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Atención domiciliaria al anciano con deshidratación

Atención domiciliaria al anciano con deshidratación

Durante los meses de más calor el riesgo de sufrir un golpe de calor aumenta especialmente en personas mayores de 65 años. Los ancianos tienen mayor posibilidad de experimentar una deshidratación que el resto de la población por su condición física o ambiental.

AUTORES: Gloria Ayarza Garza DUE, Marta Orcajo García-Muñoz DUE, Carmen Cerrillo Sánchez TCAE, Ana María Camacho Garzón DUE, Ainhoa Cendegui Jaques DUE, Gemma Orejuela Ribera DUE, María Amelia Arán Martín DUE, María Teresa Puigdevall Ramo TCAE, María José Gutiérrez Pérez DUE

RESUMEN

Durante el proceso pueden desarrollar un deterioro importante de su estado general que si no se evita o se trata a tiempo puede desencadenar estados graves o incluso la muerte. Es importante fomentar la prevención estimulando al paciente, a su família o cuidadores a mantener una buena ingesta hídrica y controlando los hábitos diarios del anciano. Durante las visitas domiciliarias el profesional sanitario valorará el grado de deshidratación y actuará en consecuencia, derivando al hospital a aquellos pacientes que presenten un grado severo de deshidratación.

ABSTRACT

During the hottest months the risk of heat stroke increases especially in people over 65 years. The elderly are more likely to experience dehydration than the rest of the population due to their physical or environmental condition. During the process they can develop a significant deterioration of their general condition that if not avoided or treated in time can trigger serious conditions or even death. It is important to promote prevention by encouraging the patient, his family or caregivers to maintain a good water intake and controlling the daily habits of the elderly. During home visits the health professional will assess the degree of dehydration and act accordingly, referring to the hospital those patients who have a severe degree of dehydration

PALABRAS CLAVE: Anciano, deshidratación, síntomas, ingesta hídrica, prevención

OBJETIVOS

Conocer los síntomas y signos de la deshidratación.

Proporcionar atención médica al paciente deshidratado garantizando su recuperación mediante la atención domiciliaria o derivación hospitalaria.

Educar al anciano y a su entorno concienciando de la importancia de una correcta hidratación, incidiendo en la prevención y alertando de la gravedad si no se trata a tiempo.

INTRODUCCIÓN

La deshidratación ocurre cuando el cuerpo tiene menos cantidad de agua y líquidos de las que tiene en condiciones normales. Los ancianos son el colectivo más suceptible de experimentar una deshidratación al tener menos proporción de agua corporal, tener la sensación de sed disminuída o alterados los mecanismos renales de retanción de agua y sodio. La deshidratación puede ser leve, moderada o grave, dependiendo de la cantidad de líquido corporal perdido o no repuesto. La deshidratación grave puede ocasionar la muerte en el 50% de los casos. Los familiares pueden observar en el anciano una alteración de su estado mental habitual así como somnolencia, confusión o apatia. Las caídas también pueden ser un signo de deshidratación en el anciano. El riesgo aumenta en personas demenciadas o con tratamiento de diuréticos. La valoración domiciliaria al anciano se basará especialmente en la historia clínica y en los síntomas y signos que la persona presente y se evaluará la gravedad del caso. Una correcta educación sanitaria puede prevenir estados de deshidratación severos y las complicaciones asociadas.

MATERIAL Y MÉTODOS

Cuando el profesional sanitario llegue al domicilio debe hacer una valoración del paciente, teniendo en cuenta sus antecedentes, los síntomas que presente y su estado general.

La deshidratación puede ocasionar diversos cuadros clínicos. La família puede solicitar un aviso domiciliario al encontrar al anciano con dismninución del nivel de consciencia, la personalidad alterada, fiebre, anorexia, anuria, focalidad neurológica, dolores musculares, etc.

Se deberán inspeccionar la piel y mucosas para valorar la turgencia y sequedad asociada a la deshidratación. Es importante además conocer si existe disminución de peso en un tiempo reciente.

La caída de la presión arterial y un aumento de la frecuencia cardíaca también son signos de deshidratación. Es importante conocer la medicación que toma el paciente para diferenciar la procedencia de la sintomatología. La fiebre también es una de las causas más frecuentes de la deshidratación.

Se deberá realizar un recuento aproximado de entradas y salidas respecto a la ingesta y a las pérdidas por heces y orina. La família puede darnos información aunque no sea detalladamente. Se debe interrogar respecto a si existe oliguria, anuria,o estreñimiento.

Si existe dismninución de la consciencia, debilidad muscular, tetania, etc, aunque no existe un síntoma que describa únicamente la deshidratación, se debe sospechar de ésta especialmente en época de elevadas temperaturas.

El tratamiento de la deshidrtación consiste en la adminsitración de líquidos por vía oral, enteral o intravenosa. La actuación inmediata debe consistir en la rehidratación oral en el domicilio, siempre que el paciente pueda beber, que la pérdida sea leve o que se encuentre estable, por tanto la elección del método de rehidratación dependerá del estado clínico del anciano, de la gravedad del caso y de la disponibilidad de material para el procediemiento. La terapia intravenosa resultará efectiva cuando el paciente se encuentre ante una deshidratación grave. El paciente necesitará una derivación hospitalaria para un tratamiento y seguimiento.

La Organización Mundial de Salud (OMS) recomienda para el déficit de líquidos e iones la pauta siguiente:

100ml/kg por los primeros 10kg de peso +

50ml/kg por los siguientes 10 kg de peso +

15ml/kg por kg de peso restante.

Esta pauta será individualuzada, dependiendo de la situación de cada paciente y ajustando los volúmenes de líquido para no dar lugar a una sobrecarga circulatoria.

El personal sanitario debe informar al anciano y su família de la importancia de prevenir la deshidratación, concienciando de la gravedad que puede ocasionar en casos severos.

Deben conocer que han de ofrecer líquidos con regularidad a lo largo del día, mantener una dieta rica en frutas y verduras, evitar la exposición solar en las horas de más calor, vestir con ropas ligeras y claras y llevar un buen control de la ingesta de diuréticos.

Una adecuada ingesta hídrica garantiza una buena prevención de la deshidratación

CONCLUSIÓN

Las altas temperaturas elevan el riesgo de sufrir una deshidratación en el anciano. Con los años, los depósitos de agua corporal disminuyen, la sensación de sed se altera y la concentración de orina en el riñón disminuye provocando un aumento del riesgo de deshidratación.

En el anciano es un problema muy común y conlleva efectos perjudiciales que pueden evitarse y solventarse si se detectan de manera precoz.

La deshidratación, una vez diagnosticada debe basarse en la rehidratación del paciente dependiendo del estado físico del paciente y de la gravedad del caso.

El mejor método para evitar el problema es estimular al paciente y a su família para que mantenga una buena ingesta hídrica y evite las altas temperaturas.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Estevan Burdeus, P.    Nogales, Aguado. Deshidratación en el anciano: valoración y tratamiento. Problema Clínico. 2006 nº1621 pág 65.
  2. Vivanti, K Harvey, S Ash, D Battistuta. Deshidratación en pancientes hospitalizados. IntraMed. Archives of Gerontology and Geriatrics 47 (2008) 340-355