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Pacientes anticoagulados

Pacientes anticoagulados

El propósito de este artículo es dar toda la información posible a los pacientes que se están tratando con anticoagulantes, de manera que sean capaces de llevar su enfermedad lo mejor posible y ser  autónomos en la medida de lo posible.

AUTORES

1º. García Rabadán, Lorena. Graduada en enfermería.

2º. Vázquez Martínez, María Luisa. Diplomada en enfermería.

3º. Alonso López, Mónica. Diplomada en enfermería.

Palabra clave: anticoagulantes, fibrilación auricular, atención primaria de salud, accidente cerebro-vascular, sintrom, paciente anticoagulado, acenocumarol.

INTRODUCCIÓN

En el año 2004 se produjeron en España cerca de 124.000 muertes y más de 5 millones de estancias hospitalarias por enfermedades del sistema circulatorio. Por ello, estas enfermedades son la primera causa de muerte y hospitalización en la población española. Muchos de estos pacientes necesitarán tomar anticoagulantes para su enfermedad.

Los antagonistas de la vitamina K, como el acenocumarol y la warfarina, tiene una vida media larga y un rango terapéutico estrecho que requiere una monitorización regular y es una causa común de ingreso hospitalario. Los anticoagulantes orales de acción directa como Dabigatrán, Rivaroxabán, Apixabán y Edoxabán no requieren monitorización, pero son sensibles a los cambios en la función renal y se asocian con una adherencia más deficiente.

La warfarina, funciona al interferir con la activación de la vitamina K de los factores de coagulación II, VII, IX y X.  Su larga vida media y su estrecho rango terapéutico requieren una monitorización regular utilizando la tasa internacional normalizada ( INR) que debe mantenerse en un rango de 2-3 para minimizar la formación de coágulos o la hemorragia. Esta última es una de las causas más comunes de ingreso hospitalario.

En los últimos tiempos han surgido estrategias para mejorar la utilidad clínica de la anticoagulación preventiva, por un lado está el desarrollo de una nueva clase de anticoagulantes, conocidos como anticoagulantes orales de acción directa (DOAC), que incluyen dabigatrán, rivaroxabán, apixabán y edoxabán; y por otra parte una mejor optimización del uso de warfarina haciendo que las pruebas de INR y el ajuste de la dosis sean más convenientes con los dispositivos de autoevaluación.

Anticoagulantes orales directos frente a los antagonistas de la vitamina k.

Los anticoagulantes orales directos, es decir, (dabigatrán, rivaroxabán, apixabán) ofrecen una alternativa a los antagonistas de la vitamina K, (es decir, warfarina, acenocumarol) para la prevención del ictus o embolia sistémica y mortalidad por todas las causas en pacientes con fibrilación auricular no valvular. Las principales ventajas de usar anticoagulantes orales directos con respecto a los antagonistas de la vitamina k son que no hay necesidad de controlar la proporción internacional normalizada y que muestran menos interacciones con los alimentos. Por otro lado, algunos anticoagulantes orales directos requieren que la función renal sea monitoreada regularmente y están asociados con costos más altos.

Hay numerosos estudios que compara anticoagulantes orales directos con warfarina en pacientes con FA no valvular, y se comprobó que existe una reducción significativa en el riesgo de mortalidad total y accidente cerebrovascular hemorrágico y un mayor riesgo de hemorragia gastrointestinal asociada con la aleatorización a anticoagulantes orales directos, aunque  posteriormente, varios análisis de bases de datos de salud que los comparan para responder preguntas sobre su seguridad relativa y efectividad en la atención de rutina no encuentran resultados homogéneos.

Educación para la salud para pacientes anticoagulados

Los pacientes con enfermedades que requieren anticoagulantes a veces no tienen los conocimientos y las destrezas suficientes para poder controlar y ser autónomos en su enfermedad, esto se intenta solucionar intentando educar a los pacientes para que puedan controlar mejor sus vidas, con intervenciones educativas y conductuales, con esto se intenta conseguir mantener el INR en valores óptimos.

Hoy día el paciente anticoagulado está mucho más informado acerca de su enfermedad y su correspondiente tratamiento y debe ser más activo colaborando en mejorar su salud.

La prueba que se utiliza para saber la cantidad que hay que tomar sigue siendo el tiempo de protrombina, pero su resultado se expresa como INR. INR son las siglas en inglés de International Normalized Ratio.

Las personas que están anticoaguladas por trombosis venosa o por fibrilación auricular han de mantener el INR entre 2 y 3, es decir, para ellas el Rango terapéutico será 2-3, pero teniendo siempre en cuenta que el valor medio es 2.5.

Las personas portadoras de prótesis valvular o con enfermedad valvular en fibrilación auricular han de mantener un INR más alto, es decir un Rango terapéutico = 2.5-3.5, procurando mantenerse siempre en el valor de 3, que es el valor medio.

El paciente puede evitar que sus valores de INR se descontrolen siguiendo varias pautas:

  1. Realizando siempre su control en el mismo sitio.
  2. Tomando el anticoagulante regularmente, más o menos a la misma hora. Como en general se toman menos fármacos en la cena, ésta podría ser la mejor hora.
  3. Tomando el resto del tratamiento como se le ha indicado, evitando dejar dosis porque se le haya terminado o porque quiera descansar un día.
  4. Evitando que la toma del anticoagulante coincida en el tiempo con la toma de protectores gástricos.
  5. Siendo regular en las comidas, evitando pasar muchas horas sin comer y huyendo de las dietas “mágicas” para adelgazar.
  6. No tomando bebidas alcohólicas con el estómago vacío y haciéndolo siempre con moderación.
  7. Utilizando como analgésico Paracetamol, sin superar los 1.5 gramos diarios y sólo en caso de dolor.

La mayor complicación de los anticoagulantes orales es la hemorragia, existiendo diferentes tipos, por esto los pacientes tienen que saber que tipos de hemorragias pueden aparecer.

Las hemorragias se pueden producir diferentes maneras:

  • Hemorragia conjuntival
  • Hemorragia nasal o epistaxis.
  • Hemorragia por las encías o hemorragia gingival.
  • Esputos manchados de sangre.
  • Vómitos de sangre o hemoptisis
  • Sangre en las heces, hematoquecia o rectorragia, melenas
  • Orina con sangre o hematuria.
  • Hemorragia vaginal.

Por otra parte es muy importante tener vigilada la tensión arterial.

Los pacientes que toman anticoagulantes cada vez tienen un mayor autocontrol, lo que supone que sean más independientes en su enfermedad además de que tengan más autonomía, ya que puede verificar su INR en cualquier lugar y circunstancia sin tener que desplazarse al Centro de Salud.

Tienen controles más frecuentes, ya que lo ideal es verificar una vez por semana que el INR se mantiene en el rango terapéutico fijado, para modificar la dosis si es necesario acudir al centro de salud, controles a demanda, es decir poder comprobar si un nuevo medicamento modifica el INR y ajustar la dosis de manera inmediata, ajustar el INR para ir al Dentista, verificar el INR ante una caída grave, etc realizar el control aún estando de viaje, etc.

Otro aspecto importante en la vida de personas anticoaguladas es la dieta, por ello se deben seguir varias pautas:

El anticoagulado puede comer de todo evitando los excesos, entendiendo por exceso comer en grandes cantidades o comer siempre lo mismo: una dieta variada como la dieta mediterránea es una dieta sana y equilibrada.

Hay una serie de alimentos que tienen mucha vitamina K o que provocan flatulencia dando lugar a que se forme más vitamina K. Estos alimentos deben tomarse en pequeñas cantidades, pero no están prohibidos: col, coliflor, coles de Bruselas, col lombarda, repollo, brócoli, chocolate en tabletas, castañas, pasteles de boniato, turrones y mazapanes… etc. Un poco de vino con la comida o de cerveza no es perjudicial, siempre que no se mezclen muchas cosas: no hay que olvidar que el hígado tiene que metabolizar muchos fármacos y a veces no puede metabolizar el alcohol; además, no todas las personas poseen igual capacidad para hacerlo. Otra cosa importante es mantener el peso, restringiendo aquellos alimentos con más calorías y dejarse de hacer dietas adelgazantes a temporadas: los cambios de dieta y los cambios de peso pueden modificar el efecto del anticoagulante hasta el punto de hacernos correr un riesgo innecesario.

CONCLUSIÓN

La educación es particularmente importante para proporcionar información de seguridad y garantizar que los pacientes puedan tomar decisiones informadas sobre las opciones de tratamiento y administrar su terapia de anticoagulación oral. Sin embargo, es necesario probar más intervenciones específicas basadas en la teoría de la enfermedad para comprender los mecanismos mediante los cuales dichas intervenciones pueden ser exitosas.

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