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Trasplante fecal, nuevo enemigo del Clostridium Difficile. Revisión bibliográfica

Trasplante fecal, nuevo enemigo del Clostridium Difficile. Revisión bibliográfica

La infección por Clostridium difficile es la principal causa de enfermedad gastrointestinal de origen nosocomial.

AUTORES

  1. Andrea Remacha Rodríguez. Máster Iniciación en Investigación en Ciencias de la Enfermería. Enfermera en Hospital Miguel Servet (Zaragoza).
  2. Cristina López Hernández. Enfermera en Hospital Materno – Infantil (Zaragoza).
  3. Mireya Layunta Hernández. Enfermera en Hospital Materno – Infantil (Zaragoza).
  4. Carlos A. Luna Gandú. Máster Iniciación en Investigación en Ciencias de la Enfermería. Enfermero en Hospital Materno – Infantil (Zaragoza).

RESUMEN

Introducción: Origina una infección del colon que se manifiesta como un cuadro diarreico que aparece frecuentemente tras el uso de antimicrobianos y la consiguiente alteración de la flora de este órgano. El trasplante fecal, también denominado bacterioterapia fecal, es posiblemente el tratamiento más atractivo y actual de la enfermedad asociada a Clostridium difficile.

Objetivo: Examinar la literatura publicada y el conocimiento científico actual sobre la efectividad del trasplante fecal en pacientes afectados por Clostridium difficile.

Metodología: En la realización del presente trabajo se realizó una revisión bibliográfica en las siguientes bases de datos: Pubmed, Science Direct, Scielo y  Dialnet. Como límite se ha utilizado idioma (español o inglés) y fecha de publicación (a partir de 2010).

Resultados: Ha sido observado que los pacientes con recidiva de diarrea por Clostridium difficile mejoran con el trasplante de microbiota intestinal. La relación parental del donante no parece ser relevante en el rendimiento del trasplante. Las revisiones no han descrito eventos adversos secundarios al trasplante fecal.

Conclusiones: Existen indicios que apoyan que el trasplante fecal reduce e incluso elimina los efectos producidos por Clostridium difficile, de manera que es probable que esta terapia se masifique conforme los equipos de salud vayan adquiriendo la experiencia, a la luz de su incomparable eficacia y facilidad de ejecución.

Palabras clave: “bacterioterapia fecal”; “Clostridium difficile”; «donante»; “microbiota intestinal”; “trasplante fecal”.

ABSTRACT

Introduction: Clostridium difficile infection is the main cause of nosocomial gastrointestinal disease. It causes an infection of the colon that manifests itself as a diarrhea that frequently appears after the use of antimicrobials and the consequent alteration of the flora of this organ. Faecal transplantation, also called fecal bacteriotherapy, is possibly the most attractive and current treatment of the disease associated with Clostridium difficile.

Objective: To examine published literature and current scientific knowledge on the effectiveness of faecal transplantation in patients affected by Clostridium difficile.

Methods: In the realization of the present work a bibliographic review was made in the following databases: Pubmed, Science Direct, Scielo and Dialnet. As a limit, language has been used (Spanish or English) and date of publication (as of 2010).

Results: It has been observed that patients with recurrence of diarrhea due to Clostridium difficile improve with intestinal microbiota transplantation. The donor’s parental relationship does not seem to be relevant in the performance of the transplant. The reviews have not described adverse events secondary to faecal transplantation.

Conclusions: There is evidence to support that the faecal transplant reduces and even eliminates the effects produced by Clostridium difficile, so that this therapy is likely to mass as the health teams acquire experience, in light of its incomparable efficiency and ease of execution .

Keywords: Clostridium difficile, donor, fecal bacteriotherapy, fecal transplant, intestinal microbiota.

INTRODUCCIÓN

No podemos seguir viendo a las bacterias como un simple enemigo. Hoy en día disponemos de suficiente evidencia como para comprender que la microbiota es un elemento clave en la homeostasis humana.

Entendemos por microbiota humana el conjunto de microorganismos que, de forma simbionte, conviven y se desarrollan en las diversas superficies (piel y mucosas) de nuestro organismo (1).

Hasta hace pocos años se consideraba que, inmediatamente después del nacimiento, se iniciaba la colonización del aparato gastrointestinal, a partir de la cavidad oral y dependiente de la exposición al medio extrauterino, pero estudios recientes han demostrado que el desarrollo de la microbiota intestinal del recién nacido se programa desde la vida intraútero (2).

El tracto gastrointestinal (GI) de los seres humanos y otros mamíferos es un órgano complejo cuya función principal consiste en extraer y asimilar los nutrientes contenidos en los alimentos, así como proteger de amenazas biológicas y no biológicas provenientes del exterior. Desde la boca hasta el ano, más de 10 trillones de microorganismos habitan normalmente en el tracto GI de cada ser humano, el cual posee una microbiota autóctona que varía más entre individuos que dentro de un mismo sujeto a lo largo del tiempo (3).

Clostridium difficile

Clostridium difficile (C. Difficile) es un bacilo grampositivo esporulado, anaerobio estricto, asociado por primera vez a enfermedad en humanos en 1978, al identificarse como agente causal de la colitis seudomembranosa. Causa una infección del colon que se manifiesta como un cuadro diarreico que aparece frecuentemente tras el uso de antimicrobianos y la consiguiente alteración de la flora de este órgano (4,5).

Epidemiología

  1. difficile forma parte de la flora fecal normal en el 1-3% de los residentes de la comunidad y en más del 20% de los adultos hospitalizados. Se encuentra en las heces de pacientes sintomáticos y asintomáticos y el contagio se produce, a menudo, dentro del hospital en un entorno contaminado por esporas, por lo que el riesgo aumenta en proporción a la duración de la hospitalización (4).

Prevalencia

La infección por Clostridium difficile (ICD) es la principal causa de enfermedad gastrointestinal de origen nosocomial. Su prevalencia global en España no es muy elevada, aunque muy superior en ancianos, en quienes, debido a la coexistencia de diferentes comorbilidades, el consumo de antibióticos es muy elevado. Su importancia radica en las consecuencias que implica en términos de complicaciones y prolongación de estancia hospitalaria-costes y en el hecho de que se trata de una infección que causa brotes epidémicos hospitalarios, relacionados habitualmente con la diseminación a través de personal sanitario y por tanto potencialmente evitable (4,6,7).

Patogenia

La ICD es consecuencia de la ingestión de esporas de C. difficile toxigénico que resisten la acción del ácido gástrico, germinan en el intestino delgado y colonizan el colon, donde elaboran diversas toxinas que inician una serie de fenómenos que culminan con la pérdida de la función de barrera que poseen las células epiteliales, la aparición de diarrea y la formación de seudomembranas (4).

Manifestaciones clínicas

El cuadro clínico es amplio y puede variar desde el portador asintomático a los casos de enfermedad fulminante. La diarrea, síntoma fundamental, suele aparecer coincidiendo con un tratamiento antibiótico, aunque puede hacerlo semanas después de su retirada, e incluso en ocasiones no existe este antecedente. Las heces casi nunca muestran sangre aunque sí mucosidad, y su consistencia va de blanda,  hasta acuosa o mucosa. Los signos clínicos y de laboratorio son fiebre, dolor abdominal, leucocitosis importante, hipoalbuminemia y aumento de la proteína C reactiva (4).

Factores de riesgo

Se conoce que el consumo reciente de antibióticos, la edad superior a 65 años, la estancia hospitalaria prolongada, la mayor severidad de la enfermedad de base del paciente, el uso de nutrición enteral por sonda nasogástrica, el padecer una enfermedad inflamatoria intestinal o el recibir tratamiento con inmunosupresores, son factores de riesgo asociados a esta entidad (8).

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en una combinación de criterios clínicos y datos de laboratorio:

  • Diarrea (3 evacuaciones o más diarias durante más de 24 h) sin otra causa identificable.
  • Evidenciar la presencia de las toxinas A y/o B en heces.
  • La identificación de seudomembranas en el colon mediante visión directa por colonoscopia (4).

Control

Los brotes nosocomiales de la enfermedad por C. difficile se producen rápidamente si el caso índice no se diagnostica y trata con prontitud. Las medidas de control recomendadas para evitar su diseminación incluyen:

  • Aislamiento en habitación individual con baño propio. El aislamiento se mantiene hasta 48 h después de la resolución del cuadro entérico.
  • Lavado de manos con agua y jabón después de haber tenido contacto con un paciente con enfermedad por difficile o con superficies potencialmente contaminadas por este.
  • Uso de precauciones de contacto.
  • Limpieza de superficies contaminadas con heces. La desinfección de las habitaciones de pacientes debe hacerse con un agente esporicida eficaz como el hipo­clorito de sodio en una concentración de al menos 1000 pp.
  • Limitación de la utilización de antibióticos si no están estrictamente indicados. Debe hacerse un uso racio­nal de los antibióticos de amplio espectro, empleando cuando sean posibles, los de espectro menor (8).

Tratamiento

En casos de infección crónica por C. difficile, el tratamiento convencional suele fracasar y el paciente presenta episodios recurrentes de diarrea, dolor abdominal, náuseas, vómitos e inflamación intestinal. El trasplante fecal, también denominado bacterioterapia fecal, es posiblemente el tratamiento más atractivo y actual de la Enfermedad Asociada a Clostridium difficile (EACD) (9).