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Intervención del personal de enfermería ante la prevención de las úlceras por presión

Intervención del personal de enfermería ante la prevención de las úlceras por presión

Los profesionales de enfermería somos conocedores de un problema muy común que afecta a un gran número de enfermos: las úlceras por presión. ¿Sabemos cómo prevenirlas?, ¿sabemos cómo tratarlas cuando ya han aparecido?, ¿conocemos las últimas novedades del mercado?…

AUTORAS: CARMEN CERRILLO SÁNCHEZ**, ANA MARÍA CAMACHO GARZÓN*, AINHOA CENDEGUI JAQUES*, GEMMA OREJUELA RIBERA*, MARÍA AMELIA ARÁN MARTÍN*, MARÍA TERESA PUIGDEVALL RAMO**, MARÍA JOSÉ GUTIÉRREZ PÉREZ*, GLORIA AYARZA GARZA*, MARTA ORCAJO GARCÍA-MUÑOZ*,

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El cuidado y la prevención de las úlceras por presión es responsabilidad nuestra, de los profesionales de enfermería, ya que, pueden ser un indicador del fracaso del cuidado del paciente o la mala calidad asistencial, es por esto que debemos estar actualizados en prevención y tratamiento de las mismas.

Las úlceras por presión también conocidas como escaras o llagas, son lesiones localizadas en la piel. Se producen después de permanecer en una misma posición durante demasiado tiempo. Suelen aparecer sobre prominencias óseas como tobillos, talones, caderas, codos, sacro etc. La edad avanzada, la movilidad reducida, la desnutrición, la humedad por incontinencia, la falta de aporte de oxígeno y los procesos terminales son algunos de los factores de riesgo que pueden contribuir a la aparición o empeoramiento de las mismas.

Cómo profesionales de enfermería deberíamos crear un plan de cuidados personalizado a cada situación y encaminado a prevenir las mismas, ya que, una vez aparecen su curación es lenta y costosa en la mayoría de los casos.

En nuestro plan de cuidados debemos destacar un factor muy importante y que muchas veces no tenemos muy presente como es la nutrición e hidratación de las personas de riesgo. Las personas potencialmente candidatas a padecer úlceras por presión son, muchas veces, enfermos crónicos, con desgana y falta de autocuidado personal por diversos motivos, como incapacidad, desconocimiento, falta de apoyo o recursos, etc. Es necesario asegurar un estado de nutrición e hidratación adecuados, ya que, la desnutrición y la deshidratación son

considerados factores de riesgo muy importantes para la formación de úlceras por presión. Estas personas requieren una dieta hiperproteica y el aporte de nutrientes adecuado para facilitar la cicatrización. Una alimentación equilibrada, en la que no falte una ración diaria de carne, pescado o huevos en la comida o cena (tanto entera como triturada, según tolerancia) y lácteos en el desayuno o merienda, ayudará a la rápida recuperación de los tejidos.

En esta rutina de cuidados debemos incluir también aspectos tan importantes como el examen de la piel, durante el aseo por ejemplo, una vez al día e, incluso, al precisar higiene parcial. Aquí deberemos prestar atención en las zonas de prominencias óseas (talones, tobillos, codos, sacro, etc). A su vez, en este momento pararemos atención en las zonas húmedas del cuerpo del paciente que están expuestas a orina, heces, sudor, estomas, etc. Usaremos jabones o sustancias limpiadoras neutras con potencial irritativo bajo y prestaremos especial cuidado en ofrecer un acabado donde la piel se encuentre perfectamente limpia y seca. No deberemos usar alcoholes ni colonias sobre la piel. En su lugar podemos masajear la zona con ácidos grasos hiperoxigenados.

Otro aspecto a tener en cuenta para prevenir las temidas úlceras por presión es prestar el máximo cuidado durante la movilización y los cambios posturales del paciente. En nuestro plan de cuidados personalizado se reflejarán estos cambios cada dos o tres horas en pacientes encamados. De esta manera vamos a conseguir aliviar la presión sobre las zonas de riesgo como son las prominencias óseas. Para llevarlo a cabo seguiremos una rotación programada siempre que sea posible, es decir, decúbito supino, decúbito lateral izquierdo, decúbito lateral derecho, sedestación. Cabe destacar que siempre debemos registrar la posición en la que se queda el paciente para dar continuidad a los cuidados por el resto de profesionales y turnos.

Es muy importante tener en cuenta que debemos evitar siempre arrastrar al paciente, ya que, podríamos agravar las lesiones. Para finalizar la movilización usaremos dispositivos que mitiguen la presión como colchones de aire, almohadas, cojines o protecciones locales.

La úlcera por presión es una patología frecuente que genera un claro aumento de la morbimortalidad. El personal de enfermería junto con otros profesionales de diferentes ámbitos deben estar formados y entrenados para afrontar la prevención de esta patología en su totalidad para poder llegar a la curación total de la misma y permanecer informados y actualizados en las últimas novedades que surjan del tema. Todo esto junto con un plan de cuidados personalizado, adaptado a cada caso y necesidades concretas nos llevará a conseguir el éxito y la mejora de nuestros pacientes y de nuestro trabajo diario.

BIBLIOGRAFÍA:

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* Verdú J., Perdomo E. Nutrición y Heridas Crónicas. Serie Documentos Técnicos GNEAUPP nº XII. Logroño: Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas; 2011 [acceso 14 de julio de 2016].

* Tomé Ortega M. J. Abordaje holístico del paciente con riesgo de deterioro de la integridad cutánea. En: Rumbo Prieto J. M., coordinador. Cuidados y registros de enfermería en la prevención y tratamiento del deterioro de la integridad cutánea