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¿Cómo afecta el ejercicio físico materno durante el embarazo al crecimiento y desarrollo fetales?

¿Cómo afecta el ejercicio físico materno durante el embarazo al crecimiento y desarrollo fetales?

Aunque la mayoría de las mujeres embarazadas no cumplen con las recomendaciones mínimas de ejercicio, hay un número creciente de gestantes físicamente activas que desean continuar la práctica durante todo el embarazo.

  1. Autores/as:
  1. Teresa Almudí Alonso (Matrona, Servicio de Obstetricia y Ginecología Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa) / Laura Moreno Buendía (Matrona, Atención Primaria Barcelona )/ Cristina Pérez Sorbe (Matrona, Servicio de Obstetricia y Ginecología Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa) / Laura Lasso Olayo ( Matrona, Servicio de Obstetricia y Ginecología Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa) / Ruth Peinado Berzosa ( Matrona, Servicio de Obstetricia y Ginecología Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa) / Javier Hernández Pérez (Matrona, Servicio de Obstetricia y Ginecología Hospital Miguel Servet).
  1. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza.
  2. Palabras clave: «crecimiento intrauterino retardado», “ejercicio físico”, “placenta”, “deporte”, “pregnancy”, “strenuous exercise pregnancy”, and “vigorous exercise pregnancy”, “weight gain”.
  3. Resumen:

Tanto para incentivar la actividad como para respaldar la misma de una forma segura, los profesionales que atienden a las mujeres embarazadas deben conocer los posibles beneficios y daños para la salud del ejercicio físico, y de este modo llevar a cabo una educación sanitaria adecuada y dar una información veraz sobre el tema. Nos proponemos determinar los efectos del ejercicio físico durante la segunda mitad de la gestación.

Abstract:

 Although most pregnant women do not comply with the minimum recommendations for exercise, there is an increasing number of physically active pregnant women who wish to continue the practice throughout pregnancy. In order to encourage the activity and  support it in a safe way, professionals who care for pregnant women should know the possible benefits and harms to the health of physical exercise, and in this way carry out an adequate health education and give a truthful information on the subject. We try to determine the effects of physical exercise during the second half of pregnancy.

Introducción:

Existe una tendencia al alza en el número de mujeres que practican deporte con regularidad. Muchas de ellas se encuentran en edad reproductiva y consultan acerca de la idoneidad de esta práctica.

Paralelamente, la prevalencia del sobrepeso y la obesidad está aumentando en todo el mundo, afectando a todos los grupos de edad, incluidas las mujeres en edad reproductiva. Junto con los resultados cardiometabólicos asociados, como la hipertensión, la hipercolesterolemia y la diabetes mellitus, el sobrepeso y la obesidad se han convertido en un importante problema de salud pública a nivel mundial.

 Hasta la fecha, pocos documentos han discutido el impacto de un tipo específico de ejercicio en el embarazo.Las pautas generalizadas, como la propuesta por The American College of Obstetricians and Gynecologists, recomiendan 30 minutos de ejercicio diario moderado para la mayoría de las gestantes, según la evidencia de la literatura actual de que el ejercicio puede reducir el aumento de peso gestacional. El ejercicio más vigoroso también se considera seguro para las mujeres que están bien entrenadas antes del embarazo

Esta limitación del aumento de peso, puede minimizar el riesgo de diabetes gestacional,  hipertensión, eclampsia y retención de líquidos posparto.

 También puede beneficiar al feto porque el aumento excesivo de peso materno está fuertemente asociado con fetos grandes para la edad gestacional. A largo plazo, el aumento excesivo de peso materno, se asocia positivamente en la descendencia adulta, con un mayor adiposidad  y mayor presencia de factores de riesgo cardiometabólico.

De este modo, un manejo adecuado y efectivo del ejercicio físico puede suponer un beneficio significativo relacionado con el crecimiento infantil y con la disminución del riesgo de enfermedad crónica.

Podemos concluir por lo tanto, que en el embarazo no complicado, los efectos adversos del entrenamiento en el feto son poco probables. La mayoría de los estudios muestran un aumento pequeño o moderado de la frecuencia cardíaca fetal inicial (FCF) durante o después del ejercicio materno. Las desaceleraciones de la línea de base y la bradicardia son poco frecuentes. Los estudios sobre los posibles efectos del ejercicio extenuante sobre el flujo sanguíneo uteroplacentario son escasos, y dado que el número de mujeres embarazadas que desean practicar ejercicio físico durante el embarazo está creciendo,  existe la necesidad de establecer valores de intensidad  por encima de los cuales el ejercicio pudiera ser perjudicial para el feto. Una forma común y simple de monitorizar la intensidad del entrenamiento consiste en registrar la frecuencia cardíaca materna  durante el ejercicio.  El estudio del volumen de flujo sanguíneo uterino en gestantes durante el ejercicio ha sido escasamente estudiado en humanos,  si bien se describe que la FCF fetal se encontraba dentro del rango normal siempre que la madre se ejercitara por debajo del 90% de la FC máxima. La bradicardia fetal se describe cuando el flujo sanguíneo medio de la arteria uterina era inferior al 50% del valor inicial y la intensidad del ejercicio era superior al 90% de la FC materna máxima. La FC máxima y el flujo sanguíneo uterino pueden ser parámetros más importantes que el lactato sanguíneo en la definición de una zona de seguridad para el bienestar fetal durante el ejercicio extenuante. Todo ello sugiere que el ejercicio muy intenso podría comprometer el bienestar fetal, siendo seguro el ejercicio de intensidad moderada. 

Método: Se realizó una búsqueda bibliográfica en las bases de datos PubMed, CINHAL, Cuidatge y Biblioteca Cochrane. Se acotó la búsqueda limitándola a las publicaciones de los últimos 20 años. Las palabras clave utilizadas, escogidas dentro de la terminología MESH, fueron las siguientes: «crecimiento intrauterino retardado», “ejercicio físico”, “placenta”, “deporte”, “pregnancy”, “strenuous exercise pregnancy”, and “vigorous exercise pregnancy”, “weight gain” con el operador boleano AND.

Se incluyeron estudios, con cualquier tipo de diseño, escritos en castellano, inglés y francés.

Resultados:

La práctica de ejercicio regular durante la segunda mitad del embarazo aumenta la expresión de eNOS (expresión endotelial) y la producción de NO (óxido nítrico) y disminuye la generación de especies reactivas del oxígeno en la placenta humana. En conjunto, estos datos demuestran que el ejercicio crónico aumenta la eNOS / producción de NO, supuestamente al incrementar la tensión de cizallamiento endotelial. Esta adaptación posee efectos antioxidantes beneficiosos sobre el sistema vascular, lo que repercute en una reducción del riesgo de hipertensión, preeclampsia o diabetes durante el embarazo.

Los estudios prospectivos que comparan el mantenimiento regular de la práctica deportiva durante toda la gestación, incluído el tercer trimestre, frente a los conservadores en los cuales se suspendió la práctica de ejercicio a lo largo de la gestación, muestran que no hubo diferencias significativas en la edad gestacional al momento del parto (donde 280 días son 40 semanas de gestación) o variaciones en el percentil de peso al nacer en mujeres que dejaron de correr y las que continuaron haciéndolo. Estos resultados reforzarían la conclusión de que independientemente del trimestre de la gestación en el que se practique el ejercicio físico de intensidad media, y el número semanal de días de práctica, no se verían afectados la duración de la gestación ni se registra un menor peso al nacimiento.
Asimismo, la tasa de partos vaginales aumentó significativamente en las mujeres que realizaron ejercicio físico durante el embarazo en comparación con las que dejaron de hacerlo, pero no hubo una diferencia significativa en función de la duración media semanal de la práctica de ejercicio. Por otro lado, la tasa de nacimientos prematuros no se ve afectada por la práctica de ejercicio físico, y tampoco se encuentran diferencias en la proporción de neonatos por debajo del percentil 10 o por encima del percentil 90.

Conclusiones:

La literatura sobre la actividad física y la gestación han evolucionado a lo largo de las últimas décadas. El estilo de vida sedentario comúnmente adoptado al final del embarazo en la mayoría de las sociedades occidentales puede reflejar un fenómeno cultural en lugar de uno fisiológico.

Actualmente disponemos de estudios empíricos que respaldan los beneficios de la promoción de la actividad física moderada para la salud maternofetal.

En contraste con las alteraciones fisiológicas en la madre y a pesar de las reducciones en el flujo sanguíneo uterino durante el ejercicio materno, los cambios fisiológicos en el feto son pequeños. Se producen cambios relativamente menores en las concentraciones sanguíneas de O2 y sustratos durante el ejercicio prolongado y exhaustivo. Además, a pesar de un aumento de la temperatura de 1 a 2 º C, hay poca evidencia de una alteración significativa en el metabolismo fetal, la hemodinámica cardiovascular o las concentraciones de catecolaminas en la sangre. Estas observaciones sugieren que el ejercicio agudo normalmente no representa un estrés importante para el feto.

Con la debida vigilancia y atención al nivel de riesgo gestacional, el ejercicio moderado y de alta intensidad en los embarazos normales es seguro tanto para la madre como para el feto. Entre los beneficios del ejercicio en el embarazo se incluyen la reducción de las tasas de cesárea,  y el aumento de peso fetal, así como un mejor manejo de la diabetes gestacional.

Asimismo, se establecen indicios de que el  ejercicio supone un medio de prevención de la diabetes gestacional, preeclampsia, o depresión perinatal. En general, la evidencia actual carece de un estudio con un diseño riguroso , y existe una falta de adopción de intervenciones que incorporen actividad física.

Debido a las ventajas del ejercicio físico éste debe fomentarse de acuerdo con el nivel de actividad física previa a la concepción de la mujer.

Bibiografía:

1-Ramírez-Vélez R1, Bustamante J, Czerniczyniec A, Aguilar de Plata AC, Lores-Arnaiz S. Effect of exercise training on eNOS expression, NO production and oxygen metabolism in human placenta.PLoS One. 2013 Nov 14;8(11)

2-Hinman SK1, Smith KB2, Quillen DM2, Smith MS. Exercise in Pregnancy: A Clinical Review. Sports Health. 2015 Nov-Dec;7(6):527-31.

3- Kuhrt K, Harmon M,  Hezelgrave N, Seed P,  Shennan A. Is recreational running associated with earlier delivery and lower birth weight in women who continue to run during pregnancy? An international retrospective cohort study of running habits of 1293 female runners during pregnancy. BMJ Open Sport Exerc Med. 2018; 4(1).

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5-Chu SY, Bachman DJ, Callaghan WM, et al. Association between obesity during pregnancy and increased use of health care. N Engl J Med 2008;358:1444–53.

6-Fortner RT, Pekow P, Solomon CG, et al. Prepregnancy body mass index, gestational weight gain, and risk of hypertensive pregnancy among Latina women. Am J Obstet Gynecol 2009;200:167.e1–7.

7- Ferraro ZM, Barrowman N, Prud’homme D, et al. Excessive gestational weight gain predicts large for gestational age neonates independent of maternal body mass index. J Matern Fetal Neonatal Med2012;25:538–42.

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9- Fraser A, Tilling K, MacDonald-Wallis C, et al. Association of maternal weight gain in pregnancy with offspring obesity and metabolic and vascular traits in childhood. Circulation 2010;121:2557–64.

10- Juhl M, Olsen J, Andersen PK, et al. Physical exercise during pregnancy and fetal growth measures: a study within the Danish National Birth Cohort. Am J Obstet Gynecol 2010;202:63.e1–8.

11- Downs DS, Chasan-Taber L, Evenson KR, et al. Physical activity and pregnancy: past and present evidence and future recommendations. Res Q Exerc Sport 2012;83:485–502.

12- Frew PM, Saint-Victor DS, Isaacs MB, et al. Recruitment and retention of pregnant women into clinical research trials: an overview of challenges, facilitators, and best practices. Clin Infect Dis 2014;59(Suppl 7):S400–7.