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Cultura de los cuidados

Cultura de los cuidados

Hoy en día, existe un desequilibrio entre los principios femenino y masculino, lo que conlleva una serie de consecuencias en el mundo en el que vivimos y como lo vivimos.

    Raquel Valiente Castillo (Master Universitario en Iniciación a la Investigación en ciencias de la enfermería)

    Jésica Sanz Rosa (Graduada en Enfermería)

    María Torralba Elia (Graduada en Enfermería)

    Sara Torralba Sánchez  (Master Universitario en Iniciación a la Investigación en ciencias de la enfermería)

    Marta Villagrasa Alloza (Master Universitario en Iniciación a la Investigación en ciencias de la enfermería)

Palabras clave: cuidados invisibles, enfermería, historia de enfermería

Palabras clave en inglés: invisible care, nursing, nursery history

Pero esto no ha sido siempre así. Si nos remontamos a la época del Paleolítico Neolítico la mujer era considerada una diosa. La diosa madre era una imagen que representaba lo orgánico, la naturaleza, lo sagrado; considerada “la madre de la tierra”. (1)

Para la arqueóloga Marjia Gimbutas entre el VII milenio a.C en el sureste de Europa, denominada la “vieja Europa” o la “Europa arcaica”, existían pueblos cuya subsistencia dependían de los cultivos y la domesticación de animales. Estas sociedades estaban basadas en la fraternidad y el apoyo mutuo. Predominaba la cultura matriarcal o matrifocal, agrícola y pacífica, sin rastro de guerras o invasiones. Esta Europa fue destruida por las invasiones de los pueblos indoeuropeos. A partir de este suceso se empezamos a encontrar los primeros episodios de civilización patriarcal. (2,3)

Durante este periodo la mujer era considerada una diosa, la madre de la naturaleza, una naturaleza espiritual. Pero a partir del siglo II todo da un giro drástico y se pasa de la cultura de la diosa a la cultura del “dios todo poderoso”.

Los dioses masculinos comenzarán la destrucción de templos y de símbolos de creencias anteriores y destruirán a las diosas.

En nuestra religión, así como en otras monoteístas, es el Dios e creador de la tierra, siendo la mujer el caos, la destrucción y el demonio. Eva, era símbolo del pecado y la muerte, y María, la Virgen, símbolo de vida y pureza. (4)

Durante el Renacimiento se produce a denominada “caza de brujas”. Las mujeres eran consideradas brujas, hechiceras. Usaban ungüentos, realizaban conjuros. Muchas de estas mujeres fueron juzgadas por el tribunal inquisitorial, el cual estaba formado en su mayoría por hombres, lo cual dio lugar a miles de muertes en la hoguera y en la horca. Un ejemplo de estos juicios a mujeres pude verse en el libro de Carmen Espada: “Dominica la coja”. (5)

En la actualidad la mujer sigue estando menos valorada que el hombre tanto en el ámbito laboral como en el social, un ejemplo de ello son los múltiples asesinatos de mujeres que se producen cada año a manos de hombres. Debemos seguir luchando por una justa igualdad basada en la educación y en el respeto.

La violencia contra la mujer es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. No conoce límites geográficos, culturales o de riquezas. Mientras continúe, no podremos afirmar realmente que hemos avanzado hacia la igualdad, el desarrollo y la paz” (Kofi Annan)

Cultura de los cuidados

            Históricamente la unión entre el cuidado y la mujer ha sido asumida como algo natural, pero a la vez poco valorado.

Solo hay algo que diferencia universalmente a hombres y mujeres: su fisiología” (6)

Curar significa proteger, ayudar, curar, Esta tarea siempre ha estado relacionada con el género femenino. El hombre prehistórico se encargaba de cazar y la mujer de recoger frutos y cuidar a la familia. La recolección dotaba a las mujeres de gran conocimiento sobre el poder de las plantas, no solo como medio de alimentación sino también sobre sus poderes sanadores. Además, se encargaban de cuidar el hogar y de garantizar la supervivencia de ancianos y niños. Esto queda reflejado por Hildergard de Bingen en su libro “Liber Simplicis Medicinae” (7, 8)

Eran consideradas “mujeres sabias”. Sabiduría que en ocasiones fue calificada como brujería.

La profesionalización de la enfermería no ha sido una tarea fácil. La sociedad ha considerado a la enfermera la subordinada del médico, la ayudante.  Sin embargo, la mujer era la encargada de atender los nacimientos, se denominaban parteras o nodrizas. Estas mujeres han ido desarrollando su trabajo asistencial durante el embarazo, el parto y el puerperio, así como enseñando a otras parteras las bases de esta asistencia.

Hoy en día todavía vivimos en una sociedad patriarcal donde el obstetra, ginecólogo(médico) tiende a ser el encargado de los cuidados técnicos durante el parto. Las matronas deben de luchar para conseguir un parto más natural, menos instrumentalizado y centrado sobre todo en el empoderamiento de la mujer y en el respeto a la toma de sus decisiones. (9, 10, 11)

El trabajo doméstico que las mujeres desarrollan no ha sido contemplado como un trabajo productivo, es decir, carece de valor. Así pues, no es de extrañar que sí, históricamente, la mujer ha estado relegada por imposiciones sociales, al hogar, la enfermería naciera adoptando un carácter de arte doméstico. La historia nos muestra como en la Edad Media, el fervor religioso y la motivación hacia el cuidado de los demás fueron los pilares que fundamentaban el trabajo de enfermería.

Los cuidados enfermeros han sufrido la misma desvalorización que los cuidados domésticos, así como una invisibilización de los cuidados hacia los demás.

Isabel Huércanos define cuidados invisibles como: «aquellas acciones profesionales y autónomas de cuidado enfermero que en su mayoría resultan intangibles pero que contribuyen al bienestar y mejoría de las personas tanto o más que las acciones técnicas y delegadas dirigidas al plano únicamente físico de la persona. El fenómeno del Cuidado Invisible consideramos que está compuesto por las siguientes dimensiones de cuidado: Fomento del autocuidado, relación de confianza/seguridad, apoyo emocional, tacto/escucha, confort, ética, respeto y presencia cuidadora»(12)

Los cuidados invisibles son poco reconocidos tanto por la sociedad como por los propios profesionales. A veces no nos damos cuenta que la enfermería se basa en este tipo de cuidados no solo en las técnicas más sofisticadas. Estos cuidados son difíciles de medir, pero siempre están presentes, en gestos tan comunes como dar la mano para aportar seguridad, abrigar cuando hace frío, escuchar…; todas estas acciones cotidianas van encamina dadas a facilitar la mejora el bienestar del paciente. (13,14,15)

Como enfermera considero que deberíamos empezar a registrar, medir y valorar todos estos cuidados con el fin de hacerlos visible tanto para la sociedad como para el resto de profesionales.

BIBLIOGRAFIA

  1. Baring Anne, Cashford  J, van der Post L, Piquer A. El mito de la diosa: evolución de una imagen. Madrid: Siruela; 2005.
  2. Marija Guimbutas. Diosas y dioses de la vieja Europa. Siruela, el árbol del paraíso; 2014.
  3. Germán Bes, Concha. De diosas a vírgenes y brujas. Revista Trama y fondo. Madrid: 2015; Congreso de diosas.
  4. García Herrrero, María del Carmen; Pérez Galán, Cristina. Mujeres de la Edad Media: actividades políticas socioeconómicas y culturales. Institución Fernando el católico. Zaragoza, 2014; 370pp.
  5. Espada Giner, Carmen. Dominica a coja. Una vida maldita, un triste destino. Certeza, 2ªEdición.
  6. Antonina Martín, Montserrat; Flor Pérez, Pilar; Tomas Sábado, Joaquín. “Mujer y cuidados: ¿historia de una relación natural?”. Cultura de los cuidados. Año VII,2003; (13):33-39.
  7. Germán Bes, Concha. La Institucionalización de la Enfermería Universitaria 1978-2004. Análisis con perspectiva de género, 2006; (3).
  8. Mezquita Pipó, Carmen; Siles González, José. El cuidado en el Paleolítico. El rol social de la mujer en los cuidados de supervivencia. Visión desde la narrativa de J.M. Auel. Temperamentvm 2011, 13. Disponible en: http://www.indexf.com.roble.unizar.es:9090/temperamentum/tn13/t7577.php.
  9. García Martínez, Jesús Manuel. El oficio de partera entre los siglos XV al XVIII. Fuentes documentales para su estudio. Cultura de los Cuidados (Edición digital). Año XVI, 2012; (32):88-95.
  1. Martínez Sabater, Antonio. Las nodrizas y su importancia en los cuidados. Cultura de los cuidados (Edición digital). Año XVIII, 2014; (40):9-17.
  2. Germán Bes, Concha; Chamizo Vega, Carmen. Revisión histórica de los cuidados e imagen social de las matronas con perspectiva de género. Temperamentvm 2008, 8. Disponible en:

http://www.index-f.com.roble.unizar.es:9090/temperamentum/tn8/t0308.php.

  1. Huércanos Esparza, Isabel; Anguas Gracia, Ana; Martínez Lozano F. El Cuidado Invisible como indicador de mejora de la calidad de los cuidados enfermeros. Tesela [Rev. Tesela] 2012; 11. Disponible en:http://www.index-f.com/tesela/ts11/ts1106.php.
  2. De la Rosa Eduardo, Rosanna; Zamora Monge, Gerardo. Cuidados invisibles: ¿son suficientemente reconocidos? Index de Enfermería [Index Enferm] (edición digital) 2012; 21(4). Disponible en: http://www.index-f.com.roble.unizar.es:9090/index-enfermeria/v21n4/7947.php.
  1. Bonill de las Nieves, Candela. ¿Cuidados invisibles o profesionales invisibles?Arch Memoria [en línea]. 2014; (11 fasc. 2). Disponible en:http://www.index-f.com/memoria/11/11200.php>.
  1. De Ríos Briz, Nuria. Percepción de las enfermeras asistenciales sobre su rol profesional. Arch Memoria [en línea]. 2015; (12 fasc. 3). Disponible en: http://www.index-f.com.roble.unizar.es:9090/memoria/12/12309.php.