de Salud Pública eliminó la leche de su guía de alimentación (Healthy Eating Plate) enviando de ese modo una fuerte advertencia al Departamento de Agricultura de EEUU.

Hay varias razones que pueden explicar esto. El calcio (mineral alcalino) es el catión más abundante en el organismo (1.200-1.500 g), representando el 1,5-2% del peso corporal. La mayor parte del calcio se encuentra en el tejido óseo y en los dientes (99,1%), formando sales de hidroxiapatita junto con el ion fosfato en una proporción 1,5:1. El hueso actúa como reservorio de calcio, cediéndolo si este disminuye su concentración en sangre por debajo del rango de normalidad (hipocalcemia). Por otro lado, el fósforo representa un 0,8-1,1% del peso total del cuerpo, el 80% forma parte de la estructura mineral del hueso y al igual que ocurre con el calcio, el ion fosfato es cedido por el hueso para contrarrestar un posible déficit o para neutralizar el pH del organismo. Una abundante nutrición láctea conlleva a un aumento de la ingesta de grandes cantidades de proteínas animales que producen un exceso de acidez. Esta acidez es compensada por el organismo liberando minerales alcalinos como el fosfato de calcio que actúa como regulador tampón del organismo. El calcio es excretado fundamentalmente por vía renal y a través del tracto gastrointestinal y es por ello que se produce una pérdida neta de calcio.

Otra de las razones por las que se puede perder calcio de los huesos es por una ingesta excesiva de cualquiera de estos dos elementos (Ca2+ y PO43-), ya que se encuentran en equilibrio, aumentando su excreción en heces (4, 6). Según datos publicados por UNICEF, la relación Ca2+/PO43- en leche humana sigue un equilibrio de 2:4, mientras que en la leche de vaca la relación es de 1:3, lo que conlleva a un desequilibro con la consecuente hipocalcemia (7). Muchos han sido los investigadores que se han atrevido a afirmar que «el déficit de calcio causado por una cantidad insuficiente de calcio en la dieta no se conoce en los humanos».

La “American Journal of Clinical Nutrition”  mostró en un estudio que con una ingesta de 75g diarios de estas lacto-proteínas se pierde más calcio en la orina del que se absorbe (8).

Debido a este cúmulo de problemas, las industrias lecheras conocedoras de estos estudios, han puesto en marcha una gran campaña publicitaria con sus nuevos productos lácteos con suplementos de calcio o vitaminas en su fórmula, ya que entre los años 2000 y 2013 se produjo un gran incremento en el consumo de bebidas vegetales conllevando a una disminución del 25% del consumo de leche de vaca (de 99,3 litros/persona/año a 73,5 litros/persona/año) (9).

1.2       LECHE, CANCER E IGF-1:

La Universidad de Bergen (Noruega) siguió durante año y medio a casi 16.000 pacientes y observó que; las personas que consumían dos vasos de leche al día presentan un riesgo de entre 3 y 4 veces mayor de padecer linfomas que los que beben menos. El mecanismo por el cual eso se produce todavía no está claro. También esta demostrada la relación entre la aparición de linfomas y la ingesta de leche contaminada con dioxinas la cual, según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 90% de la exposición humana a estos contaminantes ambientales se producen a través de la carne o de la leche.

El periódico norteamericano “The Washington Post” publicó un artículo en el que se afirmaba que las personas que consumen grandes cantidades de grasa, como carne y leche, son 10 veces más propensas a contraer cáncer, especialmente de pulmón (10, 11).

Pero, ¿cuál podría ser la relación entre el cáncer y la leche?. Las miradas acusadoras se centran en uno de los muchos componentes de la leche, la proteína IGF-I. La explicación se basa en la función principal de esta molécula, estimular el crecimiento. Esto es algo muy deseable en las primeras épocas del ser humano pero ya no lo es tanto cuando este es adulto y menos aún cuando hay un tejido con vocación de crecimiento incontrolado como es un cáncer. (12, 13) Fármacos como el tamoxifeno, medicamento utilizado en el tratamiento del cáncer de mama, deben su acción entre otras, a la inhibición de la IGF-I.

La Fundación Mundial Contra el Cáncer en conjunto con el Instituto Americano de Investigación del Cáncer coinciden en que no hay suficientes pruebas para asegurar haber una relación científica entre el consumo de leche y la aparición de canceres, pero si corroboran existir relación (14, 15). El aumento de IGF-I en sangre dispara la probabilidad en mujeres de contraer cáncer de endometrio y multiplica por siete la aparición de cáncer de mama en mujeres pre-menopaúsicas.

Los altos niveles de IGF-I en sangre multiplican por cuatro el riesgo de padecer cáncer de próstata tal y como demuestra un estudio publicado en la revista Science (10, 16, 17).

Según “The Journal of the American Medical Association pediatrics” las recomendaciones de calcio están “sobreestimadas”. Se reafirman en que el consumo de leche incrementa los niveles de IGF-I aumentando el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer como es el de próstata. La aparición de este cáncer se asocia, además de al consumo de leche, a la toma de suplementos de calcio (18).

En 2003 se observó en un conjunto de voluntarias que fueron analizadas que por cada vaso de leche que bebían aumentaban en un 15% el riesgo de muerte por todas las causas, en otro 15% la aparición de enfermedades cardiovasculares y en un 7% el riesgo de aparición de cáncer (19). La probabilidad en los consumidores diarios de leche de tener un tumor K-ras mutado se multiplica hasta cinco veces en comparación con los que no toman (20).

1.3       LA LECHE Y SU INTOLERANCIA:

A pesar de la dificultad para poder determinar la prevalencia de la intolerancia a la lactosa debido a sus síntomas tan inespecíficos, la Fundación Española de Aparato Digestivo (FEAD) la sitúa en torno a un 20-40% de la población Española. La ingesta de lactosa no afecta a todas las personas del mismo modo. Algunas notan sus efectos de forma inmediata tras consumir pequeñas cantidades de lácteos, mientras otras tienen un umbral de sensibilidad más alto y es más difícil de observar su relación causa-efecto. Asimismo, existen personas que pueden permanecer asintomáticas toda su vida porque no sobrepasan su umbral de sensibilidad con la cantidad de lactosa que consumen al día. La intolerancia a la lactosa no se considera algo excepcional, es decir, en todo ser humano al acabar el periodo de lactancia los niveles de lactasa comienzan a descender ya que el propio cuerpo no la considera necesaria (21).

1.4       LECHE HUMANA VS LECHE BOVINA:

Una de las diferencias más significativas entre la leche de vaca y la leche humana se encuentra en que las proteínas y aminoácidos son específicos para cada especie, tanto las del suero como las de la porción proteica no líquida.

1.5       CONTAMINANTES DE LA LECHE:

La leche contiene restos de antibióticos, pus y sangre, debido a las continuas enfermedades y tratamientos a los que las vacas son sometidas. Esto genera una mayor resistencia a antibióticos en quienes consumen esa leche y sus derivados, lo cual genera un gran problema de salud pública. Se estima que el 49,22% del ganado mundial esté afectado por el virus de la leucosis bovina, entre ellos un 20% de las vacas lecheras estadounidenses y un 37% de las francesas (22). Según los datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, en España desde 2010 no se ha dado ningún caso (23). Pese a ello, las autoridades reiteran que no existe posibilidad alguna de contagio a humanos. Entre 2009 y 2010 se informó de una asociación positiva entre las concentraciones de beta y ganma-hexaclorociclohexano (subproductos de lindano) y la ingesta de lácteos. A su vez, se encontró una relación entre las concentraciones de contaminantes orgánicos persistentes y la ingesta de productos lácteos. Todo indica que la fuente de esto es la ingesta que hace la vaca de esos

Consumo_leche

  1. BIBLIOGRAFÍA:

  1. American Dietetic Association. Position of the American Dietetic Association: Vegetarian Diets. J Am Diet Assoc. 2009; 109:1266-1282.
  2. Alberti Germán. La nueva medicina; USA; 2007.
  3. “Proyecto Cornell”. People´s Medical Publishing House; 1991.
  4. Calcium: High Intakes May Double Hip Fracture Rates,» Lunar Osteoporosis Update, Nov. 1997.
  5. Michaelsson Karl, Wolk Alicia. Milk intake and risk of mortality and fractures in woman and men: cohort studies. BMJ october 2014; 349.
  6. Pérez Llamas Francisca, Garaulet Aza Marta, Gil Hernández Ángel. Calcio, fósforo, magnesio y flúor. Metabolismo óseo y su regulación. Universidad de Córdoba. 2005.
  7. Shellhorn C, Valdés V. Ministerio de Salud, UNICEF. Manual de Lactancia para Profesionales de la Salud. Comisión de Lactancia MINSAL, UNICEF. 2005.
  8. American Journal of Clinical Nutrition. 1980; 32(4):741-749.
  9. Jarque J. Alternativas a la leche. La vanguardia; 4/04/2014.
  10. Vázquez Rendal Noa; “La leche de vaca…es para los terneros!”; La Voz de Galicia; 2009.
  11. Song Y, Chavarro JE, Cao Y et al. Whole Milk Intake Is Associated with Prostate Cancer-Specific Mortality among U.S. Male Physicians. J Nutr. 2013; 143(2):189-96
  12. Namesny Alicia. Consumo y salud, Los eternos bebés; Diciembre, 2005; 56-57.
  13. Boto A. ¿Necesitan tomar leche los adultos?. El Pais. 2006.
  14. Ji J, Sundquist J, Sundquist K; Lactose intolerance and risk of lung, breast and ovarian cancers: etiological clues from a population-based study in Sweden British Journal of Cancer. 2015; 112, 149–152.
  15. Mohan Agarwal Mayank, Rana Satyavati V.,Kumar Mandal Arup; Lactose intolerance in prostate cancer patients: Incidence and associated factors; Scandinavian Journal of Gastroenterology. 2008; 43: 270-276.
  16. Hankinson S.E. et al. Circulating concentrations of insuline-like growth-factor 1 and risk of breast cáncer. The Lancet 1998; 351(9113): 1393-1396.
  17. Ganmaa D, Cui X, Feskanich D.; Milk, dairy intake and risk of endometrial cáncer: “a 26-year follow-up”. Int J Cancer. 2012; 130(11):2664-71.
  18. Ludwig DS, Willett WC. Three daily servings of reduced-fat milk: “an evidence-based recommendation?” JAMA Pediatric. 2013; 167(9):788-9.
  19. Feskanich D, Willett WC, Colditz GA. Calcium, vitamin D, milk consumption and hip fractures: “A prospective study among postmenopausal women”. American Journal of Clinical Nutrition. 2003; 77:504-511.
  20. Morales Eva, Porta Miquel, Vioque Jesus. Food and nutrient intakes and K-ras mutations in exocrine pancreatic cáncer. J Epidemiological Community Health. 2007; 61:641–649.
  21. Argüelles Arias Federico, Federación Española del Aparato Digestivo;” Entre el 20 y el 40% de la población española podría sufrir intolerancia a la lactosa”;2013.
  22. Cano J. P., Camacho González L.; Leucosis Viral Bovina MVZ; 2010.Ludwig DS, Willett WC. Three daily servings of reduced-fat milk: “an evidence-based recommendation?” JAMA Pediatric. 2013; 167(9):788-9.
  23. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente; Programa Nacional de Vigilancia de la Leucosis Bovina Enzoótica y de la Perineumonía contagiosa Bovina 2013-2015; 2015
  24. Gasull Magda, Bosch de Basea Magda. Empirical analyses of the influence of diet on human concentrations of persistent organic pollutants: A systematic review of all studies conducted in Spain. Elsevier, Barcelona. 2011; 1226–1235.